José Luis Perales anunció la semana pasada su retirada definitiva de los escenarios, y esta mañana se ha pasado a charlar con Federico Jiménez Losantos en Es la mañana de esRadio. Juntos han promocionado tanto su gira de despedida, que comenzará en mayo del año que viene, como el recopilatorio homenaje Mirándote a los ojos, que acaba de publicar junto al documental Algo nuevo que contarte, en el que repasa toda su trayectoria. Y juntos, también, han recordado algunos de los momentos más importantes de la biografía artística del compositor: desde que aprendió música, allá en Castejón, hasta sus primeros pasos titubeantes en Madrid; su relación con el destacado productor Rafael Trabucchelli; y diversos hitos que nunca buscó demasiado, pero que le cayeron del cielo sin que él supiese muy bien cómo sobrellevarlos.
"Yo estoy componiendo siempre", ha dicho él, "todavía lo hago. Sigo siendo un amante de la composición". Y así ha querido definirse durante toda la entrevista: más como un escritor de canciones que como un cantante al uso. "Recuerdo que, después de enviar la primera maqueta con diez canciones, me llamaron de una casa de discos y me dijeron que como cantante no me veían, pero que tenía mucho futuro pese a todo, porque había muchos artistas que necesitaban letras", ha confesado. Eso le mantuvo alejado de los micrófonos durante un tiempo, que no desaprovechó, pese a todo. En aquellos días surgió la canción que terminó de catapultar al éxito a Jeanette, ¿Por qué te vas?. Y por aquel entonces vivió también el acoso y derribo de Trabucchelli, que le insistía constantemente en que su futuro pasaba por la música y que tenía que dejar su trabajo. "Por supuesto que se lo agradecí en muchísimas ocasiones, tiempo después".
También llegaría su primer gran hit, Celos de mi guitarra, y todo lo demás: número uno de ventas en diversos países de hispanoamérica, vuelos varios a Argentina, y el reconocimiento paulatino y "sorprendente" de toda España. La charla ha concluido con un recuerdo: el momento en el que Marc Anthony se arrodilló a sus pies en mitad de un concierto. "Yo no sabía qué hacer. Soy de Cuenca, no sabía dónde meterme", ha dicho. "Pero después el chico de Cuenca se sintió tan bien, cantando, que a veces siente que no merecía tanto, me parece a mí". Por último, se ha despedido explicando que se retira "únicamente de los conciertos. Al final soy un señor de 75 años, y ya toca parar un poco".