Para un artista vender discos es cada día más complicado. Todos conocemos cientos de portales donde descargar música gratis, compartirla o “fusilarla” de alguna lista de reproducción mientras pulsas el botón de REC de la grabadora. Y conociendo estos problemas, los artistas ofrecen ediciones especiales con extras, documentales, art works… Se muestran agradables en las entrevistas, colaboran en cualquier evento … Y así, lo que haga falta para vender más discos. Otros sin embargo…
¿Qué podemos decir? Lo mejor sería ignorar su comportamiento y utilizar su última expresión en el vídeo para aplicársela a ella misma, pero hoy me he levantado con ganas de jarana. Así que directamente te hablo a ti, María Nieves o Bebe, como prefieras. Bueno no, Bebe, porque estoy convencido de que en casa de tus padres no te comportas así. Todos cometemos errores, yo el primero. Suelo ser ese tipo de persona que la lía sin pensar en las consecuencias y luego arrepentido pide disculpas. Pero… ¿Quién te crees que eres para despreciar el trabajo de la gente? Convocas a la prensa, tú o quien te lleve, para cubrir la presentación de tu nuevo disco y al acabar el desconcierto insultas y actúas así ante una serie de profesionales que simplemente están ejerciendo su trabajo, cuando probablemente ni les guste tu música.
Ya que opinas sobre el trabajo de los medios de comunicación, los cuales hacen que tu nombre siga sonando, tendrás que aceptar que los periodistas juzguen tu obra. Y lo más seguro es que la mayoría infravaloren tu tercer disco de estudio (Un Pokito de Rocanrol) en casi ocho años de carrera profesional, que por cierto, no tiene ni rock n´roll, ni buenas letras. Tras un álbum debut en 2004 llamado Pafuera Telarañas, en el cual sorprendiste a propios y extraños y lo explotaste hasta en campañas publicitarias, tuvimos que esperar hasta 2009 (prolífica no eres) para escuchar tu segundo álbum. Donde para muchos desviabas la frescura y originalidad de tu debut a terrenos más comerciales, a finales de 2011 directamente pierdes la educación.
No haces punk. Ni tan si quiera rock. No imites de forma vulgar los comportamientos de verdaderas estrellas de la música en busca de ser auténtica. Simplemente eres una artista más, aunque mal educada. Hoy ya nadie habla de tu música si no de tu actitud nada original, que ya ha sido mil veces vista, reprobada y usada para volver a estar en el candelero. Suerte.