La cocinera de Frida (Planeta) es una novela que la propia autora define como "un culebrón mexicano mix policial argentino". Florencia Etcheves (Buenos Aires, 1971), una de las caras más conocidas de la televisión argentina, ha aparcado las historias de crímenes y asesinatos con las que lleva años relacionándose para enrolarse en una historia de ficción que salpica a Frida Kahlo. "Gira en torno a un cuadro maldito que llega a las manos de una muchacha, una porteña, que pondrá en riesgo su vida. Es un cuadro muy valioso por el que hay gente que está dispuesta a matar, pero para ella ese cuadro es mucho más importante porque está protagonizado por su abuela".
La novela trascurre en dos líneas temporales: el pasado, en México en los años 40 y 50; y en el presente, en Buenos Aires. La verdadera protagonista, como anuncia el título del libro, es la cocinera de Frida. Ella es Nayeli Cruz, una joven tehuana que huye de su casa y, tras una intensa aventura, llega a Coyoacán y se instala en la Casa Azul al servicio de la artista. Frida Kahlo vive casi aislada desde el accidente que la dejó paralítica y entre ellas surge una relación "que va a acabar muy mal".
"La novela fue un encargo de mis editores mexicanos, me dijeron que querían que escribiera un policial con Frida Kahlo. Me quedé muy sorprendida. Al principio no se me ocurría nada y no tenía ganas de inventarle nada a Frida. Era un desafío", dice la autora argentina a Libertad Digital. El lector descubrirá a una Nayeli joven, testigo de la relación entre la artista y el muralista Diego Rivera; y una Nayeli anciana, que muere en los primeros capítulos. Su nieta, tras aceptar una "herencia maldita", desentrañará intrigas familiares. "El secreto de la trama policial es que el único testigo muera", bromea.
Florencia Etcheves, con raíces españolas, ha buceado en su propio árbol genealógico para confeccionar la personalidad de Nayeli. "Mi abuela gallega decía que la persona que te cría es la persona que te alimenta. Ella tenía un apego con la comida. En Buenos Aires, cocinaba sus platos gallegos y era su manera de no perder su patria, a la que nunca volvió. Eso siempre se me quedó en la cabeza y decidí que Nayeli hiciera lo que mi abuela, mantener su identidad mexicana gracias a la comida".
La Frida que encontramos en la novela es una mujer impedida que vivía sola en Casa Azul. Coincide con el primer divorcio con Rivera "Abordo desde el año 38 hasta su muerte. Es una Frida consciente de sus limitaciones físicas, pero, al mismo tiempo, empieza a ser consciente de su talento y de su arte, y eso es muy interesante. Se da cuenta de que es mucho más de lo que creía ser y empieza a ser valorada en el mundo del arte". Etcheves no habla "en boca de ella" puesto que, gracias a las numerosas cartas personales, su diario íntimo y los epílogos que la artista mexicana escribió para muestras de arte, ha podido "tomar su voz, sus frases, sus manera de contar y su mirada sobre el universo".
"Kahlo ha sido una mujer inoxidable a lo largo del tiempo, pero el marketing ha sido muy injusto con su imagen y su figura. La ha dejado reducida a una estampa de camiseta con una mujer que sufre constantemente, manipulada y abusada emocionalmente por Diego Rivera. Frida ha sido mucho más que eso. Basta con leer algunas cuestiones sobre su vida o su obra. Diego Rivera llevó la obra de Kahlo a los mejores galeristas al grito de ‘la única artista que hay en Casa Azul es ella’. Ese mexicanote, señor machista de los años 40, se borraba de la escena por ella. Ni todo es blanco ni todo es negro".
Tan bella como caprichosa
"Kahlo era encantadora, una mujer de esas que solo nacen de vez en cuando. Era disruptiva, emanaba una luz especial, era impactante y todo el mundo se volvía a su paso. Pero no era una diosa, era caprichosa, malcriada, fabuladora e imaginativa. Eso la hacía humana y así aparece en la novela", adelanta la autora.
La trama puede conducir al lector a una reflexión sobre el auténtico valor del arte, aunque no es la intención de su autora, que reconoce que escribe "para entretener". "Me gusta que te pongas a leer y se te quemen las milanesas en el horno. Planteo temas en mis novelas y mis personajes actúan según mis cavilaciones. Si eso genera en los lectores algún tipo de reflexión, genial, pero no los quiero llevar a eso".
La novela fue presentada en la Feria de Guadalajara y ha sido traducida al alemán, polaco, inglés o portugués. "Que la literatura latinoamericana llegue a países con una cultura tan distinta me hace sumamente feliz", reconoce Etcheves.
Florencia Etcheves. La cocinera de Frida. Editorial Planeta. 576 páginas. 20 euros.