
Eliseo es, simplemente, el que mueve los hilos en El Encargado, serie argentina que se ha ido convirtiendo en un progresivo fenómeno para Disney+ y que ha estrenado estos días la tercera temporada. En clave de comedia negra, su protagonista Guillermo Francella encarna al esforzado conserje de un bloque de pisos de lujo en Buenos Aires, Eliseo, un individuo que esconde algunos esqueletos en el armario.
Y es que Eliseo Basurto, por su afición a sonreír ante el espejo, ya ha sido comparado con el Joker, aunque quizá -ya al final de la segunda temporada rompió la cuarta pared y se dirigió al público- una especie de doméstico Frank Underwood (House of cards). Un hombre de apariencia inofensiva y pacifica que, cuando recibe la noticia de que será expulsado de su empleo y casa en la azotea para construir una "pileta" (piscina), emerge como toda una entidad maquiavélica, un genio del mal con una inteligencia sin igual para enfrentar a los vecinos.

Mitad retrato misterioso de una psicopatía, mitad parábola social, todo comedia negra, El encargado es el relato del ascenso de Eliseo en una escala social por la que, por otro lado, tampoco parece sentir un especial interés. El afán de Eliseo es el poder, porque él tiene objetivos, no deseos, lo que podría significar todo un estudio de los mecanismos y estructuras políticas y sociales del ser humano al margen de ideologías. Él no es un revolucionario, pero sí un estratega inteligente dispuesto a medrar en medio del conflicto. Pero lo importante es cómo interactúa con sus empleadores a los que utiliza como piezas de ajedrez en una partida consigo mismo.
Hasta ahora no hay nada claro sobre el pasado del conserje. ¿Es un pobre vengándose de los ricos, es un hombre honesto forzado a delinquir en una sociedad corrupta? Uno de sus temas de conversación habituales es su esposa Clarita, fallecida en misteriosas circunstancias. Pero cada vez que Eliseo la nombra la mata de una manera diferente, a cada cual más retorcida. En la segunda temporada, y tras el deceso de un personaje secundario fundamental, el encargado se "venga" del féretro contando otra versión todavía más distinta de lo que pasó con su posible pareja que nos revela algo sobre su extracción social y procedencia. Esta tercera temporada está a punto de desvelar algún otro aspecto fundamental de ese asunto, como se vio al final del segundo episodio. Eliseo viene de todas partes y de ninguna, y ese es parte de su enigma.
Tras una serie de giros fundamentales en la segunda temporada, Eliseo va al psiquiatra. La profesional, sin embargo, pierde la ocasión de definir la personalidad de Eliseo, un más que probable psicópata de hábitos obsesivos y conductas repetidas, que pese a sus afectuosas maneras solo siente empatía, si la siente, a su particular manera. Eliseo no mata, pero Eliseo enreda y acumula poder, se cuela en las estructuras y pasa desapercibido hasta que es demasiado tarde. Los delirios de grandeza del personaje son cada vez mayores, por mucho que solo sean visibles para algunos "privilegiados" (entre ellos, el público). Todo con acento e insultos argentinos capaces de despertar la risa.
La serie de Mariano Cohn y Gastón Duprat es divertidísima. Lo inquietante no se revuelve con lo cómico, sino que funciona como una capa complementaria que azuza el interés del espectador, extrañamente maravillado ante la capacidad casi heroica de Eliseo de superar los problemas. Aunque el personaje es universal, a su manera, Eliseo podría representar para la sociedad argentina lo mismo que Torrente para la española: una incómoda muestra de sus peores fantasías y desvíos (Eliseo es todo un profesional de las "mordidas", comisiones y trabajos en negro) lo que, quizá, podría trazar una parábola social sobre los vicios del kirchnerismo.
Pero enfrente suyo están sus antagonistas, que uno nunca sabría si ejercen el papel de villanos o de héroes porque están creados para ser antipáticos e igualmente corruptos. A lo largo de los capítulos se va incrementando la animadversión mutua con el doctor Zambrano (Gabriel Goity), principal ideólogo de la pileta en la azotea y presente del consorcio del edificio. La disputa de poder entre ambos motiva gran parte de la acción de El encargado y la llegada de nuevos vecinos como Lucila Morris (María Abadi), la exigente líder de una ONG solo suponen un adistracción para Eliseo antes de regresar a su objetivo inicial: lo del conserje con el abogado es, casi, una relación similar a la del Coyote y el Correcaminos en la que ambos se intercambian los papeles.
Y cuidado, porque ahora Eliseo se franquicia, lo que sin duda dará pie a una sátira corporativa y de cómo las grandes compañías asumen y absorben cualquier estructura sin ningún tipo de remordimiento… como un psicópata. La tercera temporada estrena un capítulo cada viernes en Disney Plus.