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Putzi, el hombre que "susurró al oído a Hitler y Roosevelt"

Thomas Snégaroff presenta Putzi. El confidente de Hitler, una novela que reconstruye el periplo vital de quien fuera el pianista del Führer.

Thomas Snégaroff, periodista e historiador francés, especializado en Estados Unidos, reconstruye en la novela Putzi. El confidente de Hitler (Seix Barral), la biografía de Ernst Hanfstaengl, un ambiguo personaje que primero fue amigo y pianista de Hitler y después tuvo que huir perseguido por la maquinaria nazi. Pasó de alimentar los aires de grandeza del Führer a intentar acabar con él. Solo al final de la novela, el lector decidirá si se trata de un payaso, un excéntrico, un traidor o un artesano del mal.

Lo apodaban Putzi, "hombrecito" en bávaro, a pesar de que superaba los dos metros de altura. Familia de marchantes de arte, trabajó en este sector en el Nueva York de 1910 y estudió en Harvard. Diez años después, de vuelta a Alemania, establecería un férreo vínculo con el dictador.

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Thomas Snégaroff | Francesca Mantovani / Gallimard

"La figura de Putzi ha quedado muy mermada en la historia. Cuando leemos las biografías de Hitler tan solo encontramos un par de referencias y, sin embargo, es un personaje que estaba muy presente. Le conoce en 1921 y aporta a Hitler muchas cosas que no tenía: redes financieras importantes, dinero y un gran impulso para la revista del partido nazi", explica Thomas Snégaroff durante la presentación telemática de la novela. El autor asegura que Putzi desempeñó un papel crucial cuando Hitler estuvo encarcelado en 1923. "Es quien le visita en la cárcel y le da a leer autores americanos que hablan de la superioridad de la raza blanca. Al salir, Hitler se refugia en casa del pianista y, a título anecdótico, fue la mujer de Putzi quien le convence de que no se suicide", añade. Se hace tan fuerte que Goebbels lo percibe como un rival.

La música es muy importante en esta historia. "Putzi era un gran pianista y una noche, en una boda, tocó Wagner. Esto provocó en Hitler un gran shock. Vio en este personaje el vehículo para llegar a Wagner, que además de compositor era un gran ideólogo del supremacismo blanco. A partir de aquí, Putzi empezó a tocar para él", dice Snégaroff. De hecho, compuso el himno de las juventudes nacionalsocialistas, entre otros.

Es difícil concretar la ideología de Putzi, asegura el escritor francés. "Ni siquiera es nacionalista, hace todo para escapar del servicio militar". El sentimiento de culpa que le provocó la muerte de sus dos hermanos en la guerra le acercó al discurso del líder nazi. "Hitler activa algo muy importante en su mente. Le toca la tecla y crece en él una ideología afectiva. Es visceral, no intelectual".

Caída en desgracia

Tras idas y venidas que desvela la novela, Putzi pierde el favor de su gran ídolo y emprende un exilio que lo lleva hasta el presidente Franklin D. Roosevelt, quien durante la Segunda Guerra Mundial lo utilizó como su principal informante sobre el Führer. "Fue la única persona que trabajó personalmente y susurró al oído de Hitler y de Roosevelt. Esto le acaba salvando la vida. Acaba en el lado bueno de la historia, pero cuando te fijas por qué lo hizo, nos damos cuenta de que hay un vínculo muy fuerte con Hitler hasta el final. En todo momento esperaba que Hitler, que fue quien hizo que huyera de Alemania, le pidiera disculpas. En un diario íntimo escribe en francés ‘es mi vida A.H’.".

Thomas Snégaroff dio con este personaje mientras buceaba en archivos para explorar el concepto de los Estados Unidos nazis en una época en la que en las grandes universidades americanas había muchos judíos. De hecho, el lector descubre las relaciones de la Alemania nazi con determinados círculos de Estados Unidos que "ven en Hitler, al igual que en Inglaterra, al agente de reconciliación frente a un enemigo común judío bolchevique".

De madre americana y padre alemán, la combinación de estas dos nacionalidades era la gran fantasía del protagonista de esta novela. De hecho, le presenta a Hitler mujeres anglosajonas (como las hermanas Mitford) pensando en una posible descendencia que cumpla con su ideal. La asexualidad del Führer sería un gran escollo. "A Hitler le gusta atraer a las mujeres, pero le asquea el cuerpo humano, el físico de la mujer, eso explicaría esta relación un tanto conflictiva con las mujeres. No puede haber contacto carnal. En edad adulta, tenía dificultades para tener relaciones con las mujeres. Putzi me permite explicar esto porque al presentarle a mujeres o hablarle de literatura, espera siempre complacerle, pero con las mujeres fracasa".

Snégaroff es autor de las obras de no ficción L’Amérique dans la peau. Les corps du président américain (adaptada a la televisión en el canal Arte), Kennedy, une vie en clair-obscur (2013), Bill et Hillary Clinton (2014) y Little Rock, 1957. L’histoire des neuf lycéens noirs qui ont bouleversé l’Amérique (2018). Esta es su primera novela. "Asumo mi presencia en el libro", asegura. "Lo que diferencia al ensayo de la novela es que al novelista le gustan las coincidencias y las casualidades, convierte el azar en su miel, es su tesoro, mientras que para el historiador eso es una pesadilla porque está del lado de la razón. En este libro hay unos hilos que un historiador no habría seguido".

Thomas Snégaroff. Putzi. El confidente de Hitler. Editorial Seix Barral. 400 páginas. 20 euros.

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