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Serrat y su gira de más de 100 conciertos

Serrat no ha perdido encanto, esa magia que siempre le acompañó en sus historias costumbristas.

Serrat no ha perdido encanto, esa magia que siempre le acompañó en sus historias costumbristas.
Joan Manuel Serrat | Archivo/Cordon Press

Con unos días de antelación felicitamos a Joan Manuel Serrat, que el próximo sábado, 27 de diciembre, cumplirá setenta y un años. Nacido en la barriada obrera del Poble Sec barcelonés, dejó sus estudios universitarios, tras cursar Peritaje Agrícola para convertirse en un cantautor de éxito, hoy en día el más reconocido en su estilo. Previamente, en los primeros años 60, se había curtido como miembro de un cuarteto musical que versionaba las canciones de moda. Su paso por el grupo catalán, de filiación nacionalista, Els Setze Judges le proporcionó el preciso dominio del escenario, cara al público, venciendo su timidez inicial y sus escasos recursos interpretativos. Fue a partir de 1965 cuando se inicia su despegue en solitario. No ha olvidado la fecha del 18 de febrero de tal año cuando acometió su primera actuación en el estudio Toreski (llamado así en recuerdo de un veterano locutor) de Radio Barcelona, en el programa Radioscope, que comandaba Salvador Escamilla. Por tanto, será dentro de dos meses cuando celebre sus bodas de oro profesionales.

Anticipándose a esa efeméride, a primeros del pasado noviembre apareció su último trabajo del que dimos cumplida noticia, y que ahora comentamos ya más detenidamente. Se trata de cuatro Cds. Con el título genérico de "Antología desordenada". Para realizar tal selección hubo de espigar en las seiscientas y pico composiciones que ha firmado hasta nuestros días. Trabajo minucioso y complicado. "Fue una elección personal porque cada cual tendrá las suyas preferidas, y yo las mías". Así, hay temas que en su día pudieron pasar inadvertidos, de esos que a lo mejor casi nadie recuerda ya, pero que, precisamente por ese olvido, el autor considera que ahora merecen, digamos, una revisión. Y por supuesto están las indispensables, las imprescindibles en la memoria de los millones de seguidores que tiene. Buscando la complicidad de una serie de colegas con quienes en su día realizó algunos duetos, e incorporando otros especialmente grabados para esta ocasión, Joan Manuel Serrat no quiso que el medio centenar de piezas reunidas fueran sólo con su voz. Sólo la mitad y de ellas, quince en catalán y el resto en castellano. Por distintos motivos, hay once registros del pasado, que corresponden a dúos, entre otros, con Mina ("Sin piedad"), Mercedes Sosa ("Aquellas pequeñas cosas"), Miguel Ríos ("Cantares"), Miguel Ríos, Ana Belén y Víctor Manuel ("Hoy puede ser un gran día"), Carlos Núñez ("Princesa)… Los duetos que hizo entre la primavera y el verano últimos, fueron con Les Luthiers ("Las malas compañías"), Joaquín Sabina ("Me gusta todo de ti"), Miguel Poveda ("El meu carrer"), Lolita Flores ("Mediterráneo"), Luis Eduardo Aute ("Y el amor"), Rubén Blades ("Para la libertad")… Sólo hemos encontrado uno que, desafortunadamente, rompe la magia de la canción: "Penélope", donde Gino Paoli no está a la altura y su voz parece desvanecerse ante la del propio Serrat. Recordemos que es una de las escasas canciones de su repertorio cuya música no es suya, sino de Augusto Algueró, quien entregó la partitura especialmente a Joan Manuel para que le pusiera una letra. A lo que accedió, encantado. Se ha rodeado de jóvenes colegas, que mucho le respetan, como Dani Martín, Alejandro Sanz, Estopa, Pablo Alborán… Sorprende que también haya elegido para cantar al alimón al conocido humorista y presentador Andréu Buenafuente, que sale airoso del trance.

Para los que no hayan tenido ocasión de escuchar estos cuatro discos de Serrat diremos que su voz actual no es muy diferente a la de hace cincuenta años. Puede que esto parezca, a priori, una mala percepción por nuestra parte, pero así lo creemos. Ha modificado algunos arreglos, sí. Pero no hallamos cambios sustanciales con aquellas creaciones de sus primeros tiempos. Sigue siendo el cantautor intimista, cercano, algo monótono desde luego en ciertos momentos, pero que no ha perdido encanto, esa magia que siempre le acompañó en sus historias costumbristas, en sus retratos de gentes de su entorno, en las reflexiones que siempre formaron parte de su manera de contemplar la vida. Y medio siglo sin perder su identidad es muy meritorio. La primera de esas cincuenta canciones responde a su biografía, a sus principios y ancestros: "Cançó de bressol" (Canción de cuna), la que mezcla castellano y catalán como un homenaje a su madre, aragonesa, y a su padre, barcelonés: "Por la mañana, rocío; al mediodía, calor; por la tarde, los mosquitos; no quiero ser labrador…".

Serrat estará presente en un programa especial que Televisión Española ha grabado para la Nochebuena, el próximo miércoles. Y allí dará a conocer una parte de las grabaciones que les hemos comentado, incluyendo algunos dúos. Lo que no podemos asegurar es si, por problemas técnicos, le harán recurrir a los "play-backs" (lo corriente en esos programas enlatados). No ha sido nunca un problema suyo. Sí que en el pasado, desde aquel 1968 de su espantada eurovisiva, no era persona grata en los estudios de Prado del Rey y son escasas sus apariciones en ellos, de ahí que su presencia este año sea un acontecimiento musical. En pasadas ediciones navideñas quien no faltaba era Raphael, al que este año han dado descanso ante las cámaras. Ya volverá…

En cuanto a su gira internacional Joan Manuel Serrat la emprenderá de aquí a dos meses. El 24 de febrero es el inicio, en Montevideo, desde donde viajará a Buenos Aires y otras capitales argentinas, para proseguir ya en abril en Santiago de Chile. Si no hay cambios, actuará en España a partir del 7 de mayo en Sevilla, Granada, Pamplona, Lérida, Zaragoza y en Madrid, en plenas fiestas de San Isidro. Mes en el que, a finales, estará en el Olympia de París y después, en Londres. Y el verano, a tope… "No he descubierto mejor manera de pasar la vida que haciendo giras y cantando para la gente. Me retiraría caso de encontrar algo más divertido que hacer. Sólo mi mujer es la que me recuerda que le gustaría verme más por casa".

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