Una carretera colombiana y un control policial. Llega un convoy de varios camiones y se detienen a poca distancia de los policías. De un Jeep se baja Pablo Escobar y en la conversación le da a elegir al agente: ¿Plata o plomo? Los camiones cargados de droga continúan su ruta.
Estamos en el nacimiento del Cártel de Medellín y del auge de la venta de cocaína exportada desde Colombia por Pablo Escobar, el narco más conocido, y la historia nos la cuenta el brasileño Jose Padilha en Netflix, esa plataforma recién llegada a España que sólo en este 2015 ha dado producciones de 10 como Daredevil, Beast of no Nation o Jessica Jones.
La vida y muerte de Escobar ha sido contada en multitud de ocasiones y dos décadas después ha sido elevado a la categoría de mito el hombre que puso en jaque al Estado colombiano desde mediados de los años ochenta hasta principios de los noventa. En Narcos, Netflix aporta también el punto de vista de los hombres que le dieron caza, esos agentes de la DEA y del ejército de Colombia que lo dieron todo por acabar con el enemigo público número 1.
Es la voz en off de Steve Murphy la que cuenta cómo sucedió todo. Murphy, el antagonista de Escobar, existió y existe. Al igual que otros muchos personajes, desde los socios del capo de la droga hasta el presidente Gustavo Gaviria son reales, pero en la historia que cuenta la serie de Netflix algunos hechos que se cuentan no sucedieron de la manera en la que se dice. Aunque realmente da igual porque el espectador ya está atrapado y mientras se pregunta cómo fue posible que pasara sólo quiere ver cómo termina.