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Andrés Moret: "Garci es una joya de nuestro cine pero solo exportamos a Almodóvar"

El libro Vida de repuesto retrata el impacto social y cinematográfico que ha tenido el cineasta en la sociedad española y disecciona su filmografía.

El libro Vida de repuesto retrata el impacto social y cinematográfico que ha tenido el cineasta en la sociedad española y disecciona su filmografía.
Garci, recogiendo el Oscar por 'Volver a empezar' (1983) | Archivo

Una vida de repuesto (Hatari), como José Luis Garci entiende el cine y la literatura, es infinitamente más que un repaso aséptico de la filmografía del director que trajo a España el primer Oscar para una película española. Es el boceto de una industria a lo largo de cuarenta años y el retrata del impacto social y cinematográfico que ha tenido el cineasta en la sociedad española. Lo hace desde la mirada de un incondicional. Catorce años ha tardado el guionista y cineasta Andrés Moret (Bilbao, 1977) en lograr este volumen, que supera las 800 páginas e incluye más de 250 fotografías, para publicar el primer libro en el mercado sobre Garci -al menos, sobre toda su carrera-.

Lo de Moret con Garci fue puro flechazo. Llegó a él desde el fútbol, obnubilado por las crónicas sobre el deporte rey que el cineasta hacia en radio y televisión. Luego, se fascinó con sus comentarios de cine hasta que, más tarde, sintió absoluta adoración por sus películas. Ese Garci "mitad cine, mitad periodismo" traducía los sentimientos a planos y secuencias, y eso era casi milagroso.

Una vida de repuesto comienza con la infancia de Garci, en ese Colegio Latino Español "maravilloso" donde profesores y compañeros le pusieron el que sería su nombre profesional en el futuro. Conocemos su adolescencia, sus influencias y sus inquietudes por contar historias (de hecho, primero pensó en dedicarse al mundo de la literatura). Moret analiza para el lector los planos fetiches de Garci, sus obsesiones o su pasión por el sonido directo, el de la realidad. Descubre a un director especialista en ciencia ficción y terror.

PREGUNTA. Lo primero que llama la atención es que, antes de publicarse este libro, no había ninguno escrito sobre toda la carrera de Garci. ¿Cuál puede ser la razón?

RESPUESTA. Garci no es una persona interesada en sí mismo, no guarda derechos de sus películas ni tiene copias de sus manuscritos. No tiene mucho ego y eso seguro que ha influido. Pero es muy curioso que, con cuarenta años de carrera, nadie haya escrito sobre él. Amenábar ya tenía un libro nada más empezar.

P. ¿España está en deuda con Garci?

R. Yo creo que sí. Lamentablemente, España es un país olvidadizo y envidioso, en el que hay grupos que tratan de manipular las cosas. A Garci no se le ha dado la importancia que tiene. Ahora hay un resurgimiento del reconocimiento a su figura. A pesar de tener el Premio Nacional de Cine y otros galardones, creo que no se le ha dado la categoría que merece. Es una de las joyas de nuestro cine y no lo hemos exportado lo suficiente, solo exportamos a Almodóvar. Nunca lo podré entender. Yo iba a las librerías específicas de cine, preguntaba por libros sobre Garci y me decían que no había. Volvía a ir a las pocas semanas e igual.

P. En el libro, dices que el cine de Garci surge en un momento en el que la opinión pública se posiciona en contra del cine español. ¿Ha arrastrado esto a Garci hasta hoy?

R. Sí. Se piensa que el cine español es solo sobre la Guerra Civil y los de siempre cobrando subvenciones. Con esa generalización que empezó en los 80 y los 90, nos estamos tirando un tiro en el pie. Hay mucha variedad. Hay películas de Carmen Sevilla maravillosas o cintas de la Guerra Civil muy buenas, pasando por la ciencia ficción. Sin duda, eso dañó a Garci por querer ser parte del cine español. Garci es un gran defensor de nuestro cine.

P. Recuerdas como, tras ganar el Oscar, la prensa se volcó en elogios hacia su persona, menos El País, que lo tachó de "realizador menor" y añadía que "la filmografía de nuestra lengua tiene obras muy superiores a la ahora galardonada". ¿Qué pasaba?

R. Fue un editorial que no firmaba nadie, algo cobarde. No entiendo por qué esa animadversión ante un español al que le habían dado un Oscar. Traté de indagar pero ya no están muchos de los que estaban, así que queda para el imaginario del cine español saber por qué optar por esa postura.

