La imagen de la penúltima noche en este mundo de Carlos Alberto Montaner, el nombre y el hombre de la resistencia política cubana, el gran intelectual y referente liberal del mundo hispánico, es una puerta cerrada, la de su alcoba, y delante dos batidos de una cadena yankee de hamburguesas. Fue el último antojo que compartieron Carlos y su mujer Linda, una pareja eterna que al día siguiente se separarían para siempre. El durísimo periplo hasta ese 29 de junio de 2023, día en que unos médicos, novatos, fueron a la vivienda familiar a practicarle la muerte asistida a Carlos, está contado en el libro Deséenme un buen viaje. Memorias de una despedida (Planeta) escrito por la hija de Carlos, Gina.
La periodista y escritora Gina Montaner, extenuada emocionalmente, ha querido dejar testimonio de cómo fue conseguir la eutanasia en España, legal desde 2021. "Demasiadas emociones revueltas me cortaban la respiración. Llevarlo del brazo hasta esa meta que deseaba alcanzar parecía acortar mi propia vida", escribe. Carlos sufría un párkinson atípico, una parálisis supranuclear progresiva. Sentía "que se le morían las palabras" y su deterioro físico "era muy grande".
En la entrevista para Libertad Digital cuenta cómo fue "este duelo que tiene la particularidad de su planificación", la "arbitraria tasación del sufrimiento insoportable", la "infantilización del paciente" por parte de los médicos y la "luz verde" final, una victoria "en el mundo al revés", estar de enhorabuena cuando la pena te inunda.
En los últimos meses, cada noche, el cine fue la tabla de salvación de los tres, "una suerte de edén donde perderse". La última película que eligieron, Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore.
Dice Gina que Carlos se despidió "pensando que Cuba tendrá su momento y con la tristeza de que no pudo volver".