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Manolo García, sobre Cataluña: "Humillar no es el camino"

El ex miembro de El último de la fila siente una mezcla de “pena” o “indignación” “viendo un barco lleno de policías en el puerto de mi ciudad".

El compositor Manolo García se colocaría el primero de la fila para depositar la papeleta o lo que fuera, o que lo sea al final, el folio casero cortado a mano con los bordes de pelillos, el domingo 1 de octubre. Así ha querido que conste en un comunicado que ha colgado en su página web.

Aunque le "da muchísimo pudor", un pudor "intrínseco e intenso" posicionarse. Pero como él cantó: "Todo es ahora". El ex miembro de El último de la fila no quiere ponerse de "perfil" "en estos momentos" en los que cree que "humillar no es el camino". Y se posiciona en la línea naif, engañosa y victimista de los políticos independentistas catalanes entonando el mantra de que no hay nada malo en votar, hurtando al verbo la sustancia, su complemento directo, lo que se vota. García de apellido, ni Pujol ni Puigdemont ni Forcadell, se pregunta: "¿Por qué no se puede escuchar la opinión del pueblo catalán? ¿Por si no gusta a todo el mundo? ¿Y es eso lo correcto? ¿No querer oír cuando se intuye que quizás no guste la respuesta?"

A quien no le gustó lo que oía fue a su compañero de Fila, Quimi Portet, cuando hace un año en un crucero de Formentera a Ibiza montó una bronca en público a un camarero por incompetente al no entender catalán.

García, de segundo también García, y de segundo Pérez, porque tiene apellido castellano compuesto, siente una mezcla de "pena" o "indignación" "viendo un barco lleno de policías en el puerto de mi ciudad" porque "no es policía lo que hace falta para entenderse". La legalidad no figura en la materia gris de todo el comunicado.

¿La solución? Otro mantra, el del diálogo: "Siento que en democracia la política debe ser diálogo. Escuchar, no sólo oír; hablar, y no sólo con los que opinan como uno mismo. Y trabajar para encontrar soluciones. En estos días muchos políticos parecen esforzarse mucho menos en buscar soluciones que en reforzar una crispación de la que quizás obtengan un rédito político pero a un alto precio social que pagamos todos". Y se repite "diálogo, por favor. Nunca violencia ni intimidación. con política como deben resolverse las encrucijadas política".

Manolo de nombre, ni Joan, ni Carles, sí siente "que algo, o mucho, no funciona si se piensa que es correcto insultar a los que opinan de forma diferente", pero mete en el mismo saco al cantautor Joan Manel Serrat, que ha hablado de un referéndum sin garantías y a Lluis Llach, el diputado de Junts pel Sí que ha amenazado a los funcionarios, "muchos de ellos sufrirán", ha dicho, si cumplen con la legalidad del Estado.

Sí que es verdad que a los Serrats, Évoles y compañía que ahora se llevan a las manos a la cabeza, pero que nunca dijeron nada cuando se impidió la escolarización en español o se multó por rotular en catalán, se les podría cantar esa otra de "¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité? Nadie es mejor que nadie, pero tú creíste vencer".

Pues "Vendrán días", otro gran tema de uno de los solistas más exitosos del pop aflamencado español. Y entonces quizá se cumpla ese otro gran tema suyo que dice que "cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana".

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