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Crítica de la serie 'Después del huracán' (Apple TV+), sobre la crisis del Katrina

La lograda miniserie Después del huracán narra las consecuencias del Katrina en un hospital aislado.

La lograda miniserie Después del huracán narra las consecuencias del Katrina en un hospital aislado.
Vera Farmiga en Después del huracán | Apple TV

Después del huracán es uno de los productos televisivos más honestos de la temporada. La miniserie de ocho episodios (tres de ellos se estrenan el 12 de agosto en AppleTV+) basada en el libro Five Days at Memorial de la Premio Pulitzer Sheri Fink aborda las consecuencias del huracán Katrina en un hospital de Nueva Orleans, con el agotado personal médico afrontando durante cinco días una emergencia inconcebible que obligó a tomar decisiones morales de tremendo calado.

Decimos honesto porque la serie ideada por el guionista John Ridley (Doce años de esclavitud) y Carlton Cuse (que esta misma semana estrena en Netflix la tercera de la mediocre Locke & Key) resulta una mezcla de al menos dos géneros televisivos clásicos, no precisamente en desuso pero sí al margen de elitismos seriéfilos, como son el drama médico y el relato de investigación procedimental.

A lo largo de sus ocho capítulos, y añadiendo una dosis razonable de guiños al cine de catástrofes con unos (por cierto, excelentes) efectos visuales que ayudan a ambientar, la serie salta de un personaje a otro, de una trama a otra, sin que la narrativa resulte en ningún caso abrupta. Ni Cuse ni Ridley permiten entonces que el relato se trivialice con cualquier concepto que no sea el puro drama de supervivencia. Si parece una TV movie, su aspiración desde luego es, primero, afrontar el género con la dignidad que tiene y, segundo, hacer la mejor de todas ellas.

En este sentido, el uso de imágenes y voces reales intercalada con el drama ficcionalizado resulta igualmente ejemplar y ayuda a otorgar una densidad adicional a los hechos, más que a vulgarizarlos. Lo mejor es que pese a ello la serie no rehúye sus mimbres genéricos: piensen en una temporada hipervitaminada de Urgencias (sin el melodrama de Anatomía de Grey) y el resultado serán los cinco primeros episodios, a uno por día, de la crisis del Katrina en el hospital Memorial de Nueva Orleans. El crescendo de tensión en esas cinco horas de televisión resulta notable y ejemplar, además de incómodamente entretenido (pese a lo terrible de ciertos pasajes).

Más tarde, la serie se sume en cierto desinterés al hacer demasiado evidente su denuncia contra el sistema, un grito que en todo caso había quedado suficientemente claro durante la larga sección de drama médico del conjunto. El oficio de sus actores, no necesariamente estrellas -salvo la siempre eficaz Vera Farmiga- en todo caso ayuda a perfilar los personajes y los traumas a los que se enfrentan.

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