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Enrique Bunbury: "'Nueva normalidad' es un término inaceptable con el que pueden colarnos lo que sea"

El compositor conversa con LD a propósito de Posible, su décimo álbum de estudio, un proyecto "tremendamente personal", "quizás de transición".

El compositor conversa con LD a propósito de Posible, su décimo álbum de estudio, un proyecto "tremendamente personal", "quizás de transición".
Enrique Bunbury | Jose Girl

Enrique Bunbury (Zaragoza, 1967) publica este viernes Posible, su décimo álbum de estudio. El compositor lo define como un proyecto "tremendamente personal", "quizás de transición" y, aunque el peso de los teclados es mayor que el de las guitarras, niega que se trate de un disco de música electrónica. De Posible ya nos contó algo en LD el verano pasado: "Es un guiso lento. No es un trabajo habitual y no tiene los tiempos convencionales, pero saldrá algún día".

Ese guiso, ya listo para ser servido, estuvo a punto de no salir de la cocina: "A mitad de grabación –nos dice ahora el autor de "El extranjero", "Porque las cosas cambian" o "De todo el mundo"– tuve un momento de vértigo, pensando que no sabía hacer este disco, que no iba a llegar al punto que me había planteado". Finalmente, Posible hizo honor a su nombre. En esta oscura colección de diez canciones, escritas "con el desorden de la urgencia", se combinan la ambigüedad con la contundencia, la belleza y la desolación, la oscuridad y "la luz encendida". El álbum crece y se entiende mejor a medida que es escuchado una y otra vez: "Es cierto que las canciones pueden aceptar diferentes lecturas, pero lo que quiero decir es una sola cosa, que además creo que está ahí, y que no tiene por qué ser difícil de comprender". Por si acaso, Bunbury avisa en "Mis posibilidades (Interstellar)": "Responsable soy de lo que escribo y digo, / de lo que entiendas, no".

Posible sirve como excusa para entablar esta conversación:

P: Enrique, antes de nada: ¿qué tal lleva el confinamiento?

R: Aceptablemente. No quiero quejarme, porque debemos tener empatía y compasión con los fallecidos, los enfermos, toda la gente sin trabajo. Soy consciente de la miseria y del hambre en sectores de población desfavorecidos, de las que vienen y de las que ya están entre nosotros. Hace unos días, daban la cifra de 38 millones de personas que se quedaron sin trabajo en EEUU. El futuro es ya.

P: ¿De qué manera le ha afectado, a nivel profesional, la pandemia?

R: Retrasé unas semanas el disco. Porque pensábamos que el confinamiento sería cosa de un par de semanas, como dijeron en un principio. Pero cuando se alargó la cosa pusimos fecha definitiva, para tirar adelante y seguir con planes, proyectos, por salud mental y física. En cuanto a la gira, la cosa se complica y la pasamos al 2021.

P: ¿La expresión "nueva normalidad" es un oxímoron de mal gusto?

R: Es un término inaceptable, a mi parecer, con el que pueden colarnos prácticamente lo que sea. Quiero ser cauteloso, porque sé que la gente tiene miedo y familiares que, de forma directa o indirecta, han pasado por la enfermedad. Eso no quita para que estemos atentos a lo que viene. Creo que hay debates importantes que deben ponerse encima de la mesa intentando dejar a un lado el pánico, la política y los malos modales. En mi opinión, el debate de la seguridad y/o la libertad, por ejemplo, es uno de ellos, con todas sus ramificaciones. ¡Como para hacerlo en Twitter! El debate de la salud individual en manos de gobernantes e instituciones. Los derechos y deberes. El poder de instituciones internacionales ejercido de forma directa o indirecta sobre los estados. La omnipresencia de los intereses de los gurús filántropos de las nuevas tecnologías y dejar en sus manos el diseño de un nuevo mundo. Podemos mirar hacia otro lado, pero eso es lo que se cuece mientras nosotros nos agobiamos con las mascarillas.

P: ¿Cualquiera en su sano juicio se hubiera vuelto loco en un mundo así?

R: (Risas) El mundo es un lugar maravilloso. Alejarnos de las leyes de la naturaleza nos hace comportarnos de modos y maneras irracionales. Todavía estamos a tiempo.

P: "Sé dónde está la salida: es hacia dentro". ¿No hay ningún escape extramuros?

R: Necesitamos vivir la realidad que nos toca vivir, pero dedicarle un tiempo a la meditación, a conectarte con la matriz universal, es sanador y terapéutico. Afuera, también existen vías de escape magníficas: el arte, el amor, los enteógenos...

P: ¿Cuántas veces ha visto su casa arder?

R: Metafóricamente unas cuantas, y tantas otras la he vuelto a construir. A todos nos sucede a lo largo de nuestra vida. Cambios más o menos sustanciales que suponen un nuevo comienzo. No siempre los cambios los realizamos en el momento que deseamos, hay muchas veces que estamos forzados a volver a construir un nuevo hogar, una nueva vida, por circunstancias externas que nunca hubiéramos elegido.

