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TRAS SUFRIR UN EDEMA CEREBRAL

Carlos Pauner ya se encuentra en el campo II

También preocupa su compañero, el andaluz Lolo González, pendiente de evacuación tras perderse en el descenso, y que también está ya en el campo II

El montañero aragonés Carlos Pauner, que sufrió un edema cerebral severo tras alcanzar ayer la cima del Lhotse (8.516 metros), ya se encuentra en el campo II, igual que el andaluz "Lolo" González, que ha sido bajado desde el campo IV en camilla, según se informa en la página web del primero.

González se perdió el sábado en el descenso después de hacer cima y tuvo que ser ayudado por otros montañeros para alcanzar el campo IV (7.900 metros).

Para descender desde éste hasta el II ha sido bajado en camilla y mañana está previsto, si el tiempo lo permite, que sea evacuado hasta la capital de Nepal (Katmandú) en helicóptero, aunque, como en el caso de Pauner, el hecho de descender hasta los 6.400 metros del campo II, el oxígeno artificial y la medicación han logrado que se encuentre mucho mejor.

El propio Carlos Pauner ha sido el que ha llamado para comunicar con voz débil que había llegado al campo II ayudado por Juanito Oiarzábal y Javier Pérez, y que allí va a pasar la noche con el resto de los expedicionarios que ayer hicieron cima, y bastante más tarde ha llegado Lolo González. En la conversación, el himalayista de Jaca (Huesca) también ha querido transmitir un poco de tranquilidad sobre su estado de salud, según se informa en su página web.

A pesar de que la calidad de la comunicación no era buena, ha manifestado que se encuentra mejor que en horas anteriores, extremadamente cansado y muy bien atendido por los médicos que acompañan a la expedición, María Antonia Nerín y José Ramón Morandeira, que están en contacto con él desde el campo base. "Estoy absolutamente exhausto, ahora sólo quiero descansar", ha apuntado Pauner.

En principio ha comentado la posibilidad de bajar por su propio pie mañana al campo base, pero esto es algo cuya viabilidad tendrán que decidir el resto de sus compañeros e incluso los médicos.

Todos los expedicionarios han estado sometidos, a partir de los 7.000 metros de altura, a una temperatura aproximada de 30 grados centígrados bajo cero con una reducción de la capacidad pulmonar, debido a la altitud, de un 30 por ciento, porque casi todos ellos han hecho cumbre sin oxígeno y ha tardado unas horas nueve horas en recorrer los últimos 600 metros hasta la cumbre. 

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