"No sé de qué están hechas las almas, pero la suya y la mía son solo una". Esa es la frase que Blas Cantó ha tomado prestada de las Cumbres Borrascosas de Emily Brontë, como prólogo de la emocionante historia que relata en el videoclip de Voy a quedarme, la canción con la que nos representará en el festival de Eurovisión el próximo 22 de mayo en Rotterdam y que —sin duda— será una de las más importantes de su carrera.
El tema lo compuso para su abuela, después de que —hace unos meses— falleciera a causa del coronavirus. Es un homenaje para ella, a la que Cantó llama "madre" sin tapujos. Desgraciadamente, como les ha ocurrido a tantas familias en el mundo durante la pandemia, no pudieron despedirse. Pero, de alguna manera, lo ha hecho a través del videoclip, que salió el pasado 8 de marzo.
El abrazo que necesitaba
"Este video es como una especie de despedida, que no se pudo dar en la vida real", explica. Algo que le agradece enormemente a Mariluz, la señora de 79 años con la que lo grabó. Ella supo darle ese abrazo que le hacía falta. "Me recompuso", reconoce. "Creo que lo necesitaba, ahora que lo veo con distancia".
Durante la entrevista, Blas se ha acordado del importante papel que tienen los abuelos "en la vida de tantos niños". A veces, porque "sus padres trabajaban todo el día". En su caso, "porque mi madre estaba sola". Para él "fueron un pilar fundamental", en su educación y en su crianza.
El artista murciano recuerda con nostalgia —pero con una sonrisa— algunos pasajes de su infancia. Sus preferidos: los que tienen como protagonista a su abuela. "Realmente fue mi madre", asevera. Aunque reconoce que le gustaba "hacerle rabiar".
El objetivo siempre fue Eurovisión
El próximo 22 de mayo, Blas Cantó cumplirá un sueño: representar a su país en Eurovisión. Un objetivo que tuvo desde bien pequeño. De hecho, lo intentó en la versión junior del certamen, cuando tenía solo 11 años, interpretando una canción titulada "Sentir". Un tema "muy adulto para un niño", reconoce ahora.
No obstante, lo recuerda con cariño y enseguida se le vienen a la cabeza algunas de sus frases, al ser preguntado por aquello que le traslada a su infancia: "El olor de mi tierra, el rocío en la hierba, y ese sol que no vuelve a salir".
Él se crio "rodeado de Eurovisión". Su familia lo veía, "como todas las familias de España". Le imaginaban allí. Así que ahora "de grande", que va a representar a España, "es un sueño hecho realidad".
Eso sí, los nervios parece que los mantiene a raya. Quizás porque —asegura— ya sabe lo que va a hacer después de Eurovisión, "quede como quede en la tabla". El plan: "Volver a casa, con mis perros, con mi gente, a mi hogar".
Tuvo que reinventarse, después de Auryn
La vida es un camino lleno de cosas por aprender. Valorar el calor del hogar, ha sido una de las lecciones que tiene grabada a fuego. Le ha servido en muchos momentos, y quizás fue lo que más le ayudó en uno de los más duros de su carrera.
El 28 de julio de 2016, Auryn anunciaba su disolución —a través de un comunicado— después de siete años de vida. Una noticia que sorprendió a todos. La banda se encontraba en su mejor momento, al menos de puertas para fuera. Habían cosechado un gran número de éxitos de ventas y tenían una verdadera legión de fans. Famosas eran las colas que se hacían para sus conciertos.
Blas Cantó habla con cierta tristeza de la separación del grupo. Un hecho del que da a entender que no se ha contado todo, pero que tampoco se hará. Fue duro enfrentarse a la nueva situación, pero ha entendido que "hay momentos en los que hay que cambiar el rumbo". Ve como un acierto haber hecho televisión, en referencia a su participación en el programa Tu cara me suena, porque le dio la oportunidad de darse a conocer. "Tenía que enseñar a la gente lo que yo era, lo que era Blas".
Más detalles en el video de la entrevista para LD.