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'El Señor de los Anillos. Los Anillos de Poder', temporada 2 da un baño a todas las demás series

Los Anillos de Poder se consagra como un verdadero festín de medios con una banda sonora digna de pasar a la historia.

Los Anillos de Poder se consagra como un verdadero festín de medios con una banda sonora digna de pasar a la historia.
Los anillos de poder. | Prime Video

Los Anillos de Poder comenzó su segunda temporada en Prime Video adentrándose sin miedo en el género de terror. El reinado de Sauron ha comenzado, las cartas están sobre la mesa y la serie basada en la obra de Tolkien se adentra en un territorio más atmosférico, menos explicativo y definitivamente más estimulante.

Los 250 millones que Amazon pagó por los derechos de la obra de Tolkien en 2017 han tenido una inversión en pantalla en consecuencia. Situada miles de años antes de los eventos narrados en El Hobbit y, por tanto El Señor de los Anillos, la segunda temporada comienza directamente donde acabó la anterior y mantiene la promesa de culminar con la esperada Guerra de Eregion, donde la ficción sacará todo su armamento para una de las famosas secuencias de batalla de la franquicia.


En este sentido la factura visual de la serie, la más cara de la historia, desde luego juega en otra liga. Los Anillos de Poder resiste su proyección en una gran pantalla cinematográfica gracias a unos efectos visuales sin parangón en la industria televisiva, tal y como pudo comprobar la audiencia del preestreno en el cine Callao. Las texturas son auténticas, los escenarios naturales abundan. No hay nada en ella que remita a la atmósfera digital de muchas producciones de efectos especiales y fantasía (¿verdad. The Acolyte?). Los Anillos de Poder, por tanto, resiste la comparación con cualquier superproducción cinematográfica en todos los aspectos técnicos.

Ese tono oscuro que se define en los primeros compases prevalece, con unas líneas argumentales ya bien definidas de la tercera temporada. La serie de J.D. Payne y Patrick McKay sabe cómo complacer a los fans acérrimos, pero el producto que ofrece tiene una calidad sin igual, incuestionable. Una vez planteados los personajes y superados los obstáculos de su naturaleza de precuela en busca de identidad propia, la segunda temporada se presenta como una narración limpia preocupada no en sumar nuevas subtramas sino en desarrollar las ya existentes.

Ello permite a sus responsables concentrarse en el tono, y éste es más oscuro que nunca tanto en lo visual (ese plano inicial de la sangre de Sauron goteando...) como moral (Celebrimbor recibiendo consejos de cierto personaje, inconsciente de su verdadera identidad). Con dosis importantes de horror corporal, Los Anillos de Poder se sitúa ya en la etapa más tétrica y corrupta de la Tierra Media. Galadriel, Elrond y compañía sufren la imposibilidad de un bien puro y el Mal parece tener todas las de ganar.

En suma, la serie demuestra la consistencia en esta segunda temporada desde el mismo comienzo, ofreciendo un espectáculo mayúsculo difícil de igualar con una banda sonora que pasará a la historia de la televisión. Llama la atención que haya tenido que ser un producto para la pequeña pantalla, obra del ya consagrado Bear McCreary. el que reanime el recuerdo no ya de la música de Howard Shore para las originales, sino tiempos pasados y mejores para la música de cine. Cada vez habrá menos series del perfil de Los Anillos de Poder, así que disfrútenla.

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