L D (EFE) Antes de que el mundo se detuviera a contemplar con admiración los éxitos que encadenaba una España arrolladora en disciplinas varias -y no sólo en este deporte-, la afición "gunner" ya adoraba a Cesc Fábregas; Mikel Arteta llevaba el peso del Everton y "The Kop" se quedaba sin cuerdas vocales cantando a voz en grito al Niño Torres. Son sólo unos ejemplos. Cuando el fútbol español emigró a Inglaterra, abrió nuevos horizontes en la cuna del balompié. Y, entonces, irrumpió España para que el nombre de la selección se escribiera con letras mayúsculas en la historia.
En el año de oro para el deporte patrio, el sonado triunfo en el europeo encumbró a la selección nacional a lo más alto del ránking de la FIFA e hizo girar las miradas, de nuevo, y con renovada curiosidad, a los Cesc y los Torres que enriquecieron el juego de su combinado con la experiencia adquirida en campos anglosajones. En vísperas del estreno de la temporada en Reino Unido, la llegada de españoles no sorprende a nadie en este país, donde recalan ahora el experimentado cancerbero César Sánchez, en el Tottenham de Juande y Carlos Cuéllar, al mando de Martin O'Neill en el Aston Villa -aunque éste llega del Rangers en la vecina Liga escocesa-.
También a los más jovencitos les pica el gusanillo. Uno de los alumnos aventajados de la cantera madridista, Dani Parejo, se liaba la manta a la cabeza para lucir la camiseta del londinense Queens Park Rangers, un club de la segunda división. Es un vínculo cada vez más estrecho el que une a ambas competiciones. La máxima división del fútbol británico sigue siendo destino predilecto en Europa y una opción preferente para nuestros jugadores.
Imposible hablar del Everton sin mencionar la solidez de Arteta, ni elogiar el resurgir europeo del Liverpool de hace tres temporadas sin atribuir méritos a las artes del madrileño Rafael Benítez. Y hasta hace dos días, el Bolton Wanderers hacía reverencias a Iván Campo -militante, ahora, del Ipswich Town-.
Fernando Torres se quitó la camiseta del Atlético, su club de toda la vida, para poner Anfield patas arriba con 33 goles rubricados con su nombre para los "reds" en una incursión sobresaliente. Un prodigio de "niño". Este año, por cierto, el delantero cuenta con acompañante en el frente ofensivo: el irlandés Robbie Keane, ex "Spurs" y con el que parece -en palabras de su "míster"- que se "entiende" a la perfección. Fue, además, un tanto de Torres, a pase de Xavi, el que llevó a esa España increíble a la gloria continental -aunque él ya había ganado este torneo en dos ocasiones en categorías inferiores-.
De vuelta a su hogar británico, al de adopción, en la portería le espera otro de los pilares "red", un Pepe Reina que es ya imprescindible en los feudos de Anfield -como lo es para el Arsenal Manuel Almunia-. Pero también están ahí, en la defensa, Álvaro Arbeloa y parece que no se va Xabi Alonso, que ahí continúa, en el centro del campo.
Entre los más jóvenes, el Liverpool ha cedido a Miki Roque al Cartagena esta temporada pero continúa en la reserva Daniel Pacheco. Los planes de reforma que se trae entre manos Juande Ramos con el Tottenham han traído a este torneo al veterano guardameta César Sánchez. El cancerbero, de 36 años, podría servir de reserva del brasileño Hurelho Gomes, otra de las adquisiciones estivales de los "Spurs", procedente del PSV Eindhoven, como reemplazo del inglés Paul Robinson.
Y junto a los españoles "ilustres" del fútbol británico merece mención aparte Cesc Fábregas. No hizo falta que ganara España para que la hinchada "gunner" se postrara a los pies del catalán, pero la contribución del hombre de Areyns de Mar con su país le elevó, si cabe, a un olimpo más alto. Prácticamente, ha madurado como jugador con la camiseta del Arsenal. El ex del Barça ocupa un puesto de honor en las filas que dirige el francés Arsene Wenger, su mentor, su "profesor", donde sus compañeros acatan sin rechistar sus órdenes desde el centro del campo, desde donde impone autoridad. Cesc tiene un hueco privilegiado en el corazón de los "cañoneros". Lo ocupaba antes, y lo mantiene ahora, avalado por los éxitos logrados con la camiseta nacional.
Esta euforia a la española se le contagió al pletórico Manchester que, aunque traspasó al joven Gerard Piqué al Barcelona de Pep Guardiola, quiso incorporar, sin éxito, a otra joya "roja". Los 'diablos rojos' consiguieron retener al portugués Cristiano Ronaldo en sus filas pero Ferguson no pudo salirse con la suya en otros derroteros al toparse el United con la rotunda negativa del Valencia a una oferta por David Silva. En este caso, al parecer, el propio jugador -en palabras de su agente-, prefirió, también, quedarse en España y sólo se movería, dicen, a otra entidad patria.