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Ramón J. Sender, un aviso desde la izquierda de lo que puede suponer un nuevo cantonalismo

Andrés Amorós recomienda leer la novela Mister Witt en el cantón.

Los Libros: ‘Mr Witt en el Cantón’, una novela clásica española

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Andrés Amorós recomienda leer la novela Mister Witt en el cantón.
Ramón J. Sender | Archivo

Ha habido tres grandes novelistas del exilio durante el franquismo, de nivel internacional pero totalmente distintos: Max Aub, que venía de las vanguardias y le gustaba hacer experimentos; Francisco Ayala, intelectual cervantino; y Ramón J. Sender, aragonés, con una fuerza vital terrible que recuerda a Goya o Buñuel.

Ramón J. Sender (1901, Chalamera, Huesca – 1901, San Diego, California) no era un intelectual, era novelista. Era muy rebelde desde joven y fue expulsado del colegio. Con 17 años se escapó a Madrid. Dicen que dormía en los bancos de El Retiro y bebía en las fuentes. Su padre, al enterarse, le hizo volver. A su vuelta a Madrid a los años, se ganó la vida como periodista, muy de izquierdas, muy radical. Estuvo en la cárcel durante la dictadura de Primo de Rivera.

A los 21 años hace el servicio militar en Marruecos. Con esa experiencia, escribe en 1930 la novela de guerra Imán, magnífica pero muy dura. En 1932, publica Siete domingos rojos sobre la lucha de las izquierdas radicales. Parece que era tan de izquierdas que viajó a Moscú a conocer el comunismo y no le gustó nada. En 1935 saca Mr. Witt en el cantón, premio Nacional de narrativa, novela con la que obtuvo gran fama.

Su biografía está llena de sinsabores. En la Guerra Civil matan a su mujer, Amparo Barayón, y a su hermano. Viaja como embajador literario de la República a Francia, EEUU y México. En 1939 se exilia a México y posteriormente a EEUU, donde vive el resto de su vida. Allí publica famosas obras, como Mosén Millán - posteriormente titulada Réquiem por un campesino español-; Crónica del alba o La tesis de Nancy.

Mister Witt en el cantón fue dictada a su mujer en 23 días. Contiene un espléndido y rico reportaje sobre el cantón de Cartagena durante la I República, que duró del 12 julio 1873 a 13 enero 1874. Es un tema muy interesante. Cartagena se declaró república independiente. Hubo un proyecto de Constitución Federal en España y hubo diecisiete estados. Hubo cantones en Valencia, Cádiz, Almansa, Orihuela, Béjar, Jumilla, Coria…

Lo que quiso Sender es unir un drama individual con uno colectivo, es decir, una novela histórica a través de un matrimonio. Él era un inglés culto, racional, curioso por todo. "Le cansaba un poco la civilización, como a todo inglés culto". Ella, Milagritos, era espontánea, apasionada, con el espíritu del Sur. Es imposible que se pongan de acuerdo porque son muy distintos. Es muy tragicómico. Por ejemplo, como no tienen bandera roja, usan la turca, quitándole la media luna y la estrella.

Es una novela muy documentada, como Galdós y Baroja, y demuestra hacia donde conduce el buenismo utópico: sueñan con "sociedad idílica: paraíso terrenal, antes del pecado original", es la utopía del pueblo: "Antonete creía en el certero instinto del pueblo".

Tiene un final trágico: el federalismo conduce a la guerra entre españoles (hoy diríamos: balcanización). Esta novela es una lectura actual, que nos previene desde la izquierda de lo que puede suponer un nuevo cantonalismo.

RAMÓN J. SENDER: "MR. WITT EN EL CANTÓN", edición de José María Jover, Madrid, Madrid, ed. Castalia, col. Clásicos Castalia, 552 págs, 18’50 euros. ISBN: 978-84-70394928

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