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El engaño que se esconde detrás de Paquito el Chocolatero

Se cumplen 80 años del estreno de Paquito el Chocolatero. 

Se cumplen 80 años del estreno de Paquito el Chocolatero. 
Paquito el Chocolatero | Cordon Press

En todas las fiestas populares que se suceden en verano por toda España raro será que no suene alguna vez, si puede ser interpretado por alguna orquestina para que alegre más a ritmo de charanga y bulla, el pasodoble "Paquito el Chocolatero", que invita en seguida a ser coreado por peñas de mozos (y mozas, que diría el ignorante y tonto de turno, despreciando la gramática). Sin ir más lejos, en las últimas fiestas sanfermineras de Pamplona volvió a ser escuchado día tras día. Y su partitura la tienen bandas y orquestas de toda España, algunas de las cuáles las programan siempre durante las corridas de toros. Pero por muy popular que su audición resulte, me apuesto a que son muy pocos quienes conozcan su historia. Los que sí están más enterados son los oriundos de la zona levantina donde se escuchó por vez primera.

"Paquito el Chocolatero" se estrenó en 1937, compuesto por el maestro Gustavo Pascual Falcó, con ocasión de celebrarse la fiesta de Moros y Cristianos en Cocentaina (Alicante). Su origen se debe al trato familiar y asiduo que mantenía con un cuñado suyo, Francisco Pérez Molina. Entre ambos surgió un día la oportunidad de que el primero le dedicara al segundo una de sus creaciones. Momento que llegó pasando unas vacaciones los dos, entre familia, en la sierra valenciana de Mariola. Sacó al compositor unos papeles, y entre ellos el de la partitura de un pasodoble que dedicaba a su pariente, titulándolo "Paquito el Chocolatero", con el diminutivo con el que se conocía entre sus más cercanos al señor Pérez Molina, propietario de una fábrica de chocolates. Musicalmente la pieza contiene unos ritmos menos habituales en otras marchas utilizadas en esas fiestas de Moros y Cristianos. En cuanto a la letra, originalmente escrita por su autor en valenciano, traducida, dice así: "Paquito el Chocolatero es un hombre muy formal / que cuando llega la fiesta va siempre muy arreglado/ se pone el vestido de fiesta / el puro, café, licor. / Y se va a la comparsa para olvidarse de todo. / Es la fiesta desfilando entre flores y colores. / Es la fiesta desfilando "cantahueso" y el "vero" / para poder aguantarlo / mientras dura nuestra fiesta / tan valenciana, tan popular…". Y así, hasta otra cuarteta y estribillo, que concluye cuando Paquito se va a la fábrica al día siguiente y se pone a trabajar con sus chocolates.

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Pero una vez que el pasodoble en cuestión se hizo muy popular, primeramente en toda el área valenciana y finalmente en toda España, un pícaro, de los muchos que por desgracia abundan, inscribió la misma partitura haciéndola pasar como propia en la Sociedad General de Autores. Lo más probable es que Gustavo Pascual Falcó, el auténtico creador de la pieza, no la hubiera inscrito en su momento. Ello, desgraciadamente, no es la primera vez que sucede, por olvido, error o quién sabe qué clase de equívoco. Enterada la familia de Gustavo Pascual Falcó, una vez muerto éste, pleiteó durante varios años, hasta que finalmente tuvo que ceder pactando con una editora musical el cincuenta por ciento de los beneficios. Por tanto, la mitad de los derechos fueron para aquel sinvergüenza aprovechado.

Cierto es que hay una letra distinta a la original, una segunda versión digamos del texto, pero la música es la misma y el ritmo de marcha, igual, aunque existen infinidad de versiones con arreglos diversos. Por ejemplo: poseo una grabación con la voz del valenciano Luis Lucena, y en el disco y el dorso de la carpeta del disco figura como autor Gustavo Pascual Falcó, y como adaptador J. Pérez Villaplana, que es de suponer no tenía relación alguna con el primero citado, el que en verdad compuso "Paquito el Chocolatero". La partitura original, por cierto, se exhibe en el Museo del Fester, de Cocentaina.

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