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La vuelta al mundo del Ejército del Aire: 600 horas de vuelo, piezas impresas en 3D y un pájaro destrozando un motor

Los pilotos españoles participaron por primera vez en ejercicios en Australia e India. Ganaron sus duelos contra los Su-30 indios de fabricación rusa.

Los pilotos españoles participaron por primera vez en ejercicios en Australia e India. Ganaron sus duelos contra los Su-30 indios de fabricación rusa.
Pacific Skies 2024, la vuelta al mundo del Ejército del Aire, en imágenes

El gran reto del Ejército del Aire y el Espacio para el año 2024, Pacific Skies, ha concluido con éxito. El grupo expedicionario enviado a completar la vuelta al mundo se encuentra ya en sus bases aéreas después de haber sumado en su conjunto más de 600 horas de vuelo y recorrido cerca de 400.000 kilómetros. Una gesta que en el Cuartel General del Aire comparan con los grandes desafíos que afrontó la aviación en los años 20 del siglo pasado.

Han sido 56 días de vuelo, de los que 43 han sido de ejercicios militares y 13 de proyección aérea, en las que las aeronaves militares españoles han cumplido con los objetivos marcados inicialmente para esta misión: abrir una comunicación estratégica en el área del Indo-Pacífico, promocionar la industria europea de Defensa en el mundo y aumentar la interoperabilidad con las fuerzas aéreas de Francia y Alemania, junto a las que han compartido este reto.

Las cifras son contundentes. En este despliegue han participado 240 militares del Ejército del Aire (dos rotaciones de 120 militares), además de un buen número que ha participado en las labores de preparación y puesta en marcha desde España. Los cuatro cazas Eurofighter Typhoon han sumado 378 horas de vuelo (223 horas de navegación y 151 horas de adiestramiento militar) y han realizado 150.000 kilómetros.

Los dos aviones de transporte A400M han realizado 192 horas de vuelo y han recorrido más de 126.000 kilómetros. Mientras que el avión A330 ha estado 97 horas en vuelo y ha recorrido 130.000 kilómetros.

Las aeronaves españolas han mostrado su destreza en tres grandes ejercicios aéreos multinacionales. Primero lo hicieron en el Arctic Defender, en Alaska (Estados Unidos), que organiza la Fuerza Aérea estadounidense, donde tuvieron la oportunidad de luchar en grupo junto y contra a los aviones F35 de quinta generación, los más modernos que existen ahora mismo en el mercado internacional.

Allí emplearon munición real y lanzaron con éxito un total de 24 bombas GBU-16 con guiado láser. También allí sufrieron la incidencia más grave. Un pájaro se coló en el motor de uno de los Eurofighter, y como los españoles ya habían enviado sus motores de reserva a Australia, tuvieron que emplear uno cedido temporalmente por la Luftwafe. Ese motor alemán se empleó para hacer el tramo de vuelo Alaska-Japón-Australia.

El cambio de motor es un desafío en sí, bastante "complicado", según explicaron fuentes del Ejército del Aire, porque el software del caza debe reconocer un motor y unas piezas que no están dadas de alta en el sistema del avión de combate. Los mecánicos que participaron en el despliegue consiguieron salvar la situación sin que la misma afectase al calendario previsto por las tres fuerzas aéreas.

El segundo gran ejercicio fue el Pitch Black, que organiza cada dos años la Real Fuerza Aérea Australiana, y en el que las aeronaves españolas participaron por primera vez en su historia. Allí, junto a 140 aeronaves de más de una veintena de países, además de algunos medios marinos, participaron en misiones de ataque a suelo y de combate aire-aire, siempre utilizando armamento simulado.

El Tarang Shakti, organizado por la Fuerza Aérea de la India, fue el tercer gran ejercicio militar en el que participaron los cazas españoles. Se centra en ejercicios de combate aéreo de uno contra uno y uno contra dos, y tuvieran la oportunidad de enfrentarse por primera vez en este tipo de duelo con los Sukhoi Su-30 MKI indios, cazas de fabricación rusa, a los que vencieron en todos los enfrentamientos que tuvieron lugar.

Otro de los logros importantes que el Ejército del Aire ha conseguido sacar adelante durante este despliegue es la fabricación y certificación de piezas para los cazas Eurofighter fuera de nuestras fronteras. Antes del viaje se realizó un estudio sobre qué piezas necesarias para estos aviones de combate se podrían fabricar en remoto para no tener que cargar con ellas durante todo el trayecto.

Los planos de estas piezas fueron enviadas por email a los mecánicos del despliegue, que pudieron fabricarlas sobre la marcha con una impresora 3D metálica y certificarlas para poder utilizarlas en los cazas. Varias de estas piezas fueron instaladas en los Eurofighter y realizaron con ellas el salto desde Alaska hasta Japón, uno de los puntos clave del viaje, pues son 8.000 kilómetros sin un aeropuerto para realizar un posible aterrizaje de emergencia.

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