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Así es el interior del Musikverein, la imponente sala dorada donde se celebra el concierto de Año Nuevo en Viena

El tradicional concierto de Año Nuevo se celebrará sin público en su sala más emblemática, orgullo musical de Viena.

El tradicional concierto de Año Nuevo se celebrará sin público en su sala más emblemática, orgullo musical de Viena.
Detalle del lugar donde se coloca la orquesta en el interior del Musikverein. | David Alonso Rincón

Es el concierto de los conciertos. El más visto y el más exclusivo, con una larga lista de espera para poder adquirir las mejores entradas, aunque este año no será posible entrar en la sala.

Millones de personas en todo el mundo disfrutan por televisión, durante la apacible mañana del primer día del año, de este tradicional concierto, que también ha sufrido los trastornos del coronavirus: la Sala Dorada estará vacía y los aplausos saldrán de los altavoces.

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Detalle de las sillas donde se sienta el público. | D.A.

El Musikverein es el centro más afamado del Clasicismo y de los amantes de la música clásica y la elegancia. Presenciar un concierto en este lugar significa conocer Viena, la ciudad de la música, en todo su esplendor. El edificio está situado en Karlsplatz, a poca distancia del bulevar y recuerda por su apariencia exterior a un templo, construido en 1870 por Theophil Hansen con un estilo histórico, con columnas.

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Este templo de la música contiene en su interior el corazón mismo de la música clásica: su famosa Sala Dorada o Goldener Saal. Con un diseño incomparable, además de su acústica, la sensación de que el sonido te envuelve es única en todo el mundo, incluso visitando la sala completamente vacía y sin sus brillantes músicos alimentando de las mejores composiciones nuestros oídos. Tiene 48 m de longitud, 19 m de anchura y 18 m de altura. Cuenta con 1.744 asientos y unas 300 plazas de pie. Gracias a su forma rectangular, el recubrimiento de madera, el espacio hueco bajo el suelo de madera, que actúa como caja de resonancia, su falso techo de madera, el sonido pasa de ser excepcional a sublime.

Todos los años, en la Gran Sala del Musikverein tiene lugar el Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena, que es retransmitido para un público de millones de telespectadores a nivel internacional. Pero la pandemia impone limitaciones: la música resonará este 1 de enero en un auditorio vacío, ya que las restricciones sanitarias en Austria, en pleno tercer confinamiento, impiden que haya público en la Sala Dorada del Musikverein.

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La antesala de entrada desde la puerta principal del Musikverein. | David Alonso Rincón.

No habrá público, pero sí aplausos. Gracias a un programa informático, la orquesta podrá escuchar en unos altavoces las ovaciones y el agradecimiento de algunos miles de espectadores que seguirán el recital desde casa.

Esta edición del tradicional Concierto de Año Nuevo, la número 81, estará dirigida por el maestro italiano Riccardo Muti, lo que lo convertirá en la batuta viva que más veces ha dirigido el recital.

Aplausos telemáticos

La ausencia de público en la sala impedirá que Muti dirija las palmas con las que tradicionalmente se acompaña la legendaria Marcha de Radetzky, que marca el fin de fiesta.

Los aplausos del público sí sonarán al término de la primera mitad y al finalizar la famosa marcha para cerrar un Concierto de Año Nuevo diferente, en el que podrán ser partícipes personas de todo el mundo.

El sistema de registro telemático para poder aplaudir en directo estaba inicialmente pensado para que se apuntaran unas 2.000 personas y ocupar así simbólicamente los asientos libres que habrá en la Sala Dorada, pero al poco tiempo se superó el número previsto.

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Fachada principal del Musikverein, en Viena. | David Alonso Rincón.

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