Menú
Juan P. Ledesma

Arendt frente a Eichmann: la banalidad del mal

El interés por la naturaleza humana de Arendt radica en la frase: nada humano es ajeno a mí. El problema de Eichmann es que muchos eran como él.

El interés por la naturaleza humana de Arendt radica en la frase: nada humano es ajeno a mí. El problema de Eichmann es que muchos eran como él.
Adolf Eichmann, durante su juicio.

La responsabilidad

Eichmann nunca mató a nadie personalmente, ni judío ni no judío. Por lo tanto, jurídicamente1 no podía ser reo de crímenes individuales pero, al igual que Hitler y otros jerarcas nazis, fue el promotor del asesinato de millones de personas. Paradojas del poder, de la cadena de mando y de la disposición a obedecer de la masa humana. Una interesante conclusión de la Casa de Justicia de Jerusalén fue que "el grado de responsabilidad en un crimen se acrecienta a medida que aumenta la distancia con la persona que toma en sus manos la herramienta de ejecución"2. Es decir, que la excusa con la que Eichmann se quiere disculpar, o salvar, de que él solo obedecía órdenes y que de no hacerlo se veía expuesto a la degradación o a consecuencias peores, no le libra de la responsabilidad por haber participado en la maquinaria de exterminio. Algo que debería apuntarse bien cualquier burócrata que solo pretende "hacer bien su trabajo" sin plantearse problemas de conciencia. Gottgläubiger es la palabra que utilizaban los nazis para expresar que no eran cristianos y que no esperaban vida después de la muerte. Eichmann "murió en su ley", como murieron tantos otros fanáticos que tratan de ocultar y de ocultarse la verdad de sus propios actos: la banalidad del mal, que desafía la palabra y el pensamiento.

El epílogo

Crímenes de guerra

"...La verdad del asunto es que todo el mundo sabía, al finalizar la segunda guerra mundial, que el desarrollo tecnológico de los instrumentos de violencia había convertido en inevitable la adopción de la 'guerra criminal'. La definición de los 'crímenes de guerra' de la Convención de la Haya, que se apoyaba en la distinción entre soldado y civil, entre ejército y población local, entre objetivos militares y ciudades abiertas, había quedado obsoleta. Por lo tanto, se tenía la impresión de que, bajo estas nuevas condiciones, los 'crímenes de guerra' se producían solamente fuera del ámbito militar, donde se pudiera demostrar un propósito inhumano deliberado... Ese factor de 'brutalidad gratuita'..."3

Armenia

"...el caso del armenio Tindelian, que en 1921 mató de un disparo en el centro de Berlín a Talaat Bey, el mayor asesino en los pogromos armenios de 1915. Se estima que se masacró a un tercio de la población armenia en Turquía, ceca de 600.000 personas"4.

Ucrania

"...el caso de Shalom Schwartzbard, que disparó contra Simon Petlyura el 25 de mayo de 1925 en París, causándole la muerte. Petlyura fue capitán en los ejércitos ucranianos y responsable de los pogromos que causaron alrededor de 100.000 víctimas entre 1917 y 1920, durante la guerra civil rusa"5.

El punto

El punto es que ninguno de estos asesinos se conformó con matar a "su" criminal, sino que inmediatamente se entregaron a la policía e insistieron en que se les juzgara. Ambos utilizaron el juicio para, mediante los procedimientos judiciales para el esclarecimiento de los hechos, poder mostrar al mundo los crímenes que se habían perpetrado contra su gente y habían quedado impunes6.

El precedente

"Está en la verdadera naturaleza de las cosas humanas que todo acto que ha hecho su aparición y se ha registrado en la historia de la humanidad, se queda con esa misma humanidad como una potencialidad mucho tiempo después de que se haya convertido en pasado. Ningún castigo ha tenido la suficiente fuerza como para disuadir o para prevenir la comisión de crímenes. Por el contrario, sea cual sea el castigo, una vez que un crimen específico aparece por primera vez, su reaparición es más probable que antes de su primera emergencia. Las razones particulares que nos hablan de la posibilidad de repetición de los crímenes cometidos por los nazis son, por cierto, más plausibles. Para hacernos temblar, bastaría la aterradora coincidencia de la moderna explosión de la población con el descubrimiento de artefactos técnicos que, a través de la automatización, pueden convertir en 'superfluos' grandes sectores de la población —incluso en términos de trabajo— y que, mediante la energía nuclear, sea posible ‘ocuparse’ de esta doble amenaza con el uso de instrumentos al lado de los cuales las instalaciones de gas de Hitler nos parecieran torpes juguetes de un niño diabólico"7.

Eichmann, ¿un monstruo?

El interés por la naturaleza humana de Hannah Arendt radica en la frase: nada humano es ajeno a mí... "El problema de Eichmann es precisamente que muchos eran como él, y que la mayoría no eran ni pervertidos ni sádicos, que eran y todavía son terrible y terroríficamente normales... porque esto implica... que este nuevo tipo de criminal, que es de hecho hostis generis humani,8 comete sus crímenes bajo circunstancias en las cuales es prácticamente imposible para él que sienta o se dé cuenta de que está haciendo el mal."9 ¡No hay conciencia de culpa!

La controversia

Nada más publicarse los artículos en The New Yorker surgió una controversia que fue creciendo con la publicación del libro en inglés hasta alcanzar unas proporciones gigantescas con la traducción al alemán. Apareció, muy especialmente entre la comunidad judía tanto en Estados Unidos como en Israel, un sentimiento de indignación contra el libro de Arendt por dos razones. La primera tiene que ver con el hecho de que la filósofa desvelara el papel que jugaron los "consejos judíos" en Europa durante el Holocausto; la segunda, por la utilización del término "banalidad" para calificar al mal que había causado Eichmann y otros muchos como él. Porque, ¿cómo se puede tildar de "banal" el mal que subyace a tales crímenes de lesa humanidad?

Revisión y corrección de estilo: Francisco Rodríguez Criado

Esta serie concluirá en el próximo artículo.


1 "Judgment, Appeal, and Execution" Arendt, H. Ibd. p. 213-231

2 Arendt, H. Ibd. p. 225

3 Arendt, H. Ibd. p. 235

4 Arendt, H. Ibd. p. 244

5 Arendt, H. Ibd. p. 243

6 Arendt, H. Ibd. p. 244

7 Arendt, H. Ibd. p. 250

8 "enemigo del género humano". Nota del traductor

9 Arendt, H. Op. cit. p. 253

Temas

En Cultura

    0
    comentarios