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Niña Pastori: una flamenca ahora con sus sones latinos

Pastori tiene su "pellizco", su "aquel". Sin ser cantaora pura no se aparta unos mínimos cánones de los cabales. Su último disco, Ámame como soy.

Pastori tiene su "pellizco", su "aquel". Sin ser cantaora pura no se aparta unos mínimos cánones de los cabales. Su último disco, Ámame como soy.
Niña Pastori en la promoción de su último disco | EFE

En ese revoltijo actual de rumberos, que se repiten en sus letras y músicas más que el pepino y otros más vulgares baladistas aflamencados, supone una agradable novedad musical la figura de Niña Pastori, que trata de romper siempre lo manido e intentar algo nuevo, como en su último disco, Ámame como soy.

Ya en 2006 fue innovadora con "Joyas prestadas", cantándole a Serrat, Juan Luis Guerra, Maná… Y a su buen amigo y paisano Alejandro Sanz, al que nuevamente recrea, ahora con La música no se toca. La docena de piezas contenidas en este reciente álbum nos ofrece a Niña Pastori en duetos con el antes mentado autor dominicano, rey de la bachata ("Si tú no bailas conmigo"), con el veterano Rubén Blades ("El cantante"), al lado de Francisco Céspedes ("Hola soledad") y en una original colaboración en la que cuenta con Sara Baras zapateando mientras ella canta "Remolino". Es vieja tradición en el mundo flamenco esa dualidad, poco conocida en tiempos recientes. Ya en el pasado, "bailaoras" de tronío hacían valer sus pasos de danza en grabaciones de artistas copleros. Y el propio Antonio el Bailarín registró discos él sólo, sin cantaores, dejándonos para la posteridad el clásico "Zapateado", de Sarasate. Quizás el ejemplo más completo lo tuvimos con Carmen Amaya, en grabaciones, cantando y bailando –que era lo suyo esto último- al tiempo.

Pero, retornando al mundo de Niña Pastori es notable su esfuerzo por ser distinta en su arte. No posee ciertamente una voz flamenca poderosa. Ella lo sabe; los ortodoxos no le prestan, creemos, suficiente atención. Mas dentro de esa corriente de baladistas que aflamencan su repertorio Niña Pastori tiene su "pellizco", su "aquel", que sin ser cantaora pura no se aparta de algunos mínimos cánones de los cabales. Entre dos aguas, diríamos, parafraseando a Paco de Lucía.

Ahora Niña Pastori transita con cantes y baladas envueltas en sones latinos principalmente; lo que viene denominándose salsa y que antiguamente en Cuba comenzó llamándose son. Manera de acercarse más a los gustos del público joven que la sigue. Y sin perder, desde luego, su acento aflamencado. Es más que aceptable su versión de "Te quiero, te quiero", tantas veces interpretada por multitud de autores desde que la estrenara Nino Bravo. Pues, bien: en boca de Niña Pastori, el tema es tan respetuoso al original como diferente en su interpretación, sin desvirtuarlo y aportando unas notas distintas. Nos gusta, como en general todo el disco. En el que incluye una clásica pieza brasileira, "Usted abusó" la samba de Antonio Carlos y Jocafi que tantos han incluido en su repertorio, empezando por aquel maravilloso Sergio Mendes. Niña Pastori se une a esa lista de versioneros de lujo.

María Rosa García Garcí, madre de dos hijos

Llamada María Rosa García Garcí debe su mote al de sus padres, que así eran conocidos: Los Pastori. Con cuatro años María Rosa se iba con su madre a cantar. Tan joven, no es extraño que fuera ganando en experiencia, como adivinó Camarón de la Isla, su paisano de San Fernando, cuando la invitó a subir al escenario donde él desgranaba su cante para que la niña, entonces con sólo doce años, se luciera en un teatro gaditano. Y ya con dieciocho años puede decirse que Niña Pastori se hizo profesional al estrenarse discográficamente. Debut del que quedó en la memoria de muchos aquello de "Tú me camelas".

Los amores que ella canta con esa gracia y picardía de los gaditanos los empezó a vivir en carne propia cuando conoció a Julio Jiménez, al que llaman "Chaboli". Se casaron en diciembre de 2002. Él viene de la rumba flamenca, que no en vano es hijo de Jeros, que era el alma de Los Chichos y se murió de mala manera sin poder controlar sus adicciones. "Chaboli" contribuye al éxito de Niña Pastori, como productor, estrecho colaborador de sus grabaciones y actuaciones y también autor. Pareja perfecta que se quiere mucho. Tienen casa en San Fernando (Cádiz) y ella, lo único que lamenta al desplazarse para cumplir sus compromisos artísticos es dejar por unas horas o más frecuentemente días, a sus dos hijos, Pastora y María, de ocho y tres meses y medio; sobre todo a la pequeña, claro. Pero, así es la vida de los artistas.

Niña Pastori cumple veinte años artísticamente y se ha labrado un nombre muy popular en toda España con todo mérito.

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