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'La Palma' (Netflix): los noruegos nos hacen una de catástrofes en Canarias

La Palma es una miniserie de cuatro capítulos ya disponible en Netflix que imagina la peor erupción del volcán de La Palma.

La Palma es una miniserie de cuatro capítulos ya disponible en Netflix que imagina la peor erupción del volcán de La Palma.
Serie de Netflix La Palma | Netflix

Por mucho que se presuma del buen estado del cine español, han tenido que venir los noruegos a hacernos una serie de catástrofes. Tomando como referencia Lo imposible (2012), el drama de Bayona ambientado en el tsunami de Tailandia, la miniserie La Palma cuenta en cuatro capítulos las vicisitudes de un grupo de noruegos de vacaciones en la peor erupción que se recuerda en la isla. El nuevo estreno de Netflix toma de referencia el suceso de 2021 para multiplicar por mil la catástrofe y erigirse en una muestra de aquel género que vivió su cenit en los 70: las autoridades no escuchan los avisos (y mucho menos las españolas, porque la ficción a veces no puede superar nuestra realidad) y solo la familia unida nunca será vencida.

El problema de La Palma, que se extiende a lo largo de solo cuatro capítulos, es que el espectador tiene que soportar tres de ellos dedicados al melodrama familiar disfuncional de Ingrid Bolsø Berdal, actriz con un evidente parecido a Naomi Watts que refuerza la condición de "exploit" de Lo Imposible del producto. Aunque la serie noruega procura con todas sus fuerzas no asemejar España a Tailandia, no puede evitar que se le escape cierta condescendencia nórdica sobre los países del sur… como en el trato de uno de los protagonistas al servicio español, o cómo es el ejecutivo noruego el único que parece preocupado por avisar de la catástrofe y proporcionar la clave para la salvación (aunque, de nuevo, acontecimientos reales y recientes parecen dar la razón a la serie..).

Pero tampoco vamos a culpar a los noruegos de algo que llevan haciendo los americanos en todo su corpus cinematográfico. Lo malo de La Palma es que, a pesar de extenderse poco más que un largometraje, sus conflictos personales se antojan episódicos y matan la tensión que asoma aquí y allá, que cuando fructifica en la previsible orgía de efectos visuales, resulta insuficiente. Sí que hay algunos planos verdaderamente amenazantes que certifican la capacidad de la ingeniería digital de facturar, con probablemente ajustados presupuestos, aquello que antes quedaba reservado a las producciones más megalómanas de Roland Emmerich. Pero los creadores de La Palma parecen más interesados en enfatizar el "drama humano" (de los noruegos, se entiende) que el espectáculo.

El guion, que gusta de pierde el tiempo con los arrebatos de celos del marido o el descubrimiento homosexual de la hija, se olvida de explorar el único personaje complejo de la función, precisamente el experto en sismología incorporado por el español Jorge de Juan. El desenlace deja imágenes inquietantes, bastante bien visualizadas, y el dichoso tsunami dibujándose en el horizonte crea una angustiosa cuenta atrás. Es por ello doblemente lamentable que el equipo de la serie no decidiese abundar en el drama humano de la catástrofe, sino ensalzar los problemas de un grupo de personajes acomodados en su propio narcisismo (además del ridículo de atribuir la erupción -por supuesto- al cambio climático).

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