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'Ranma 1/2', el remake de Netflix del anime infantil censurado por su erotismo

Netflix está estrenando semanalmente un capítulo de la nueva versión del célebre anime de los noventa Ranma 1/2.

Netflix está estrenando semanalmente un capítulo de la nueva versión del célebre anime de los noventa Ranma 1/2.
Ranma | Netflix

¿Se acuerdan de las mañanas de Sailor Moon, Chicho Terremoto o Ranma 1/2? Seguro que para muchos espectadores que ahora peinan canas la respuesta es sí.

Ranma es un chico de 26 años que, a consecuencia de una maldición, se transforma en una explosiva pelirroja cuando se moja con agua caliente. La convivencia con las hermanas de su prometida y los problemas en el instituto ocupan casi todo el tiempo de los capítulos mostrados hasta ahora en Netflix, que semana a semana estrena un nuevo episodio del anime.

En los albores de las cadenas privadas, la prensa también dio buena cuenta de ello. "Ranma ofrece a los niños sexo y violencia en Antena 3". El titular de enero del 95 en El País no deja lugar a dudas sobre la recepción del célebre anime en las mañanas previas al colegio en la cadena privada, que también se ubicó como un producto LGBTQ pese a la naturaleza mágica de semejante resorte argumental.

Ranma 1/2 comenzó su andadura en España en el programa Vacaciones animadas de la cadena privada y extendió su andadura durante bastante tiempo, sin conseguir librarse de la persecución de asociaciones de padres y espectadores por su contenido sexual y violento desde su estreno en verano del 93. En todo caso, formó parte de la dieta del desayuno para muchos jóvenes espectadores jóvenes que llevaban las tramas de confusiones románticas de la serie a las primeras clases de la mañana.

Sin ahondar en las diferencias con el manga original de Rumiko Takahashi o la primera adaptación al anime, la nueva adaptación de Ranma 1/2 es pura diversión. Su festiva noción del enredo sexual y sí, la violencia, es puro dibujo animado: el lenguaje visual adoptado por el remake de Netflix resulta refrescante y muy divertido, amén de sorprendente para todo aquel espectador poco acostumbrado a las dinámicas del dibujo. Es una serie tremendamente payasa y feliz de serlo.

Todo tiene, sin embargo, sentido narrativo. En Ranma 1/2 los protagonistas expresan sus sentimientos a través de las artes marciales, que se fusionan por tanto con el enredo cómico de una trama romántica de gags, explosiones de acción y un indisimulado erotismo. El tono risueño, indisimuladamente tonto y burlón, en el que sin embargo se aprovechan y exprimen todas las posibilidades del medio animado, destaca por encima del original, afectado como tantas series animadas japonesas de infinidad de capítulos de relleno y un ritmo más moroso.

Con una animación simplemente suficiente pero con los vivos colores a los que acostumbra el medio digital de Netflix, Ranma 1/2 es un soplo de aire fresco en medio de la oleada semanal de estrenos de streaming. Los personajes resultan encantadores, los anacronismos dan vida y todo parece ideado para que incluso el menos ducho en anime japonés pueda pasar un buen rato en familia. Sí, en familia, porque no hay apenas nada que pueda enojar en la nueva adaptación de las aventuras de Ranma y su prometida Akane.

De alguna manera, que el primero pueda mutar mágicamente en chica resulta mucho menos chocante en tiempos donde se ha normalizado cierto nivel de transformación sexual.

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