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Rosa Belmonte

El hombre traumatizado

Jared Harris está estupendo en 'Chernobyl'. Sí. Pero son sus compatriotas los que están haciendo la televisión que requiere genuflexiones.

Jared Harris está estupendo en 'Chernobyl'. Sí. Pero son sus compatriotas los que están haciendo la televisión que requiere genuflexiones.
Escena de la serie Years and years | BBC

A estas alturas, Chernobyl (HBO) es una cosa del pasado. La serie, no sólo la catástrofe. Que alguien diga que es la mejor serie de la historia da un poco de risa. Es muy buena. Para qué más. Jared Harris está estupendo. Sí. Pero son sus compatriotas los que están haciendo la televisión que requiere genuflexiones (vale, lo de Meryl Streep con Ryan Murphy para Netflix en el musical The Prom nos ha dejado turulatos). Si Phoebe Waller-Bridge demostró que tan joven se puede ser tan buena con la primera temporada de Fleabag (Amazon) y la primera de Killing Eve (HBO), con la segunda de Fleabag, además de echarla de menos en Killing Eve 2, se ha consagrado como una de las maestras de la televisión británica. Y la más insultantemente joven de las mujeres. Que Sally Wainwright ya tiene 56. Muy bien aprovechados. Con Happy Valley y ahora con esa chuchería que es Gentleman Jack. Qué buenos martes hemos pasado esperando el capítulo de Chernobyl y el de Gentleman Jack. Pero todo eso ya es pasado.

Llegó la quinta de Line of Duty (Movistar +) y la ficción de Jed Mercurio sobre esos agentes antirratas siguió siendo adictiva. Y como buena serie británica, sin necesidad de estar enganchada meses. Es su producto más redondo, aunque nos tentara con Bodyguard. Nuestros policías favoritos. Tres agentes de la unidad anticorrupción: el superintendente Ted Hasting (Adrian Dunbar) y los detectives Kate Fleming (Vicky McClure) y Steve Arnott (Martin Compston).

Todavía estamos con la cabeza vuelta del revés con Years and years (HBO), perfecto sustituto de la ya cansina (hace tiempo) Black Mirror. Con Years and years seguimos. Vamos por el quinto. Russell T. Davies ha desplegado el talento y las patadas en los cojones. Nos ha plantado la historia de una familia y un futuro no muy lejano lleno de cachivaches tecnológicos, populismo y refugiados (también el exilio en Mónaco de la familia real española; pero no es destripar nada, sale en un letrerito imperceptible de los informativos, sólo es un ejemplo de lo loco que se vuelve el mundo). Da más miedo que Chernobyl, claro. Sobre todo Emma Thomson como política. Tiene un partido que se llama Cuatro Estrellas. Por ahí va la cosa.

Pero no se vayan lejos, que estando todavía impactados por Years and years, Filmin ha estrenado The Virtues. Y aquí están los "mejores 20 minutos de la historia de la televisión". Que no estamos locos ni nada. Ni nos gusta exagerar. No digo que no lo sean, pero, vaya. The Virtues es de Shane Meadows y Jack Thorne, de This is England (película y serie). Meadows es el mejor narrador de la marginalidad británica (y sin dar el tostón como Ken Loach). The Virtues es una historia de amor y redención. Una obra de madurez en cuatro episodios. Tres horas y media (y ya saben, 20 minutos de oro). Cuando casi acabábamos de ver a Stephen Graham de malo en la quinta de Line of Duty nos llega como Joe, con un pasado espantoso y una historia de amor con una mujer de pasado también horrible. Volviendo a su pueblo irlandés, como John Wayne en El hombre tranquilo. Aunque en este caso haya más de Carson McCullers. Decía que tenía que volver a casa de vez en cuando para renovar su sentido del horror. Y aquí hay horror, dolor, familia y perdón. La música la pone PJ Harvey y la fotografía, Nick Gillespie. Pero yo no sé si doy abasto para tanta obra maestra.

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