El realizador Daniel Calparsoro ha adoptado hace tiempo una deriva extremadamente productiva. Tanto en largometraje como en serie, en cine o en streaming, el catalán aborda a razón de un par de estrenos al año las distintas variedades del thriller en productos formalmente irreprochables, aunque quizá faltos de algún rasgo de originalidad marcado.
Asalto al Banco Central, miniserie de 5 capítulos estrenada en Netflix, tampoco lo tiene, pero eso no quita que probablemente sea el mejor título presentado por Calparsoro en años. Relato del atraco del banco de Barcelona que, poco después del 23-F y en los primeros pasos de la democracia, tomó a 200 rehenes a cambio de la liberación de Tejero, mantiene un buen equilibrio entre el retrato histórico de un precario periodo de transición y la tensión de una película de atracos/secuestros, permitiendo al realizador mantener un nuevo pulso con el cine de género.
Calparsoro sabe que cada generación ha tenido su "heist movie", y por eso toma un poco de todas ellas (desde Tarde de perros a Argo, pasando por The Italian Job) sin perder el control de la historia o la credibilidad. Los personajes son tópicos, alguna interpretación principal desmerece y los diálogos pueden caer en lo estomagante, pero el relato sigue con seguridad al margen de obviedades apoyado en un plantel de actores extenso. Asalto al banco central acaba siendo una miniserie trepidante y bastante despojada de relleno, clara y diáfana en sus intenciones, por mucho que al final no pueda evitar caer en ciertos flashbacks para sustentar uno de los personajes principales.
Son solo momentos en los que la miniserie se aleja de lo concreto, del aquí y ahora, buscando quizá alguna nota sentimental que remate la historia. Pero el buen trabajo de edición limita su impacto al mínimo ciñéndose, en primer lugar, a unos hechos reales que garantizan la verosimilitud, con un último episodio donde se adentra en la leyenda no oficial de manera sólida y entretenida (Manglano, villano de película).
Sin evitar las ramificaciones políticas, Asalto al Banco Central aboga por mantener la compostura y no realizar afirmaciones exacerbadas que desvíen al relato de la pura acción. Una decisión inteligente que, junto a la breve duración de la serie -apenas cinco episodios- ayude a rematar los buenos resultados.