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Vuelo 505: "Tenemos miedo a vivir, la muerte es un tabú"

LD entrevista al grupo riojano, que publica su tercer álbum, Nada es tan urgente (Dromedario Récords, 2023).

LD entrevista al grupo riojano, que publica su tercer álbum, Nada es tan urgente (Dromedario Récords, 2023).
David de la Fuente y Rubén Fernández-Soto posan para Libertad Digital. | C.Jordá

El cantante de Vuelo 505, Rubén Fernández, dice a LD que lo de poner su éxito "en manos de gente" desconocida es algo que no va con él: "Para mí, el éxito es hacer lo que quiero, después de cinco años, con la misma gente que quiero, sin habernos nunca levantado la voz y sin habiéndonos faltado el respeto". Se caracterizan los componentes de este grupo riojano de rock&roll por su franqueza, por su coherencia y por su alergia al postureo, a la impostura plastificada. Y eso es muy de agradecer. Acaban de publicar, con Dromedario Récords –la discográfica en la que abrevan Robe Iniesta, Marea o Chica Sobresalto–, su tercer disco de estudio: Nada es tan urgente. Reivindican, con un sonido contundente, sin recovecos líricos y, sobre todo, con talento, la importancia de exprimir la vida por eso de que, tarde o temprano, la parca se gana el jornal llevándote a los dominios de Caronte. Conversamos con el citado vocalista y con el guitarrista de la banda, David de la Fuente, en un bar cercano al Congreso de los Diputados.

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Un momento de la entrevista | C.Jordá

P: Muchachos, ¿qué hay de nuevo?

David de la Fuente (D): Un montón de cosas. Después de cinco años, una pandemia, de parar la gira y de engancharla otra vez, hemos parido otro disco, el tercero: Nada es tan urgente.

P: A lo largo de este lustro, ¿en qué habéis empleado este tiempo?

Rubén Fernández (R): En hacer cosas que, para la gente normal, no son importantes. Todo lo que no es pagar facturas… A ver, eso lo intentamos hacer, para no acabar en la cárcel (risas). Pero todo lo que sea pagar facturas, ir al dentista, hacer la declaración de la renta, etcétera, intentamos hacerlo lo más rápido posible, sin meternos en el lío. Sobre todo, hemos seguido haciendo canciones.

P: ¿Ha cambiado vuestra mirada?

D: Ha cambiado nuestra mirada a la hora de vivir. Durante este tiempo de pandemia, con tanto miedo, viviendo encerrados en casa, viendo, realmente, quién convive contigo… Muchas parejas se han dado cuenta de con quién estaban viviendo de verdad. Sí, han cambiado muchas cosas. La gente se ha dado cuenta de que hay que aprovechar el momento, o eso creo. Este disco es vitalista…

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Los componentes de Vuelo 505 posan tras la entrevista | C.Jordá

P: ...porque sabe que la vida se acaba.

R: Eso es. Tenemos miedo a vivir. La muerte es un tabú, la escondemos siempre. También la enfermedad. No queremos ver cuerpos decrépitos. Sólo queremos enseñar nuestros cuerpos esculturales…

P: Y pasados por filtros de Instagram. O sea, que ni siquiera enseñamos nuestros cuerpos.

R: ¡Claro! Antes, nuestros modelos de referencia eran tu tío, tu vecino…, gente normal; ahora, son instagramers pasados por Photoshop. Eso es absolutamente inalcanzable. ¿Cómo se va a hacer feliz así?

P: ¿Me equivoco si digo que, musicalmente, Nada es tan urgente es un disco más contundente que No hay historias de fracaso?

D: La música que hacemos evoluciona a medida de cómo somos y de lo que vivimos. Nuestro primer disco tenía un sonido mucho más latino. Estábamos en otra época de nuestra vida. Luego, pasamos por No hay historias de fracaso, en el que ya empezábamos a combinar sonidos más eléctricos. Creo que en Nada es tan urgente hemos encontrado el punto en el que convergen todas las sensaciones que tiene cada músico. Hemos llegado a un punto en el que nos encontramos todos.

R: Es fruto también de una banda que ha hecho dos giras. La primera fue muy artesana, pero creo que llevamos como cien conciertos. La segunda gira fue mucho más programada. Hemos intentado poner en práctica lo que hemos aprendido en un escenario. Es un disco más orgánico: grabamos sólo los cuatro, sólo hay dos colaboraciones puntuales, que son la de Kutxi y la de una orquesta sinfónica, que sí, que son ochenta músicos, pero salen en una misma canción. Primero, por las circunstancias de la pandemia. Íbamos siempre con salvoconducto, e ir de un sitio a otro era un jaleo. Y luego, porque Kolibrí (David Díaz, guitarrista de Marea y productor) pensaba que era un disco muy personal y quería que fuera una cosa que hiciéramos juntos los cuatro, y con él, cinco.

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El último trabajo de Vuelo 505 es 'Nada es tan urgente' | C.Jordá

P: ¿Corren tiempos en los que la urgencia está sobredimensionada?

D: Vivimos en el tiempo de la inmediatez, del WhatsApp: del necesito que me contestes ya, del saber que me has leído, del doble tic. El tiempo del TikTok, pasando vídeos cada diez segundos. Y nos estamos olvidando de que las cosas importantes, muchas veces, no tienen prisa. Se nos está olvidando el disfrutar de una cerveza en un bar sin mirar el móvil.

