Huele a Shakespeare pero tiene sabor propio. La ternura, una comedia escrita y dirigida por Alfredo Sanzol (Madrid, 1972) se instala en el Teatro Infanta Isabel de Madrid. Tras de sí, numerosos premios y reconocimientos y casi un centenar de representaciones por toda España. Ambientada en 1588, cada escena rezuma el exquisito conocimiento de las comedias de Shakespeare que posee su autor, que confiesa haberse impregnado de "su estilo, su forma, su atmósfera, sus personajes, sus argumentos, sus trucos y juegos".
Partiendo del virtuosismo técnico del enredo que manifestaba el dramaturgo inglés, La ternura plantea una lucha de sexos inversa, es decir, sin enfrentamiento, donde los hombres huyen de las mujeres y viceversa. Una reina trata de proteger a sus hijas de los odiosos varones que solo traen desgracias, por lo que se marcha a una isla desierta. No sabe que allí le espera un leñador, que arribó en ese mismo minúsculo trozito de tierra harto de las féminas, a las que percibe como monstruos. De ella quiere salvar a sus dos vástagos, educados en una extrema misoginia.
Sanzol indaga en los sentimientos humanos con mucho humor y aborda la imposibilidad de protegernos de la cara amarga del amor, mientras que lanza un alegato ensordecedor a vivir la vida con dulzura. Por supuesto, hace suyos los mecanismos shakesperianos del engaño, el cambios de identidad, los enamoramientos, los amores posibles, las confusiones y los elementos mágicos.
"La Ternura es una comedia romántica de aventuras en la que intento contar que no nos podemos proteger del daño que produce el amor. Que si queremos amar nos tenemos que arriesgar a sufrir. El espectáculo se llama La Ternura porque habla de la fuerza y de la valentía para expresar amor. La ternura es la manera en la que el amor se expresa. Una sociedad sin ternura es una sociedad en guerra", escribe el director, Premio Max y Premio Nacional de Literatura Dramática.
Las risas son constantes gracias al buen hacer del sexteto en escena, formado por Elena González como la reina Esmeralda, sus hijas: la princesa Rubí (Eva Trancón) y la princesa Salmón (Natalia Hernández); el Leñador Marrón (Juan Antonio Lumbreras) y sus hijos, el Leñador Azulcielo (Javier Lara) y el Leñador Verdemar (Paco Déniz).
La esencia del vodevil francés y la ópera bufa se filtran hasta el engranaje de este montaje que bebe además del teatro del absurdo, con diálogos cargados de metáforas, comparaciones y poesía, en el que se esconden los títulos de las catorce comedias de Shakespeare.
La Ternura fue galardonada con el Premio Valle-Inclán de Teatro 2018. Después de dos temporadas en el Teatro de La Abadía, recala en el Teatro Infanta Isabel, que arranca el curso con nueva gestión pero mismo nombre.