Aunque no se lo crean, hay en estos momentos una polémica en Estados Unidos después de los últimos acontecimientos en la serie televisiva de Los Teleñecos. Hace un mes la rana Gustavo y la cerdita Peggy rompieron su relación. Un gran trauma, lo sé. Y ahora, encima, parece que otra cerdita llamada Denise le está haciendo ojitos a Gustavo y ya se dice que es la nueva pareja del reportero más dicharachero de Barrio Sésamo.
Pero las feministas, tan propensas al drama, lo están llevando mucho más allá. Resulta que en junio Peggy recibió un premio por ser un icono feminista, parece ser. Y de manos de Gloria Steinem, que es probablemente la feminista más famosa de Estados Unidos. Según Elizabeth Sackler, la fundadora de los galardones del Centro Sackler para el Arte Feminista,
Peggy representa todas las características que deben tener las mujeres para tener éxito de verdad. Hablamos de tenacidad, fuerzsa, inteligencia, estrategia, sentido del humor... Ella también cree que lo que eres es todo lo que necesitas ser.
Bueno, no seré yo quien diga a las feministas a quién deben premiar, por mucho que por lo bajini me parta de risa.
Pero el caso es que, sólo un mes después de recibir el premio, Gustavo y Peggy publicaron un comunicado conjunto en el que anunciaban el fin de una relación que duraba unos 40 años, el mismo tiempo que llevan los teleñecos con nosotros. Por mucho que los nuevos productores de la serie –entre los que destaca Chuck Lorre, creador de The Big Bang Theory– tomaran la decisión en mayo, ya hubo quien se mosqueó con el anuncio. ¿Peggy se declara feminista y su novio de toda la vida la abandona casi inmediatamente? ¿Qué mensaje estamos lanzando a los niños? ¡Horror!
La cosa ha ido a peor. Aunque se supo ya entonces que Gustavo tendría un nueva pareja llamada Denise, es ahora cuando ha aparecido por primera vez en pantalla. Y resulta que es una cerdita más joven y delgada que Peggy. Lo peor de lo peor. Así, hemos tenido quejas en santos lugares de la izquierda feminista como el Guardian o Jezebel. Porque, claro, cómo osa Gustavo cortar con una cerdita de éxito como Peggy, un adorado icono feminista, para irse un mes después con una don nadie como Denise, cuyo único mérito es cierto parecido con Natalie Dormer, la Margaery de Juego de Tronos.
Por supuesto, para el feminismo militante no ha habido reproche alguno a la principal característica de la relación entre Peggy y Gustavo, como es que el icono feminista pegaba con frecuencia a la rana. Si fuera al revés, las perennemente indignadas estarían denunciando incesantemente cómo desde los medios se promueve la violencia contra la mujer. Que las feministas hayan escogido a un personaje violento contra los hombres (bueno, ranas, ya me entienden) y tan sumamente irritante como Peggy como un icono, la verdad, las define bastante. Aunque no tanto como que se dediquen a denunciar estas atrocidades del patriarcado del entretenimiento en lugar de preocuparse por las mujeres que verdaderamente lo pasan mal en el mundo.