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Eduardo Miura: "Hay gente a la que le gusta ver a los toreros pasar un mal rato delante de un Miura"

El ganadero sevillano habló en Es Toros del 175 aniversario de Miura.

Es Toros: 175 aniversario de Miura

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El ganadero sevillano habló en Es Toros del 175 aniversario de Miura.
Cartel de entrada a la finca Zahariche | Twitter

Si hay una palabra que con sólo escucharla insufla respeto esa es miura. Si nos limitamos al mundo del toro el respeto se puede traducir en un cierto pavor. Miura tiene una leyenda y cumple 175 años.

Para celebrar la efeméride el ganadero Eduardo Miura (Sevilla, 1942) atendió al programa Es Toros de esRadio el pasado domingo. Aseguró durante la entrevista que esta temporada la enfocan "como una más" y que esperan desde Zahariche, sita en la localidad sevillana de Lora del Río, que sea "lo más exitosa posible". La temporada de los uros sevillanos pasa por la capital hispalense (casi 80 años lidiando ininterrumpidamente en el Coso del Baratillo), Pamplona, Béziers y el regreso a Bilbao pero la rumorología previa a la presentación de los carteles madrileños asegura un segundo encierro además del habitual. Eduardo Miura ni lo confirma ni lo desmiente, "nos hemos comprometido en firme a una, creo que la segunda aparecerá", y achaca las dudas de la segunda fecha en Las Ventas a lo cortas que son sus camadas y a que sus toros se pelean y se hieren mucho. Si van con una segunda corrida a Madrid quieren que sea con una en condiciones.

Una ganadería como la de Miura con esa solera que da haber vivido en tres siglos diferentes permite que el anecdotario de para varios volúmenes. Eduardo Miura Martínez lleva, junto a su hermano Antonio, la ganadería desde la muerte de su padre Eduardo en 1996 y recuerda grandes faenas con sus toros que, pese a que tienen la fama de ser unas alimañas intoreables que ponen en más de un brete a los matadores, han sido partícipes de grandes tardes de toros. Sin querer remontarse a años pretéritos, Eduardo Miura puso como ejemplo los toros lidiados por Rafaelillo la temporada pasada (Sevilla, Madrid, Pamplona y Béziers), "los muletazos más lentos que se dieron esa temporada en Madrid" y el regreso de su sobrino Eduardo Dávila Miura a Pamplona, "nos hace pasar un mal rato, esperemos que no vaya a susto por efeméride".

¿Miuras para las figuras?

Eduardo Miura recordó la época en la que las máximas figuras del toreo de enfrentaban a los temibles toros de su ganadería. "Antes eran corridas de toros, no había división entre toristas y toreristas", apuntó el ganadero que dijo que "antes había otra manera de plantearse las cosas". En esos tiempos "no había tantas ganaderías ni tanta diferencia en los comportamientos de los toros", contó sin entrar en la eterna polémica sobre el juego que dan determinados astados en los ruedos dependiendo de la procedencia que tienen. En este sentido Miura incidió en la diferencia clave entre sus animales y los de otras ganaderías: "nuestro toro se ha quedado en una órbita distinta al del resto de ganaderías por su comportamiento, su improvisación, las cosas que hacen y la agresividad que algunas veces saca".

Pero no quiso desmerecer la labor de las otras ganaderías que hacen un toro más acorde al toreo moderno. Todo lo contrario. Para Eduardo Miura "el otro toro tiene un mérito enorme porque hacen esas faenas tan completas y tan perfectas". Y explicó que "si el toro sale de una manera lo único que tiene que hacer el torero es estar digno con él y matarlo y entonces no juegas una carta, juegas dos. Cuando matas una corrida de Miura si el toro sale malo la culpa la tiene el toro porque es de Miura y si sale bueno le has cortado la oreja a un Miura y en lugar de valer cinco vale siete. Y en lugar de estar quince minutos delante del toro conque esté cinco minutos es suficiente".

"Antiguamente las faenas eran más de intensidad que de cantidad y ahora es al revés. La prueba es la duración de las corridas de toros, que ahora se van más allá de las dos horas" dijo el ganadero para apoyar su teoría sobre la relativa facilidad del toro de hoy en día en comparación de los toros de antes.

Sin embargo él no es partidario de la mala fama que tienen sus toros. El ganadero aseguró que cuando le preguntan en ese sentido él recuerda "aquellas veces en las que los toreros triunfan y les sirve para mejorar su carrera" y también que "hay gente que le gusta ver a los toreros pasar un mal rato delante de un Miura, pero eso no es de lo que nos gusta presumir".

"Hay ganaderías que lo están pasando muy mal"

Otro de los asuntos que trató el veterano ganadero sevillano es los problemas con los que se encuentran los ganaderos para sacar adelante sus camadas por culpa de la normativa. Eduardo Miura indicó que "siempre tenemos una espada de Damocles sobre nuestras cabezas con las normativas europeas" porque "la ganadería brava tiene un manejo que en Europa no se conoce". Aprovechó para quejarse de las autoridades españolas a la hora de plantear la defensa del toro en el resto del continente, "no me quiero meter con nuestras autoridades pero se asustan al hablar del toro bravo".

Puso como ejemplo el problema de la tuberculosis por el que "hay ganaderías que lo están pasando muy mal y se han quedado en cuadros". Recordó que "estos animales conviven en la naturaleza y se contagian de esta enfermedad" que transmiten los animales salvajes con los que cohabitan en las dehesas y los montes. Por esta enfermedad las ganaderías tienen que hacer "saneamientos bianuales".

Además aprovechó la oportunidad para cargar con la falta de una normativa nacional sobre la Fiesta. En España cada Comunidad Autónoma tiene su propia normativa y eso hace que "no tengamos una sola voz a la que escuchar ni una ventanilla única a la que llorar", resumió el ganadero de bravo.

Desde 1842

La ganadería Miura lleva en manos de la misma familia desde 1842 cuando el sombrerero sevillano Juan Miura se hace con unas reses para su hijo Antonio, gran aficionado a la Fiesta. Fue pasando de generación en generación hasta llegar a los tataranietos del fundador, Eduardo y Antonio, que son los actuales ganaderos.

Entre esos años algunos nombres se han quedado grabados en el inconsciente, como ese Islero que se llevó por delante a Manolete en agosto del 47 en Linares. Sucesos como la muerte del cordobés unida al fallecimiento de otros seis diestros han aumentado la mala fama de la que reniega Eduardo Miura.

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