Entre tanta serie ansiosa por capturar el estado de ánimo actual, el momento cultural que vivimos, la gravedad de los movimientos políticos vigentes, causa cierto alivio la existencia de una ficción casi vocacionalmente mala, pero a la vez totalmente desprovista de pretensiones, como Doctor Odissey.
Esta comedia dramática médica, esta vez con el escenario de un crucero de lujo, en realidad solo podía salir de la mente de Ryan Murphy, cuya mezcla de cara dura y seriefilia (y su mil veces mencionada ubicuidad: solo en las últimas semanas se estrenaron Grotesquerie y La historia de Lyle y Erik Menéndez, firmadas por él y su factoría) darían para un ensayo.
En esta ocasión, Murphy ha mezclado en la coctelera House y Vacaciones en el mar, y el resultado es una serie ligera apta para ver con el piloto automático, que eso sí, remite con inteligencia a sensaciones de una televisión pasada. Una que presentaba misterios de rápido consumo y/o escenarios y situaciones de ensueño para mostrar un drama humano más bien intrascendente, pero vistoso y sí, sexy.
Y eso es lo que parece pretender Doctor Odissey, que narra la incorporación a un crucero de lujo de Max (Joshua Jackson, luciendo un renovado e incontestable encanto masculino), un médico de élite destinado en principio a otras faenas, que enfrentará a un sinfín de crisis médicas en la nave comandada por el Capitán Massey (Don Johnson).
De Vacaciones en el mar Murphy, acostumbrado por otro lado a coquetear con figuras pop como Lady Gaga, parece tomar no solo el escenario sino la excusa perfecta para un nuevo desfile de cameos y apariciones especiales (una de las primeras, de Shania Twain). De House, el autor de American Horror Story y Glee toma la estructura de casos médicos extraños y llamativos y la excusa para plantear más de un triángulo y lío amoroso entre los protagonistas.
Si suena a televisión superada, es por que lo es, pero hay que reconocer que Murphy juega con inteligencia con nuestras percepciones en una serie "naïf", veraniega y concebida como homenaje a la televisión de los ochenta y noventa, preñada de tramas episódicas y conflictos más bien ligeros. Un antídoto temporal contra el alud de series pretenciosas e igualmente vacías que nos llegan al streaming todas las semanas.
De modo que a ritmo de "Despacito" de Luis Fonsi, que efectivamente suena en uno de sus primeros capítulos, a lo que se suma ese gusto por la escatología masculina y el petardeo femenino típico de su autor, lo cierto eso que Doctor Odissey transcurre bien. De hecho, bastante bien. Una serie que no es particularmente buena pero que lo sabe, no presume de nada y que se puede justificar por su voluntad de entretener al público sin fingir ni exigir una exhibición de inteligencia.