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La peor obra de teatro de la historia cumple 35 años

Se llama Moose Murders y se canceló el mismo día de su estreno. Los críticos la definieron como el mayor fracaso teatral de Broadway.

Se llama Moose Murders y se canceló el mismo día de su estreno. Los críticos la definieron como el mayor fracaso teatral de Broadway.
Ensayo general de una obra de teatro | Cordon Press

El 22 de febrero de 1983, Arthur Bicknell sentía en la boca del estómago los nervios del estreno. A sus 32 años, había escrito un par de guiones y ésta era la oportunidad que necesitaba para despegar. Echó un vistazo a las primeras filas del teatro Eugene O’Neill de Nueva York para ver la disposición de los críticos teatrales de la Gran Manzana antes de subir el telón. La suerte estaba echada y ya no había maniobra para la mejora. Durante la función, Bicknell no quitaba ojo al patio de butacas buscando reacciones. Cuando los primeros espectadores comenzaron a levantarse de sus asientos y marcharse se le cayó el mundo encima. El veredicto final llegaría en la prensa del día siguiente. Su equipo trató de evitarle el encontronazo con esa verdad implacable hasta que uno de sus más íntimos amigos le plantó cara y le dijo: "Dos palabras. Lo peor". No hubo más funciones. Ese mismo día se suspendió.

El columnista de The New York Times Frank Rich dijo que Moose Murders era "la obra más fea de la historia de Broadway" y desde entonces, y han pasado 35 años, sigue considerándose así. De hecho, en la jerga artística se utiliza como superlativo de negativo para referirse a algo que ha salido "tremendamente mal".

Las críticas son tas despiadadas como desternillantes –vistas con distancia–. Hubo quien la describió como "terriblemente mala", otros como "indescriptiblemente mala" y otros subieron un nivel, como Brendan Gill de The New Yorker, que asegura que se trata de "la obra que insultaría la inteligencia de una audiencia compuesta exclusivamente por amebas". "Moose Murders parece estar dirigida por un hombre constantemente golpeado en la ingle", escribió The New York Magazine. Clive Barnes, del New York Post, alegó que era "tan mala" que no pretendía hacer "perder el tiempo de nadie" describiéndola. "Si su nombre es Arthur Bicknell, cámbieselo", le aconsejó CBS.

El paso del tiempo, sin embargo, le ha reservado hasta un lugar especial en el podio de las anécdotas. Con los años, se multiplicaron los ciudadanos que aseguraban haber asistido a esa única función de 1983 –aunque por posibilidad física del teatro sería imposible–.

El argumento

Moose_murders-cartel.jpg
Cartel de 'Moose Murders'

La trama, definida por su autor como una "farsa de misterio", giraba en torno a la vida de un grupo de personas que, atrapadas en una casa de montaña durante una terrible noche de tormenta, se ven sacudidos por una serie de asesinatos. A priori, no es muy original pero tampoco para defenestrarla. Sin embargo, una escena en la que un tetrapléjico vestido de momia se levanta de una silla de ruedas y golpea en la ingle repetidamente a un hombre disfrazado de alce… sí que se salía de lo común. Y no gustó en absoluto.

Tras la cancelación de Moose Murders, Arthur Bicknell probó suerte con otra obra y un espectáculo de drag, aunque terminó por tirar la toalla en el mundo del espectáculo y se convirtió en agente literario. De vez en cuando, los medios estadounidenses le entrevistan para recordar este funesto estreno.

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