La situación de Luis Enrique en la Roma se complica por momentos. Este lunes ha sido un día clave para saber la continuidad del entrenador español en el conjunto capitalino.
La última derrota contundente en Florencia, unida a la de la semana pasada en Udine, han dejado al asturiano en la cuerda floja. Ante las voces de dimisión, Luis Enrique ya ha dicho que se siente con confianza para continuar. Sin embargo, parece que la paciencia de los dirigentes se empieza a agotar.
Los dirigentes se han reunido este lunes para decidir la continuidad del entrenador. De momento, Luis Enrique parece que se sentará en el banquillo el próximo lunes ante la Juventus de Turín, actual líder, en el que será un ultimátum para el español.
Ahora, su continuidad está en manos del vestuario, que se encuentra dividido. Si el vestuario no muestra una perplejidad excesiva, Luis Enrique seguirá hasta el lunes, informa la prensa italiana.
Llos problemas internos son evidentes. Osvaldo está sancionado durante diez días de empleo y sueldo por agredir a Lamela. Mientras, Heinze medió para atenuar la sanción y recibió una negativa de Luis Enrique que no sentó nada bien. El símbolo del equipo y jefe del vestuario, Francesco Totti, tiene ideas encontradas. Al principio no contó para el asturiano, cuando sí lo hizo se lesionó y lleva mucho tiempo sin entrar en el equipo. De hecho, en Florencia viajó y no jugó ni un minuto.
Difícil papeleta
El calendario no le da tregua a Luis Enrique, que no ha ganado un solo partido imporante. Tras recibir a la Juventus, luego se enfrentará con el Nápoles, dos de los cocos del campeonato. Además, el técnico no podrá contar con Juan, Gago y Bojan, sancionados por haber sido expulsados ante la Fiorentina.
A ello se une la lesión de Burdisso, baja para el resto de la temporada, y la baja forma de Heinze, una lacra en el centro de la defensa. Además, Totti acaba de salir de una lesión. Todo son malas noticias para Luis Enrique.