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MALA IMAGEN DE LOS MALAGUEÑOS

Banca Cívica aprovecha el esperpento de Unicaja

Sin hacer gran cosa, los sevillanos se llevaron cómodamente un encuentro que les devuelve a las semifinales de Copa ocho años después (65-77).

Sin hacer gran cosa, los sevillanos se llevaron cómodamente un encuentro que les devuelve a las semifinales de Copa ocho años después (65-77).
Cívica Milenko Tepic (i) intenta avanzar ante la oposición de Temmel Darden (d). | EFE

Muchas veces la Copa del Rey ha servido para recuperar a un equipo que llegaba a la cita muy tocado anímicamente. A eso se aferraba Unicaja en su visita a Barcelona. Pero nada más lejos de la realidad. Los malagueños vieron cómo un equipo en mucha mejor sintonía, Banca Cívica, le pasó por encima (65-77), agrandando unas heridas que ya llegaban muy latentes.

Joel Freeland anotó su primera canasta a los 25 minutos. Con eso queda todo dicho. La falta de lucha, de motivación, de entrega de los de Jesús Mateo fue inexplicable, y de ellos se aprovechó un Banca Cívica que, con la plantilla de la que dispone, sabe cómo finiquitar a sus rivales. Ni siquiera necesitó de la mejor actuación de Paul Davis para regresar a una semifinal ocho años después.

En el arranque del encuentro fueron ambos conjuntos los que acumularon despropósitos. Tiros claros errados, balones perdidos incomprensiblemente... la otra cara de los partidos de Copa. A los cinco minutos, el marcador era de 2-5. Fue entonces cuando Davis decidió que ya era hora de despertar, y con dos canastas consecutivas obligó al técnico malagueño a solicitar tiempo muerto. De poco sirvió, porque Unicaja se tomó el primer descanso cuatro puntos abajo (12-16).

La historia fue idéntica en el segundo cuarto. Como si se tratara de la repetición de la jugada. De una pobre jugada. Los dos equipos cometiendo un error tras otro, y el Banca Cívica poco a poco ampliando la brecha, gracias sobre todo a Davis. De nuevo, tiempo muerto del técnico malaguista, y de nuevo poca reacción. Tan parecida fue la cosa, que la distancia a favor del conjunto sevillano con la que se llegó al descanso no pudo ser otra: ocho puntos, exactamente el doble que en el primer cuarto.

Parecía que Unicaja iba reaccionar en el arranque de la segunda mitad, con un 3+1 espectacular de Garbajosa, el mejor de los malagueños hoy, pero de nuevo Banca Cívica llevó el partido a su terreno, el de la desidia, el de aquí no hay nadie que corra dos ataques seguidos. Y le siguió yendo bien la cosa: poco antes del final del tercer cuarto, el conjunto sevillano alcanzaba su máxima ventaja, 16 puntos.

En esos mismos guarismos se fue moviendo el marcador hasta los últimos cinco minutos, cuando un parcial de 13-2 a favor de los malagueños volvió a dar vida a un partido que ya parecía muerto. El estadio, ya repleto con los aficionados del Real Madrid y los del Barcelona, que habían llegado dispuestos a animar al Fuenlabrada, se disponía a disfrutar de un final espectacular.

La alternancia de canastas puso a Unicaja a cuatro puntos a falta de minuto quince, pero entonces llegó un triple espectacular de Milenko Tepic, de esos que finiquitan partidos, cuando más duele. Ese triple pesó como una losa en los malagueños, que ya en ningún momento volvieron a sentirse capaces de llevarse el partido.

El Banca Cívica de Joan Plaza supo llevarse una victoria merecida, porque ni siquiera el esprint final puede maquillar la mala imagen que dejó Unicaja en esta Copa. Lo de los malagueños es para preocuparse. Lo de los sevillanos, por el contrario, es para estar ya muy orgullos con lo logrado hasta el momento y, por qué no, para seguir soñando. Porque esta Copa es para soñar.

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