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El arte del villancico español

María José Santiago grabó en la Catedral de Sevilla un excelente concierto.

María José Santiago grabó en la Catedral de Sevilla un excelente concierto.
Villancicos españoles

La canción por excelencia estos días es el villancico. Una copla popular que lo mismo tiene resonancias infantiles, con voces blancas, que adquiere tintes flamencos, sobre todo en tierras andaluzas, donde suelen interpretarse por bulerías desde que así lo entronizara un legendario cantaor apodado El Gloria. La tradición del villancico se extiende por toda España, aunque en el Sur adquiere ecos especiales, sobre todo en la provincia de Cádiz, donde en los propios hogares, teatros, locales de peñas flamencas preferentemente, están instituidas las llamadas "zambombas" (nombre del más popular de los instrumentos de acompañamiento) a cargo de profesionales o aficionados, que rinden ofrenda canora al nacimiento de Jesucristo.

Conviene recordar que el vocablo villancico proviene, desde tiempos de la Edad Media, del término villano. No en la acepción de malvado, sino en la del originario de villa. Y es que los primeros villancicos surgieron de gentes del pueblo, de aquellos que no eran hidalgos. Claro que aquellas canciones de villanos no tenían el carácter religioso de época contemporánea relacionadas con la Navidad. Las había dedicadas a la festividad del Corpus Christi o a la Virgen de un lugar. Y otras tenían argumentos cotidianos y se consideraban villancicos paganos. Así, por ejemplo, está catalogada una pieza muy popular, que llegó a armonizar Federico García Lorca: Los cuatro muleros. Fueron los franciscanos, monjes relacionados con los campesinos, quienes llevaron los villancicos a la tradición navideña. Varias son las clases de villancicos. De los más primitivos, los campanilleros, que proceden de muy antiguas cofradías de pueblos y aldeas, cuyos integrantes rezaban por las calles, de madrugada, antes de la amanecida, tocando campanillas para despertar a los fieles, invitándolos a sumarse a la piadosa comitiva de cánticos y plegarias. Se asocian los campanilleros a los coros de la Aurora dedicados a la Virgen. Manuel Vallejo, uno de los más grandes cantaores, creó un cante jondo con las populares letras de campanilleros que se conocían hace de esto algo más de un siglo, aunque no las registró en disco hasta 1929. Unos pocos años más tarde serían Canalejas de Puerto Real, Pepe Pinto y sobre todo La Niña de la Puebla los que siguieron aquella estela.

Si bien hay letras de villancicos escritas por genios como Lope de Vega, o en el siglo XX gracias a la inspiración de Rafael Alberti y Miguel Hernández, el pueblo ha seguido recordando piezas llenas de ingenuidad y ternura que proceden de desconocidos autores: desde el castellano Ya viene la vieja, (también conocido como Campanillas verdes, que otros aseguran de procedencia cordobesa o sevillana) al catalán Fun fun o el andaluz Chiquirriquitín. Malagueño es Ring, ring. Los peces en el río, jerezanos. Madre en la puerta hay un niño, Campana sobre campana, La Virgen se está peinando... La lista, sería interminable. El más universal villancico sin duda alguna es Noche de paz, del sacerdote Joseph Mohr, autor de la letra, a la que puso música Franz Gruber. Se estrenó en la Misa del Gallo de 1818 en la iglesia de San Nicolás, en Oberndorf, pueblecito austriaco. No ha dejado de escucharse desde entonces. Y otro título internacional –en un estilo muy distinto, que suena muchas veces con "swing"- es Navidades Blancas, del norteamericano Irvin Berlin, que estrenó en 1942 el sensacional "crooner" Bing Crosby. Cien millones de copias lo han convertido en uno de los títulos más rentables de la industria discográfica. Podemos añadir otro, El pequeño tamborilero, también de origen norteamericano, del que Raphael hizo la primera versión española en 1964 y no ha dejado de cantarlo en estas fechas, amén de una copiosa relación de artistas de la copla y el pop.

Hace tiempo que ya no suelen aparecer novedades de este género, aunque sí se reeditan cada año antiguas grabaciones de villancicos, muy en concreto medio centenar de ellos que registró Manolo Escobar; los primeros en 1959. A resaltar el esfuerzo que supone sacar al mercado un disco así, cuando su audición apenas si dura un mes, este de diciembre. Es lo que acaba de hacer la jerezana María José Santiago. Un vídeo grabado hace un año en la Catedral de Sevilla. Navidad flamenca que ha contado con el concurso también de dos grandes figuras del cante: Esperanza Fernández (El tamborilero) y  Arcángel. Aquella es ya una veterana de las bulerías. Junto a villancicos de puro sabor gitano, tan repetidos estos días en Jerez de la Frontera y alrededores, destaca la adaptación de Los campanilleros. María José Santiago ha cumplido el pasado 16 de noviembre cincuenta años. Es de familia calé por línea paterna. Canta desde que era muy niña. Con catorce años tuvo que ponerse a trabajar como dependiente de unos almacenes de Jerez, en donde luego pasó a ser locutora de los mismos. Es una cantaora excelente, que domina varios palos flamencos, en especial las bulerías. Las alterna con las coplas. ¡Feliz Navidad a cuantos nos leen!

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