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El pelotón pone el grito en el cielo por la falta de seguridad en el Giro

Tras la muerte de Weylandt, saltan las alarmas por la falta de seguridad en la carrera italiana. Preocupa sobre todo el paso por el Crostis.

Tras la muerte de Weylandt, saltan las alarmas por la falta de seguridad en la carrera italiana. Preocupa sobre todo el paso por el Crostis.

El Giro de Italia llora la muerte del ciclista belga Wouter Weylandt (Leopard), que se dejó la vida en el descenso del Passo di Bocco, un puerto de tercera categoría situado a 25 kilómetros de la meta de la tercera etapa que se disputaba entre Reggio Emilia y Rapallo. Con el pelotón lanzado en la persecución de los escapados del día, Weylandt cayó de forma espectacular y enseguida se temió lo peor. Fue un golpe en la cabeza contra el muro protector de la calzada que dejó inconsciente al corredor, de 26 años.

Las imágenes de Weylandt tendido sobre el asfalto hablaban por sí solas. Los médicos del Giro, con el doctor Giovanni Tredici al frente, acudieron en su ayuda y no tardaron en comprobar que se encontraba inconsciente en medio de un enorme charco de sangre tras sufrir una parada cardiorrespiratoria que precisó de masajes de reanimación en el mismo lugar del accidente. Las maniobras obtuvieron éxito, por lo que Weylandt fue trasladado en helicóptero al Hospital de Génova. Pero nada se pudo hacer allí por salvar su vida.

Pasadas las cinco de la tarde llegó la comunicación oficial del fallecimiento de Weylandt, la cuarta víctima en la historia del Giro de Italia, por parte de las autoridades. Éstas se demoraron en anunciar el fatal desenlace porque prefirieron comunicárselo antes a la esposa del corredor, Anne Sophie, que tardó en ser localizada al no encontrarse en su casa cuando se produjo el siniesto. Para añadir mayor tragedia aún, la mujer está embarazada de cinco meses.

La noticia de la muerte de Weylandt ha dejado consternado al pelotón, que critica la falta de seguridad en el Giro, la primera de las tres grandes carreras ciclistas de la temporada. Al margen de todas las palabras de condolencia y apoyo hacia la familia del ciclista belga, entre las que caben destacar las de Alberto Contador –vencedor de la edición de 2008– y Carlos Sastre, llama la atención el contundente mensaje de Pablo Lastras criticando la falta de seguridad en la corsa rosa.

"Es hora de que hagamos algo por dignificar esta profesión. Es algo que se veía venir y esta mañana lo había hablado con varios periodistas", confesaba un abatido Lastras. "Hoy había muchas curvas peligrosas y ni siquiera había una mínima señalización o una bandera amarilla indicándolas. No sé dónde ha sido la caída, y si ha tenido algo que ver, pero hoy cualquier elemento de seguridad brillaba por su ausencia", añadía el corredor del equipo Movistar, que conocía bien a Weylandt. "Me llevaba bien con él. Era un ciclista con un gran porvenir, rápido al estilo de (José Joaquín) Rojas y que amaba lo que hacía".

Si el trágico accidente en el Passo di Bocco ha golpeado con dureza al pelotón, mayor preocupación aún existe en torno a la decimocuarta etapa del Giro, considerada la reina de la presente edición, que se disputará el sábado 21 de mayo. Un recorrido de 210 kilómetros entre Lienz (Austria) y el Monte Zoncolan, en los Alpes Cárnicos. Entre medias, el paso por el temible Monte Crostis, un puerto en el que la carretera –si se le puede llamar así– se estrecha hasta convertirse en un camino de cabras. Literalmente. Toda una trampa para los ciclistas, que ponen el grito en el cielo por su inseguridad.

"Me da miedo, nunca he visto una cosa similar. Se va más allá del límite", decía Contador, el pasado 25 de abril, sobre el Crostis. Entonces, el corredor de Pinto sólo pudo pudo hacer un reconocimiento de cuatro kilómetros, sin llegar a la cima a causa de la nieve. Se trata de una dificultad de primera categoría, con 1.982 metros de altitud, 14 kilómetros de subida y un desnivel de 1.417 metros. La pendiente media es del 10,1 por ciento y tramos de hasta el 18 por ciento a partir del kilómetro 12. Los dos últimos y medio se corren sobre tierra.

Mientras tanto, la carrera sigue su curso y el equipo Leopard, en el que militaba Weylandt, ha decidido tomar la salida en la cuarta etapa de este martes, de 208 kilómetros entre Génova y Livorno. "Queremos tomar la salida por respeto a la familia del corredor y también para compartir el dolor con otra familia como es el ciclismo. Los corredores están destrozados y si hay alguno que mañana se encuentra mal, aceptaremos otro tipo de opinión", decía este lunes Brian Nhgaard, mánager general de la formación luxemburguesa, tras comunicarle tal decisión al director del Giro, Angelo Zomegnan.

Será una jornada "de luto desde el comienzo hasta el fin" según palabras de Michele Acquarone, director general de RCS Sport, entidad organizadora del Giro y en la que se cancelará cualquier celebración al final. Todo homenaje a Weylandt, otro ciclista más que fallece en la cruel carretera –y ya van 47–, es poco.

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