Menú

Sôber: "Decir 'sí' a ser libre es primordial"

La banda publica La sinfonía del Paradÿsso (El Dromedario Records, 2018), una reedición orquestal y festiva de su trabajo más popular.

La banda publica La sinfonía del Paradÿsso (El Dromedario Records, 2018), una reedición orquestal y festiva de su trabajo más popular.
Jorge Escobedo y Antonio Bernardini | David Alonso Rincón

A finales de febrero, Sôber ofreció un concierto en el Palacio de Congresos de IFEMA para interpretar Paradÿsso, el álbum que, hace quince años, los convirtió en superventas e, incluso, los ubicó en el escaparate de la radiofórmula. Este show contó con un barniz sui generis: a los madrileños los acompañó OCAS, una orquesta sinfónica fundada en 2002 y dirigida por el maestro Manuel Paz. Así, en directo, el grupo anticipó el lanzamiento de La sinfonía del Paradÿsso (El Dromedario Records, 2018), una reedición orquestal y festiva de su trabajo más popular, que ve la luz este viernes 4 de mayo. Esto sirve de excusa a LD para conversar con dos miembros de la banda: los guitarristas Jorge Escobedo y Antonio Bernardini.

P: Sôber, para vosotros, ¿qué es la autenticidad?

Antonio Bernardini: Lo que hemos hecho desde el 94: apostar por un sonido, por un estilo de música que antes no existía, al menos, en España, y no movernos un milímetro de eso. Hemos sido fieles a un estilo, fieles a nosotros mismos y a nuestro trabajo.

P: ¿Seguís diciendo "sí a ser libre"?

Jorge Escobedo: Por supuesto. Sería un error no pensar en esto. Es una metáfora que puedes aplicar a cualquier momento y a cualquier actitud de tu vida. Decir "sí" a ser libre es primordial.

P: Celebráis el 15 aniversario de Paradÿsso con esta reedición "en clave sinfónica y rockera". ¿Cómo se os ocurrió conjugar eso?

AB: Queríamos hacer un homenaje al disco Paradÿsso, que iba a hacer quince años, y ya por 2016 se nos juntaron varios factores: nos presentaron a un director de orquesta, Manuel Paz, que hacía cosas de este tipo, con gente que no era, estrictamente, del mundo clásico; le dimos una vuelta, con una primera aproximación en un concierto acústico en Oviedo, y vimos que qué mejor forma de regrabar el disco y darle un homenaje con una sinfonía detrás. Ahí empezó todo. Fue un cúmulo de situaciones, de conocer gente, y de hacer un trabajo muy interesante.

P: Han pasado quince años… ¿En qué ha cambiado Sôber durante este tiempo?

JE: Hombre, han cambiado muchas cosas. Como decía Antonio, hemos intentado ser siempre fieles a nuestro trabajo, muy impetuosos con el público, muy respetuosos y muy sinceros. Tenemos más experiencia, sabiduría, vivencias… También hay cambios a nivel personal. Unas cosas llevan a las otras.

P: ¿Más sabe el diablo por viejo que por diablo?

JE: Posiblemente sí (risas).

P: ¿Habéis sido alguna vez crucificados por pecados de esos que no sabéis si apenas cometisteis?

AB: Sí. Muchas veces. Sobre todo, cuando te expones al gran público, como pasó en Paradÿsso, que fue nuestro primer disco que se hizo disco de platino. Llegamos a un público al que nunca pensábamos llegar, a sonar en los 40 Principales, radiofórmulas… Te expones de una manera en la que tu mismo público, a veces, se retrae o se asusta de haber descubierto un grupo underground y que, de repente, lo escucha tu vecino. Hemos tenido críticas, pero hemos sabido salir de ellas. Nosotros no nos movemos del camino y la gente se da cuenta de que luego ha habido épocas en la que no se ha vendido tanto y hemos seguido en el mismo sitio.

P: La autenticidad.

JE: Ser sincero con lo que haces. Situarte en un plano fijo y ser sinceros. Es así. No hay otra manera.

sober-entrevista-1-03052018.jpg
Dos de los integrantes del grupo Sober. | David Alonso Rincón

P: Creo que es Pérez-Reverte quien dice que, pese a los diferentes matices, es evidente, él siempre escribe la misma novela. ¿Os pasa algo similar con vuestros discos?

