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La zarzuela se renueva con Diana Navarro

En su último disco se estrena con un repertorio del género chico compuesto hace más de un siglo.  

En su último disco se estrena con un repertorio del género chico compuesto hace más de un siglo.  
Diana Navarro

Diana Navarro (Málaga, 1978) es una de nuestras más brillantes intérpretes de la canción, procedente del flamenco. En el género de la copla es donde más ha destacado hasta el presente. Precisamente inició una trilogía discográfica dedicada a la canción española (Camino verde), continuó con otra grabación de flamenco y ahora la ha completado con la basada en un repertorio popular de fragmentos de zarzuelas. Se titula Género chica. Partiendo del género chico. Ella ha jugado con esa denominación, adjetivándola en femenino.

Se llamó género chico a las representaciones zarzueleras que por lo común sólo tenían un acto y se programaban pasada la medianoche, como final de los espectáculos del día. "La cuarta de Apolo" se refería precisamente a esa función postrera con la que se cerraba el telón de aquel célebre teatro madrileño de la calle de Alcalá, hoy sede de un importante banco. Que se catalogara una pieza "del género chico" no suponía desdoro alguno con respecto a una zarzuela de tres actos. Sólo se establecía –repetimos- la menor duración. Las primeras zarzuelas surgieron mediado el siglo XVII. Calderón de la Barca fue uno de sus primeros autores. El nombre procedía del terreno, lleno de zarzas, en donde se construyó el primer teatro de la Zarzuela, para satisfacer los gustos musicales de Felipe IV. El mayor auge de esta clase de teatro musical, mezcla de sainetes o dramas con música enraizada con el folclore popular, se registró entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siguiente. En la actualidad acusa un evidente retroceso y sólo se programan temporadas en Madrid y aisladamente y muy de vez en cuando en otras grandes capitales. 

Lo que ha hecho Diana Navarro con su reciente disco Género chica merece en principio un reconocimiento por abordar un género tan español, con su equivalencia europea en la opereta, que siendo parte de nuestra cultura musical está muy olvidado. Las nuevas generaciones apenas –por no decir que nada- saben de zarzuelas. La artista malagueña, con su preciosa voz, puede acercar estas canciones centenarias con su Cd a los jóvenes que siguen su trayectoria artística con interés.

El repertorio elegido pertenece, salvo un tema (Sola) que es una balada con la que se consagró a comienzos de su carrera, a prestigiosos autores líricos: Barbieri (del que aparece un fragmento de La verbena de la Paloma); Federico Chueca (La alegría de la huerta y La Gran Vía, con su popular Tango de la Menegilda); Ruperto Chapí (La Revoltosa, Las hijas del Zebedeo); Jerónimo Giménez (La Tempranica, de la que suena su conocida pieza "La tarántula")... En total, una decena de títulos de ese castizo género chico que Diana Navarro resucita de un lejano pasado valiéndose de unos arreglos muy diferentes a los clásicos de la zarzuela. "Un concepto sinfónico electrónico", lo define ella. ¿Por qué no? Imaginamos que a los melómanos habituados a escuchar añejas grabaciones les chocará el nuevo estilo aquí empleado. Siguiendo esa teoría, Diana no nos hace olvidar a Teresa Berganza y otras insignes sopranos que, hace ya tiempo, brillaron con sus romanzas. Pero como entendemos que lo que ha pretendido la bella artista no es emular y competir con las grandes voces de la lírica sino exponer sus versiones a su gusto y al de los jóvenes que la siguen, digamos que ha salido airosa de su, sin duda alguna, arriesgada experiencia. Porque canta de maravilla y ha sido respetuosa con las partituras, salvando ese acompañamiento musical que ha elegido. Ha vuelto a demostrar su versatilidad musical.

Lo que ignoramos es si, en adelante, va a abandonar la copla y el flamenco, que es lo suyo. Imagino que no, para deleite de quienes como yo la considera la gran voz de la canción española de este nuevo siglo.

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