P. Dices, al comienzo del libro, que Garci te provoca "un nudo en la garganta" que se deshace al final "para dejarte en un estado puro, de emoción superior, que es en sí mismo el cine". ¿Qué ha supuesto en tu vida el cine de Garci?

R. Garci me permite vivir experiencias de manera personal que no he vivido nunca ni tendré la posibilidad de hacerlo. Toca las emociones. Es sorprendente que películas como Asignatura pendiente, que es del año en el que nazco, me hable directamente a mí. Habla sobre oportunidades perdidas y convecciones sociales. Con otros cineastas, no me pasa. Garci es como Tornatore en Italia o Spielberg en EEUU, trasmite una emoción de una forma difícil de hacerlo.

P. Dentro de estas emociones, el amor tiene una gran importancia narrativa en su cine, lo entiende como "la mayor emoción que puede sentir el ser humano". ¿Cómo explora el amor?

R. Desde todos los puntos de vista. Es el colofón a su cine y se ve muy bien en Holmes & Watson. Madrid Days. Garci explora por qué te enamoras y por qué te desenamoras, por qué hay amores incondicionales…y lo hace en todas sus facetas, desde el amor romántico al filial o a la amistad, uno de los grandes temas que le acercan a Howard Hawks. Curiosamente, siendo una persona cero religiosa, también trata el misterio del amor a Dios. En sus personajes religiosos hay una gran humanidad y un aura de misticismo increíble. Lo hace en absolutamente todas sus películas. Es una obsesión en su cine.

P. ¿Cómo han envejecido las primeras películas de Garci?

R. Creo que la primera parte de su filmografía ha envejecido muy bien porque retrata un aspecto documental. En su segunda etapa, aprende a hacer un cine atemporal. Habla de la condición humana y por eso nunca va a dejar de ser actual. Deja un poso de eternidad.

P. Escribes que Garci tiene la mirada en el pasado. ¿Es un director nostálgico?

R. Sí, pero es una nostalgia que usa para explicar el presente. No dice que el tiempo pasado sea mejor, sino nos enseña ese tiempo para que aprendamos de cara al presente.

P. ¿Garci disfruta el presente?

R. Sí, vive con pasión el fútbol, el cine o el boxeo actual, de todo opina. No tiene móvil ni email, pero vive con pasión el presente. Ve cine actual, sabe lo que se está haciendo y está al día en series.

P. Siguiendo ese dicho de "somos las películas que hemos visto", ¿tú quién eres?

R. Yo soy Wilder, me obsesiona su cine en todos los aspectos, desde la ironía con la que se toma la vida al tema romántico. ¡Es tan polifacético! El amor al cine es atemporal y global como experiencia. A mí me aporta tanto Billy Wilder y John Ford como Sorrentino. En España, me he mimetizado en Garci.

P. ¿Es entretenido el cine de Garci?

R. Sí. Es de esos que, aunque lo pongas a mitad de película, siempre vas a encontrar algo en esa escena para seguir viéndola. Eso pasa con solo algunos cineastas. Es muy placentero. Él dice que quiere que su cine sea como un baño caliente.

P. En un momento dado de su carrera, por problemas con las subvenciones, dijo que abandonaba el cine, aunque luego volvió. ¿Qué nos hubiéramos perdido si hubiera cumplido su promesa?

R. Nos hubiéramos perdido al John Ford español. Un desastre mayúsculo para nuestro cine, películas como El abuelo, Canción de cuna, Historia de un beso o You're the One, que para mí es la mejor película de Garci.

P. ¿Tendremos alguna película más de Garci?

R. No se si tendrá las fuerzas suficientes para seguir peleando con el statu quo actual para hacer sólo el cine que a él le interesa. Nunca ha hecho nada de encargo ni nada que le dijeran cómo tenía que hacerlo.

P. ¿Es un director que ha hecho escuela en España?

R. Sí, veo influencia en Rodrigo Cortés y Bayona. Siendo los dos bastante diferentes, ambos son cineastas de la emoción. Son de los más completos del panorama español, se le pueden acercar en temática y en el aspecto visual. Incluso te diría que en el aspecto puramente técnico, Amenábar tiene algo. Son cineastas que se han educado con el programa ¡Qué grande es el cine!, así que las referencias son comunes.

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