R: Reivindico el placer de aburrirse. Creo que los grandes inventos de la Humanidad han surgido de grandes mentes aburridas. Si hubieran estado con el TikTok, no hubieran podido crear nada. Es muy difícil ahora observar una obra pictórica, o leer un libro de poesía, y que te perfore de verdad.

P: Y, como cantaba Fito, "no siempre lo urgente es lo importante". Sin embargo, parece que no lo tenemos muy claro…

D: Mezclamos muchas veces las ganas de saber algo, tío, con la importancia que tiene. A veces, el que sabe algo el primero no es el que sepa lo más importante, ni es el más listo. Pero tenemos esa urgencia del ya, y hay cosas que necesitan su poso y su esfuerzo. A la gente le cuesta escuchar música nueva porque requiere un esfuerzo. Se prefiere ir al concierto de una banda tributo o escuchar la canción que ya se conoce: escuchar una canción nueva requiere un esfuerzo. También equivocarte: puedes escuchar una canción que no te gusta, otra que sí… Está todo mezclado y hay que saber definirlo para disfrutar.

P: En "Si la muerte viene a convencerme", cantáis: "Como Hamlet, hablo con las calaveras". Rubén, ¿qué les dices?

R: Tengo una anécdota muy bonita con eso. Mi profe de inglés, que es americano y le encanta la literatura inglesa, me dijo: "Te has convertido en mi compositor favorito. Vas a ser maldito: en este mundo, ¿quién sabe de la existencia de Hamlet?". Ese verso hace referencia, de alguna manera, a hablar con uno mismo: ¿qué quiero ser?, ¿cómo puedo aprovechar la vida? Luego, digo: "Y recibo cartas de palomas mensajeras". ¿Te imaginas qué importante tendría que ser el mensaje para que te llegara en paloma mensajera? Hablo de eso, de la necesidad de pararse y de reflexionar. Creo que los artistas estamos fuera de esa vorágine: me preocupa mucho más si esa letra que tengo entre manos está cerradita o no, a si tengo leche en la nevera para desayunar esta mañana.

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Rubén Fernández-Soto, reflejado en un espejo | C.Jordá

P: Y, en "Cuando los ratones tengan siete vidas": "Al cantar por soleares / va perdiendo los modales / este perro sin bozal".

D: Nos han tachado siempre de que éramos poco políticos o reivindicativos, y esta canción es superpolítica y reivindicativa. Hay un montón de ratones que estamos debajo de las zarpas.

P: Hay gente que confunde "política" y "partidismo".

R: Total. Y "militancia".

D: Esa canción es un canto a los miles de ratones que mordemos, que, si nos tocan los cojones, sabemos enfrentarnos a un enemigo más grande.

P: En "Todo lo que vi", escuchamos: "Algunas llaves ya no abren la puerta, / es hora de tirarla abajo". ¿A qué puerta o puertas os referís?

R: A muchísimas. Luego, dice: "Y los cerrojos de nuestras conciencias / van marcando el paso". La canción habla de que vivimos en una estructura muy jerárquica que nos han puesto: necesitas un buen trabajo, un buen Instagram… Es todo como una estructura para demostrarnos que nuestra vida es cool. La gente me dice: "Que tengáis mucho éxito". Y yo pienso: "No entienden nada". No puedo poner mi éxito en manos de gente que no conozco. Para mí, el éxito es hacer lo que quiero, después de cinco años, con la misma gente que quiero, sin habernos nunca levantado la voz y sin habiéndonos faltado el respeto. Para mí, eso es estar donde quiero estar.

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Un momento de la entrevista | C.Jordá

P: Y en "La tristeza de las cinco", la canción más acústica de vuestro disco más eléctrico, metéis al Kutxi. Un tipo, el líder de Marea, que no es un cualquiera para vosotros.

D: El Kutxi ha estado con nosotros desde el primer disco. Ha tenido una relación supercercana con nosotros. En realidad, todos los Marea: Kolibrí, Alén, que es nuestro mánager, el Piñas… Nos hacía ilusión que Kutxi participase de una manera muy natural, muy de la familia. En los primeros discos, la función de Kutxi era la de preparar los bocatas (risas).

R: No queríamos que Kutxi estuviera sólo por el placer de su participación. En pandemia, todos los viernes coincidíamos en el estudio porque él era el único zumbao en España que iba llenando teatros (risas). Además, entre nuestro disco y el último de Marea, hay una especie de poso en común. Y, un día, quisimos hacer una cosa que fuera de verdad, algo que fuera más que una colaboración. Teníamos una canción a la que le faltaban algunas cosillas en las estrofas, y un día nos juntamos en el estudio y cerramos la canción. De hecho, le hemos puesto como coautor porque las estrofas son suyas.

P: Para finalizar, ¿hay planes de gira?

D: Sí. Empezamos con cuatro o cinco fechitas. Empezaremos con un showcase en Logroño, y luego haremos Pamplona, Valencia, Madrid… También nos presentaremos en condiciones en nuestra ciudad. Será una fiesta para toda nuestra gente que, en Logroño, no ha podido vernos en cinco años.

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