AB: Intentamos siempre dar un punto de vista diferente. Quizás en las letras sí puede haber un poco más de continuidad, pero en la música intentamos dar un poquito de avance: producción, sonidos… Pero el esqueleto base, digamos, es el concepto que teníamos cuando empezamos: base contundente, voces melodiosas, armonías, letras que tengan varios niveles de lectura, no meternos en política, no meternos en cosas que hacen otros grupos y que les va muy bien, pero a nosotros no nos va bien esa fórmula.

P: Me gustan, especialmente, cómo suenan los bonus tracks. En "Superbia", cantáis: "Se agotarán las almas y nos condensarán el corazón". ¿Hay hoy menos almas y más corazones condensados que entonces?

JE: La sociedad va cambiando. El público va cambiando, afortunadamente. Estamos notando que hay almas nuevas que se van acercando al "Paradÿsso Sôber". Ya somos casi tres generaciones, somos del 70 o del 72. Viene nuestro público, que ya tiene nuestra edad, la generación anterior y luego la nueva. Los hijos. Te das cuenta de que te haces mayor de cojones (risas). Pero también es muy bonito. Todo se reduce a intentar ser muy pragmático, muy objetivo y muy sincero. Cuando tienes algo efímero, que vienes y vas… no eres reconocible. Las almas venideras, por supuesto, están acogiendo y recibiendo el legado de Sôber. No sé si esto es exactamente la contestación a la pregunta que hacías (risas).

P: ¿Hay hoy menos almas y más corazones condensados que entonces?

JE: Las letras tienen varios tipos de lectura. Esto está dentro de una canción, de un contexto. No solemos extrapolar todo lo que decimos al momento social o artístico que vivimos. Pero corazones vemos: en las caras de los fans, de los seguidores que hemos tenido toda la vida.

P: Antes, Antonio ha dicho que no os metéis en política. Yo creo que no sois partidistas, pero sí que incluís versos con un barniz político. Por ejemplo: ¿está más cerca el momento en que "la avaricia de la raza humana hará que todo se pierda"?

AB: Tienes razón. Cuando decimos que no nos metemos en política queremos decir que no somos un grupo reivindicativo. En ese verso, hablamos más de que la gente acapara cosas, compra cosas que no necesita, el hecho del consumismo: era la época de la burbuja inmobiliaria… Te ves con tantas cosas, y luego no tienes nada. En un segundo te lo pueden quitar todo. De eso va esa canción.

P: ¿Qué no hay que perdonar? ¿A quién o a qué no hay que dejar pasar?

JE: Uff…, es una pregunta complicada. Más que en el plano profesional, que es el que nos acontece, creo que es una pregunta muy personal. El grupo se ha encontrado en su trayectoria con muchas situaciones: ha tenido encontronazos, infortunios, de todo. ¿Hay que saber perdonar? Depende de lo que te hayan hecho. A nivel plano, profesional, Sôber no ha tenido que perdonar nada porque nunca le han hecho nada. Son vivencias, experiencias… de todo se aprende. Hemos pasado por compañías en las que hemos acabado mejor o peor, management, incluso trabajadores que nos han hecho perrerías. Hasta nos han robado. Pero hay que perdonar. Tienes que intentar ser mejor persona cada día, ser fiel a lo que haces, y quienes se han portado mal contigo, pues ya tienen el problema ellos.

P: Finalmente, ¿hay material de, digamos, nueva cosecha a la vista?

AB: Sí. Siempre estamos haciendo cosas. El disco este estaba fraguado desde 2016, y en esa época teníamos Vulcano listo para sacar. En ese momento, veníamos de hacer un disco en directo por el 20 aniversario de la banda, y no lo teníamos muy claro. Entonces, hicimos el lanzamiento de Vulcano y seguimos trabajando en esta. Le dimos una o dos vueltas de tuerca y decidimos hacerlo en estudio: no se había hecho un rock más sinfónica en un estudio. No podemos estar más contentos. El trabajo ha sido durísimo. Hemos mezclado como 60 instrumentos. Había unas 120 pistas. Nuestro ingeniero, Alberto Seara, se las ha visto muy duras. Pero la mezcla ha quedado espectacular.

En Cultura

    0
    comentarios