La edición de este viernes de El País presenta un artículo de Ramón Besa, 'El cainismo azulgrana', en el que no repara en azotar a Rosell, a Laporta, y a un mal endémico del Barcelona que refiere a los continuos enfrentamientos en el propio seno del club durante toda su historia.
"Así ha sido históricamente, por su capacidad de autodestrucción" concluye el periodista, tras afirmar que por muy bien que le haya ido al equipo en el plano de lo deportivo, siempre ha vivido problemas institucionales a modo de enfrentamientos que, en estos días, se están repitiendo.
El 'duelo' entre Laporta y Rosell es detalladamente diseccionado por Besa. Los affaires del anterior presidente azulgrana, sobre todo en Uzbekistán, le pueden terminar pasando factura, pero va a continuar litigando con Rosell porque "entiende que su obra de gobierno es tan opinable como diáfana. No hay trampa ni enredo, sino que la discusión es sobre moralidad y no sobre contabilidad".
Es decir, según Besa, la diferencia principal entre Laporta y el actual presidente del Barcelona radica en el hecho de que el primero jamás se ha escondido detrás de ningún socio, sino que siempre actuó a cara descubierta, muy al contrario que el segundo.
Y aprovecha para atizar a Rosell. "La condición de presidente le ha valido de momento para que no se hable de las noticias que sobre sus negocios corren por Brasil y Qatar", asegura, aunque, eso sí, no explica nada sobre de qué tipo de noticias y/o acusaciones se trata. Sólo recalca que "no quedó muy claro quién compró la empresa que tenía en Qatar".
Eso sí, Besa aboga por la tranquilidad de Guardiola a la hora de trabajar, de quien teme que "se canse de tanta tralla en el palco. El problema está en la lucha fratricida de los directivos", asegura, "nada nuevo en la historia del Barça, plagado de contrastes, siempre más que un club, para mal y para bien".