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Muere María Fernanda D'Ocón, una de las grandes damas de la escena

María Fernanda D’Ocón ha muerto a los 84 años. Su carrera está repleta de éxitos clásicos.

María Fernanda D’Ocón ha muerto a los 84 años. Su carrera está repleta de éxitos clásicos.
María Fernanda D'Ocón | RTVE

Ha muerto en Gualba (Barcelona) una de nuestras más grandes actrices: María Fernanda D´Ocón. Tenía ochenta y cuatro años. Estuvo casada con el director teatral Mario Antolín, del que se separó a los veinte años de casada. No tuvieron descendencia.

Quería ser cantante de ópera, se preparó para ello, aunque terminó, además de pasar por el Conservatorio, recibiendo clases de declamación. Su maestra fue la eminente Carmen Seco, quien la aconsejó que se cambiara de nombre, pues su verdadero era el de María Fernanda Conejos Gómez. Buscaron otro apellido y eligieron el segundo de la madre de la actriz. En su profesión, muy apreciada, la conocían, simplemente, como "la D´Ocón".

Su biografía artística es amplia sobre todo en éxitos teatrales, de obras clásicas en su mayoría. Se la recuerda entre ese vasto número de estrenos cuando representó Misericordia, de Pérez Galdós, en el teatro María Guerrero, año 1972, dirigida por el acreditado José Luís Alonso. Nadie como ella hizo de "Benina", la protagonista del drama del autor canario. En el cine su participación fue más escasa, pero en televisión, de la que fue pionera a partir de 1957 cuando la llamó Chicho Ibáñez Serrador, actuó en infinidad de programas dramáticos y otros de diferentes contenidos.

Había nacido en Valencia en 1937 aunque vivió largo tiempo en Barcelona. Se consideraba desde luego muy valenciana. Lo comprobé cuando compartí con ella una cena en plenas fechas falleras, tradición a la que acudía cuando le era posible. No en vano le dedicaron una calle en la ciudad del Turia. En aquella velada comprobé la gran humanidad de María Fernanda, su sencillez. Solía decir en las entrevistas que no se consideraba una actriz vocacional y que prefería gozar de su vida fuera de los escenarios. ¡Siendo como ella era una grande de la escena!

Conoció a Mario Antolín, un personaje culto, de variado recorrido profesional: fue periodista, crítico teatral, actor asimismo y subdirector general de teatro. Tenía veinte años ella cuando formaron una compañía teatral. En 1959, dos años más tarde, contrajeron matrimonio, mas dos decenios después se separaron.

María Fernanda era muy concienzuda a la hora de prepara sus papeles. Para convertirse en viejecita en una obra de Luigi Pirandello se pasó cinco meses ensayando la voz, los gestos y movimientos. Un maquillaje apropiado la convirtió en una mujer longeva. Y representando el sainete de Carlos Arniches "La chica del gato", quiso tanto al minino que aparecía en el escenario que, cuando acabaron las representaciones, se lo llevó a su casa. Era de raza angora y lo llamaba "Pablito".

Tierna, sentimental, entrañable, María Fernanda D´Ocón dejó dicho que sus restos mortales acabaran en el cementerio madrileño de la Almudena, donde descansan sus padres. Y también, por cierto, los de su ex-marido.

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