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El futbolista que rompió todas las barreras del racismo

Walter Tull fue el primer futbolista de campo que jugó en la máxima categoría inglesa, además del primer negro que ascendió a oficial en el Ejército Británico.

Walter Tull fue el primer futbolista de campo que jugó en la máxima categoría inglesa, además del primer negro que ascendió a oficial en el Ejército Británico.

A día de hoy, la presencia de futbolistas de color, ya sea de procedencia africana, americana o europea, en la mayoría de los clubes de nuestro continente es algo habitual. Todos los equipos cuentan con algún intengrante negro en su plantilla que, más allá de ciertos capítulos racistas esporádicos de aficionados indeseables, gozan de la aceptación de todos e, incluso, juegan en selecciones como Francia, Alemania, Italia o España.

Sin embargo, eso no fue siempre así. De hecho, la llegada de estos futbolistas fue mucho más complicada de lo que dictaría la lógica, con muchas e incomprensibles trabas. El primero en romper esas barreras fue un inglés llamado Walter Tull, y, pese a que su gesta ha quedado para el recuerdo no sólo en el mundo del deporte, no lo tuvo nada sencillo.

Walter Daniel John Tull nació en Folestone, Kent, el 28 de abril de 1888, nieto de un esclavo africano e hijo de un carpintero inmigrante de las Barbados. A los nueve años Walter sufrió la muerte de sus progenitores, con lo que, junto a uno de sus cinco hermanos, Edward, fue a parar a un orfanato en Londres.

Fue ahí donde el crío, mientras descansaba de los trabajos de formación educativa y laboral, comenzó a practicar un deporte que entonces ya gozaba de gran prestigio en Inglaterra: el fútbol. Al parecer, no lo hacía nada mal, y bien pronto llamó la atención de clubes amateurs de la zona, siendo el Clapton FC quien lo integró en su plantilla, llegando al primer equipo en 1908. El club londinense ganó varios campeonatos no oficiales, siendo Tull, su delantero centro, uno de sus hombres más importantes lo que despertó la curiosidad de equipos más potentes.

Finalmente, en julio de 1909, se decantó por la oferta del Tottenham Hotspur, que acababa de ascender a la máxima categoría del país. De ese modo, Walter Tull se convirtió en el primer jugador de campo profesional negro (antes estuvo Arthur Warton, guardameta del Preston) que jugaba en la primera división inglesa, y probablemente en el mundo entero.

Los inicios, además, no pudieron ser mejores. Debut en el primer partido de Liga ante el Manchester United, que defendía título, y empate a dos gracias a un penalti provocado por el delantero. En el encuentro siguiente, victoria ante el Bradford City, con gol incluído de Walter Tull.

Pero lo que parecía un cuento de hadas se convirtió bien pronto en una pesadilla. A partir de ese partido Walter Tull, que ya se había dado a conocer como un gran ariete, pasó a ser insultado y maltratado por los jugadores rivales y, sobre todo, los aficionados, que no podían soportar que un negro les ganara. Tras un choque ante el Bristol City, un periódico recogió que "gran parte de los espectadores llevó a cabo un cobarde ataque contra Tull con un lenguaje más bajo que el billingsgate" -el soez lenguaje usado en el mercado de pescado inglés-. Seguramente esa fue la primera aparición de racismo en el fútbol profesional, pero al parecer hubo muchos más incidentes en otros estadios.

Poco tiempo después, y pese a su buen rendimiento, el entrenador de los Spurs dejó de contar con el futbolista. En varios sitios se ha reportado que fue debido a que el técnico tampoco era demasiado partidario de contar con un jugador negro en su equipo, aunque lo más probable es que la situación desboradara por completo a Tull, y se optara por hacerle desaparecer de la escena. Sea como fuere, pasó a formar parte del equipo de reservas (que ya entonces disputaban otra competición) y ahí continuó marcando goles para llevar a su equipo al título.

En la temporada siguiente abandonó el Tottenham para firmar por el Northampton Town, con lo que seguía en la máxima categoría del fútbol inglés. En la primera temporada con el club del norte del país logró nueve tantos en doce encuentros y, aunque continuaban los gritos racistas en la grada y los enfrentamientos con futbolistas de otros equipos, Tull se convirtió en un héroe para los cobblers, como popularmente se conoce al equipo, con el que llegaría a disputar 110 encuentros hasta 1914.

También, el primer oficial negro del ejército británico

En aquel 1914, con 26 años, iba a firmar por el Glasgow Rangers, lo que hubiera significado el espaldarazo definitivo a su carrera deportiva. Sin embargo, estalló la Primera Guerra Mundial, y Tull fue llamado a filas para el batallón 17 del Regimiento de Middlesex, formado en su inmensa mayoría por futbolistas, lo que hizo que bien pronto fuera denominado el 'football batallion'. El batallón fue enviado a Francia en noviembre de 1915, en la batalla del Somme, en la que franceses y británicos pretendían hacer retroceder de las fronteras a los alemanes.

Durante los cuatro meses que duró el enfrentamiento Tull se ganó el respeto y la admiración de sus compañeros de batallón, lo que provocó que sus superiores le nombraran subteniente, saltándose la norma existente entonces que no permitía que ningún negro o mulato ascendiera en el escalafón. De este modo, el futbolista nieto de esclavos de Barbados rompía otra barrera contra el racismo, convirtiéndose en el primer oficial de infantería negro del Ejército Británico.

Pero el 25 de marzo de 1918, después de haber luchado en seis batallas, terminó todo. Durante la Ofensiva de Primavera de los alemanes en Calais, Walter Tull recibió un disparo mientras los suyos trataban de asaltar las trincheras enemigas. La situación, a fuego cruzado, hizo que sus subordinados no pudieran siquiera tratar de recuperar el cadáver. Poco después, la guerra terminó, dejando como herencia diez millones de muertos, el doble de desaparecidos, y un caldo de cultivo que iba a propiciar, dos décadas más tarde, la segunda guerra mundial.

En Inglaterra, el país trató de volver a la normalidad. Y entre esos actos estuvo el regreso de la competición futbolística, aunque muy mermada después de que muchos de sus integrantes hubieran perdido la vida con el 'football batallion'. No eran muchos los que se acordaban de Walter Tull, por aquello de que un futbolista negro no podía ganarse la admiración de los aficionados al fútbol, y no fue hasta muchos años después cuando se redescubrió su leyenda.

De hecho, fue casi finales del siglo XX cuando varios investigadores, con Phil Vasili a la cabeza, descubrieron su historia, que de inmediato fue aclamada en todo el país. Gracias a ello, en 1999 el Northampton dedicó unos jardines y una calle próximos a su estadio al futbolista, el Tottenham y el Glasgow Rangers disputaron en 2004 un torneo bautizado como "Walter Tull Cup", y desde entonces existe una campaña para que se coloque una estatua del jugador en el nuevo estadio que está construyendo el Tottenham Hotspur.

Muchos y muy interesantes homenajes para un futbolista que, sin duda, dejó como legado más importante la apertura de varias puertas para la integración de los negros en todos los ámbitos de un país entonces marcadamente racista, pero que con Walter Tull sentaron las bases para aprender la lección de la convivencia y el respeto.

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