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El S81 Isaac Peral, que hace renacer el arma submarina de la Armada, estará operativo en julio

Su primera misión real tendrá lugar este mismo año. Será desplegado en el Mediterráneo junto al Juan Carlos I y su grupo de combate.

Su primera misión real tendrá lugar este mismo año. Será desplegado en el Mediterráneo junto al Juan Carlos I y su grupo de combate.
Las entrañas del S81 Isaac Peral, el submarino más moderno de la Armada

El segundo semestre del año, que se inicia este próximo mes de julio, está marcado en rojo en el Arsenal de Cartagena, la base del Arma Submarina de la Armada. Es el momento en el que el S-81 Isaac Peral entrará en "alta disponibilidad". Eso significa que, aunque le quede alguna fase final de pruebas por realizar, se considera que está ya plenamente operativo y que, por tanto, puede ser enviado a realizar cualquier misión si así en necesario.

Esa entrada en "alta disponibilidad" supondrá un auténtico hito para la Armada. Será el inicio del renacer de un arma submarina que lleva varias décadas parcheando y extendiendo la vida de los viejos S-70, de los que ahora mismo sólo queda uno operativo (S71-Galerna), ante los retrasos de diseño y fabricación de los nuevos clase S-80, cuya primera unidad va a empezar a ser operativa con más de una década de retraso sobre el calendario inicialmente previsto.

Se pondrá fin así a una de las etapas históricas como menos submarinos disponibles que ha tenido la Armada. Desde que entrasen en servicio, en los años 20 del siglo XX, sólo durante unos años en la década de los 70 y los últimos doce meses se ha contado con tan sólo una única unidad operativa. Algo que volverá a suceder en 2027, pues está previsto dar de baja el S-71 Galerna dos meses antes de que el S-82 Narciso Monturiol entre en "alta disponibilidad".

Desde su entrega a la Armada en noviembre de 2023, el S-81 Isaac Peral ha recorrido unas 5.500 millas náuticas y ha completado unas 1.200 horas de navegación, de las cuales cerca de 900 horas han sido en inmersión. En total, ha completado unos 86 días de mar antes de darse por superada la fase de evaluación operativa, que certifica que cumple con los requisitos operativos fijados por la Armada.

Una evaluación operativa superada con creces como se demostró hace unas semanas en un ejercicio realizado en aguas de Cartagena en el que participó junto a las fragatas F102 Almirante Juan de Borbón y F83 Numancia, además de con el buque de salvamento A-20 Neptuno y un helicóptero SH-60B de la Armada.

Desde su entrega hasta ahora también se ha simulado el lanzamiento de misiles y torpedos en hasta siete ocasiones. De la simulación a la realidad se pasará el próximo mes de junio, cuando coincidiendo con la celebración del Día de las Fuerzas Armadas en Canarias, el S-81 ponga rumbo al archipiélago para hacer blanco y hundir un barco real –normalmente se utilizan embarcaciones en desuso de la Armada que acaban en el fondo del mar–.

En este 2025 también llegará su primera misión real. La Armada quiere introducir al S-81 Isaac Peral en uno de los despliegues que el LHD Juan Carlos I y su grupo de combate Dédalo van a realizar en el Mar Mediterráneo durante este año. Lo más probable es que sea en el tercer y último despliegue del año, que tendrá lugar a partir del próximo mes de septiembre, cuando tengan su prueba de fuego.

Uno de los submarinos más modernos

Las características técnicas de la clase S-80 convierte a estos submarinos en uno de los mejores del mercado con tecnología convencional –aunque lejos de las capacidades de un sumergible nuclear–. Destacarán sobre todo por su Sistema de Propulsión Anaerobia (AIP, por sus siglas en inglés), que le permitirá estar sumergido durante unos 20 días, algo solo superado por los nucleares.

Este sistema permite generar agua y electricidad a cualquier profundidad gracias a un sistema de pila de combustible donde el hidrógeno (H2) y el oxígeno (O2) se combinan para producirlos. Los retrasos han impedido que el sistema esté disponible en las dos primeras unidades: el S-81 Isaac Peral y el S-82 Narciso Monturiol. A estos se les instalará en su primera gran carena, que suele realizarse a los seis años de estar operativo.

Sí estará de serie en los dos últimos submarinos de la serie. La previsión actual de la Armada es que el S-83 Cosme García sea entregado para evaluación y certificación en enero de 2029 y entre en "alta disponibilidad" en enero de 2030. En el caso del S-84 Mateo García de los Reyes, se prevé que sea entregado para evaluación y certificación en marzo de 2030 y esté en "alta disponibilidad" para marzo de 2031.

Los S-80 tienen una eslora de 81 metros. Su casco resistente es de 7,3 metros de diámetro y una longitud de 70 metros. Tienen capacidad para desplazar 2.965 toneladas en inmersión y su cota máxima operativa es superior a los 300 metros. Su sistema de armas incluye seis tubos lanzatorpedos y capacidad embarcar misiles, torpedos y minas. Tiene capacidad para atacar objetivos en tierra, algo hasta ahora restringido a los submarinos nucleares.

Su capacidad de carga de armamento es de 12 armas largas (misiles o torpedos) y 24 armas cortas (minas), que pueden ser lanzados con sólo dos marineros en la sala de torpedos en coordinación con la sala de Mando y Control. Eso sí, los tubos pueden salir cargados para llevar más armamento. Se pueden lanzar a la vez hasta seis torpedos (intercalados en breves segundos) y se pueden filoguiar los seis a la vez (cambiar su rumbo sobre la marcha).

Con una baja huella magnética y acústica, para dificultar ser detectado, su alta tecnología le permite ser operado por 32 tripulantes (8 mandos y 24 efectivos entre suboficiales y marinería), menos de la mitad de la tripulación que era necesaria para los submarinos de la clase S-70. Esto le permitirá tener espacio para llevar a un equipo de operaciones especiales a bordo para ser desplegado si fuese necesario.

Pese a estas cifras, la Armada ha configurado una dotación de 43 militares para el S-81, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la tripulación. Unos militares que normalmente salen en misiones de casi un mes, comparten literas diminutas en compartimentos mixtos –las mujeres son un 10 por ciento de la tripulación–, no tienen acceso a red Wifi, y se comunican con el exterior a través de emails que sólo pueden contener texto.

Otro de los saltos cualitativos de los S-80 es que llevan a bordo dos duchas y tres retretes para una tripulación de 43 personas, cifras que pueden parecer altamente insuficientes, pero que superan con creces la capacidad de los submarinos de la clase S-70, en los que hay una ducha y dos retretes para una tripulación de 55 militares.

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