P: Y siempre la ha vuelto a construir, aunque conservando los cimientos, de manera diferente. ¿Repetirse es morir?

R: Hay quien es sedentario y quien es nómada. La sociedad necesita de ambas formas de ser. Necesitamos de quienes construyen bases sólidas. Pero también, y como dice otra de las canciones, "sin desviarse de la norma, el progreso no puede avanzar". Si piensas en la ciencia, por ejemplo, los grandes avances fueron muchas veces contra la opinión general: Galileo, Einstein, Ramón y Cajal, Servet… Ninguno fue bienvenido por parte de la comunidad científica en su momento. Necesitamos de quien ponga el foco en el lugar donde los demás retiran la mirada.

P: ¿Y cambiar de traje es sano?

R: Si lo dices con el doble sentido del chaquetero, no me asusta confirmarte que me dan más miedo los que nunca cambian de opinión que los que revisan sus argumentos, investigan y son capaces de decir: me equivoqué. La palabra "chaquetero" tiene una mala prensa inmerecida. Cierto es que no es lo mismo tener una doble cara y decir a unos una cosa y a otros otra, que desviarte en algún momento de tu vida y replantearte tus convicciones. En absoluto me considero fundamentalista de nada. No hay un libro sagrado del que no pueda cuestionar algún fragmento. La vida está llena de matices, que nos enriquecen y completan.

P: "Y he renunciado a demasiado en los últimos años / realizando un esfuerzo total / para un modesto resultado". ¿De verdad cree que ese resultado ha sido modesto?

R: Escuchando los discos de mis compañeros, siempre pienso que la grandeza les acompaña más a menudo que a mí y con mucho menos esfuerzo. Que tienen mayor facilidad, y que alcanzan cotas más altas. No puedo evitar pensarlo. Escuchándoles, reconozco, que tengo envidia. Pero no una envidia sana, en absoluto, envidia de la mala. ¡Cabrones!

P: ¿La construcción de Posible ha sido la más compleja de toda su carrera?

R: Es muy probable que haya sido así, como dices. Para mí fue un disco complicado. A mitad de grabación tuve un momento de vértigo, pensando que no sabía hacer este disco, que no iba a llegar al punto que me había planteado. Que desconocía las herramientas, que no estaba capacitado. Supongo que hacer un disco como alguno de los que hice en el pasado tenía muy poco interés para mí. Son caminos ya recorridos, conocidos. Sé cómo se graban esos discos. Este álbum tiene sus propias características y, al desconocer algunos aspectos tecnológicos que utilizamos, en algunos momentos, el disco se me hizo muy cuesta arriba.

P: El álbum remata una trilogía que arrancó con Palosanto y, a la vez, abre un nuevo camino hacia un lugar que desconoce. ¿Qué intuye de ese lugar? ¿Qué pistas ofrece?

R: Voy a moverme de sitio. Aunque cuando se inicia una nueva andadura, no se abandona todo lo aprendido. Daré pasos hacia una nueva aventura y algo de lo que soy o he mostrado hasta ahora, imagino, permanecerá.

P: En la anterior entrevista, le dije que Expectativas, a nivel sonoro, pero también literario, me parecía su trabajo más abrumador. Lo que pensaba necesita un lifting: creo que Posible va más allá: en el sentido musical, me parece más ambicioso, más arriesgado; en el letrístico, más radical y desesperanzado. ¿Lo suscribe?

R: Lo suscribo porque me gusta creer que lo que ofrezco tiene validez y llega y toca el corazón de alguien. Y que se valora el esfuerzo y el cariño puesto en el trabajo. Pero yo no pienso en esos términos con respecto a mis discos. Les tengo un cariño parejo a todos. Les puse mucho empeño y casi preferiría que no hubiera competición entre ellos. No creo que a ningún padre le guste ver a sus hijos pelearse.

P: ¿En qué consiste escribir con "el desorden de la urgencia"?

R: Te cuento mi teoría. Siempre que un creador conecta con el mundo de las ideas, con la matriz universal, con las musas, como quieras llamarlo, se establece una comunicación fascinante que deseas que no acabe nunca. Desgraciadamente, la realidad se interpone en nuestro camino. Tenemos que llamar al fontanero, hay una reunión de padres en el colegio de nuestra hija, el fin de semana que viene organizaremos una fiesta de cumpleaños, ¿qué vamos a comer hoy?, llaman a la puerta… Multitud de pequeños y grandes obstáculos a los que también tenemos que atender y nos sacan de esa zona en la que todo son ideas fascinantes y frases y notas y ritmos y canciones. Permanecer el máximo de tiempo conectados se convierte en nuestra obsesión y cuando volvemos después de atender al fontanero, nos cuesta un buen rato retomar el hilo, ¿cierto? Encontrar herramientas y maneras para permanecer en ese estado de emergencia o volver a acceder de la forma más rápida y eficiente se ha convertido en un tema muy importante para mí. Y el desorden de la urgencia consiste en introducir la mano en esa profundidad abisal, que es la matriz universal, para dar con las ideas que conformen una nueva obra.

