
La invasión rusa de Ucrania provocó un despertar en la vieja Europa. Puso freno a los continuos recortes de la inversión en Defensa, que había provocado que los ejércitos de muchos países, incluido los españoles, hubieran perdido algunas de sus capacidades y viesen erosionadas otras, y relanzó un nuevo ciclo inversor. Europa se dio cuenta que las guerras tradicionales siguen existiendo y que debe redimensionar sus capacidades militares.
El primer problema al que hubo que hacer frente fue a la incapacidad inicial de la industria de Defensa europea para satisfacer la demanda que había provocado el ataque de Vladimir Putin a la vecina Ucrania. Los centros de producción europeos llevaban años adaptados a los raquíticos presupuestos de Defensa y había que potenciarlos para que fuesen capaces de satisfacer el nuevo nivel de demanda, muy superior al que estaban acostumbrados.
La multinacional europea Thales ha puesto este miércoles sobre la mesa los datos sobre los esfuerzos propios que ha realizado en los dos últimos años. La explicación ha corrido a cargo de Pascale Sourisse, vicepresidenta ejecutiva de Desarrollo Internacional de la compañía, que ha visitado la capital de España acompañada por el vicepresidente ejecutivo para Europa, Marc Darmon.
Los datos facilitados indican que han conseguido multiplicar por 2,5 la capacidad de fabricación de radares aéreos en la planta que tiene a las afueras de París (Francia), que han multiplicado por 4 su capacidad de producir municiones de distinto calibre en las diferentes fábricas que tienen en territorio francés y de producir misiles en sus instalaciones en Belfast (Irlanda del Norte), así como de multiplicar por 5 la de cohetes de 70mm en su planta de Bélgica.
Una parte de este armamento ha ido a parar directamente al teatro de operaciones ucraniano. "Tenemos contratos con Ucrania, pero también con países que compran equipamiento para luego ponerlo a disposición de Ucrania", ha explicado Sourisse, que también ha destacado que otra parte de ese armamento fabricado en los dos últimos años ha ido a parar a cubrir las nuevas necesidades de los países europeos.
Marc Darmon ha recordado que en las actualidad es habitual que los países europeos compren una parte de su material fuera de Europa, en Estados Unidos, Israel o Corea del Sur, y ha planteado que en el futuro cercano "esto debería cambiar", para conseguir que el continente pueda avanzar en la "soberanía estratégica" y de autoabastecerse en la mayor medida posible del material militar que necesita.

