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'Cara B'

The Sonics, muy vivos y en directo

Los de Tacoma cumplen en la Sala Caracol con las expectativas que nos hacíamos en Cara B sobre su sonido en el escenario.

Los de Tacoma cumplen en la Sala Caracol con las expectativas que nos hacíamos en Cara B sobre su sonido en el escenario.
The Sonics

Hace menos de una semana, un servidor tenía la suerte de entrevistar para esta casa a Larry Parypa, guitarra de The Sonics, a propósito de su visita a nuestro país. Entre otras cosas, conversamos sobre sus próximos conciertos, y vino a decir, sin demasiados rodeos: "esto es rock and roll, y lo que escucháis es lo que hay". No podría estar más de acuerdo con esta afirmación, sobre todo tras comprobar en carnes y oídos propios cómo es un show de la banda.

Para empezar, y sin ningún tipo de presentación, la banda arranca su bolo en Madrid con su salvaje versión de Louie, Louie, seguida de Shot Down y Cinderella. Tres canciones que definen a The Sonics como esa formación que ataca por igual a versiones y originales, llevando el sonido al límite y jugando con el protagonismo compartido sobre el escenario: así lograron, hace ya casi cincuenta años, pasar a la historia como uno de los primeros precedentes de la música garage y punk. Un denso muro de rock and roll trepa con el saxo de Rob Lind y la guitarra de Larry Parypa, dejando que la sección rítmica aguante la construcción. Una sección que, pese a no ser la original (Andy Parypa y Bob Bennet no viajan con la banda), no se resiente en absoluto: apúntenle el mérito al baterista Ricky Lynn Johnson y a Freddie Dennis, bajo y voz en temas como Dirty Robber o la apasionada versión del Keep A-Knockin de Little Richard.

En cuanto a Gerry Roslie, permanece a un lado del escenario tras su teclado, y saca su poderosa voz a pasear en las versiones de Money y Have Love, Will Travel (una de las más esperadas de la noche). Con pequeñas intervenciones habladas, estos veteranos músicos hacen las pausas justas entre himnos de rock and roll y nos hacen pensar en los cuarenta años que pasaron sin tocar juntos... cualquiera sabe a dónde habrían llegado.

Pero no se conceden descansos, y la banda presenta con rapidez algunos de los temas de su nuevo Ep, tal y como Larry nos había apuntado que harían días antes. Un nuevo arsenal con temas como Bad Attitude, que se completa con oldies como Boss Hoss y el fin de la primera parte del show: un atronador Psycho que hace las delicias del personal, y que pone a Roslie en primer plano. Rob escupe notas en su saxo, recordando la ametralladora que en tiempos marcó una de las notas importantes de la banda, y Larry ejercita sus dedos por encima del contundente conjunto sonoro.

Tiempo ya para los bises, que se inician con Freddie cantando el Rockin’ in the Free World de Neil Young,y que pasaban por los dos temas que definen el peso histórico de la banda en la música popular. En primer lugar, atacan con "Strychnine" (canción editada por primera vez en 1964, con una letra transgresora y un sonido incontestable), y cierran la noche con la que fue su primer single, "The Witch" (un guiño al comienzo de su historia, aplaudido por un público altamente satisfecho con lo que escuchó).

Y así, en poco más de una hora, unos músicos con muchos kilómetros, muchos años y aún más espíritu, arrojan limpiamente un ladrillo de rock and roll que hace blanco entre ceja y ceja del espectador. Los Sonics se marchaban y su música, como siempre, permanecía.  

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