P: Me sorprende el carácter mercúreo de esta colección de canciones: se escurren, se entienden de manera diferente a medida que se escuchan una y otra vez. Canta en "Mis posibilidades (Interstellar)": "Responsable soy de lo que escribo y lo que digo; / de lo que entiendas, no". ¿Hago una pregunta retórica si le digo que lo ha hecho a propósito?

R: Es cierto que las canciones pueden aceptar diferentes lecturas, pero lo que quiero decir es una sola cosa, que además creo que está ahí, y que no tiene por qué ser difícil de comprender. No he querido hacer textos crípticos ni escurridizos. He querido que sí aceptara lecturas realizadas desde diferentes vidas, pero que, si así lo deseas, puedas entender perfectamente lo que quiero decir.

P: Por cierto, ¿en esta canción en particular –y en el disco, en general– hay algo de Gurdjieff? Recuerdo que una vez me contó que lo estaba leyendo. Busqué en Internet textos sobre él y le reconozco que no me enteré mucho de en qué consistía su doctrina. ¿Me la podría explicar brevemente?

R: "Mis posibilidades (Interstellar)" es una canción que tiene la película de Nolan en el recuerdo. Habla de realidades paralelas y las infinitas versiones de ti mismo que podrían coexistir en diferentes universos. En cuanto a lo de Gurdjieff, joder, ¿cómo me haces esto? (Risas) A ver si me explico y ordeno también mi caos personal. ¡Como si Gurdjieff fuera sencillo de entender! No te pienses que yo sé mucho más de los conocimientos básicos de El Cuarto Camino. Propone, si he entendido bien, una doctrina basada en la autorrealización personal, la búsqueda del conocimiento como único sentido de la vida. Recopila de distintas disciplinas y escuelas filosóficas orientales, para llegar al autoconocimiento y así lograr alcanzar nuestra chispa divina o iluminación, a través de tres caminos: el cuerpo, la mente y las emociones. Gurdjieff propone unificarlos todos en un solo camino, el Cuarto.

P: "Las palabras escogen el momento. / Prefieren el silencio a tanto ruido. / Han decidido callar / y dejar a los demás seguir por su camino". Me gusta esta especie de personificación: las palabras, algo tan humano, algo tan trascendente ("En el principio era el Verbo", decía el evangelista Juan), optan por enmudecer. ¿Se ha minusvalorado la palabra? ¿El diálogo ha sido engullido por el berrido?

R: Esa es la lectura preocupante. El sentido básico del lenguaje y de la palabra se ha dejado de lado y hemos pasado directamente a la discrepancia y el enfrentamiento. La posibilidad de entender, y explicar las preocupaciones del otro, forman parte de la maravilla de la lengua. A través de un código, una serie de palabras, podemos comprender qué siente, qué piensa y qué compartimos con el otro. Ese valor debe primar sobre la búsqueda urgente del lugar del desencuentro.

P: ¿El auge de la inteligencia artificial va de la mano de la demencia humana?

R: Creemos que los caminos de la ciencia son inevitables. Que el mundo será robotizado, computerizado, digitalizado, o no será. Personalmente, cuanto más cerca de la naturaleza me encuentro, más capaz me siento de entender el propósito y sentido de la vida.

P: ¿Le han ofrecido muchas veces la mano personas que, previamente, le señalaron con el dedo?

R: Claro. ¿A quién no? Pero contrariamente a lo que dice la canción, yo soy muy poco rencoroso. O tengo memoria de pez.

P: ¿Sucumbirán los hombres y mujeres libres ante el "escuadrón de la moral"?

R: Quiero creer que son efectos secundarios de una tecnología lo suficientemente novedosa como para cometer algunos errores básicos. El afán por la lapidación, la vigilancia de nuestros vecinos… Eso está muy feo. Esa gente que se quejaba e insultaba a tuit en grito porque una abuela del tercero izquierda había bajado dos veces a comprar y no entraba en la tienda. ¡Por favor! ¡Qué rápido se pone el tricornio la gente! Y ¡qué poco durarían en la cárcel! Los soplones, ya se sabe, no son muy bien recibidos. ¡Un poco de elegancia, honor, saber estar y, por supuesto, compasión, comprensión y empatía!

P: Y, para finalizar: ¿volverán, si es que alguna vez los hubo, los tiempos en los que los ojos verán primero la certeza y después la sospecha?

R: Espero que vuelvan pronto los besos y los abrazos. Y, por supuesto, los tiempos en que el ciudadano proteja a su vecino y no lo delate. Otra cosa es lo que pretenden. Está claro que el enfrentamiento entre los ciudadanos, los soplones, el señalar con el dedo, el "pues anda que tú"… interesa bastante para tener a un pueblo sometido. Si me permiten el consejo, tengamos cuidado, que vienen tiempos difíciles y tenemos que estar a lo que hay que estar.

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