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Las leyendas que nos deja Londres

Estos JJOO han resultado una máquina de generar mitos que quedarán para la posteridad.

En términos generales, es difícil decidir cuándo unos Juegos Olímpicos son mejores que otros. Podría considerarse, por ejemplo, la cantidad de récords obtenidos; o bien, el espectáculo generado en las grandes competiciones. Pero sin duda uno de los mejores baremos es la cantidad de deportistas que después de participar van quedar para la posteridad. Y en eso, Londres se lleva la palma.

Como no podía ser de otra manera, son Michael Phelps y Usain Bolt los más grandes. Estos Juegos han visto brillar a los que, probablemente, sean los dos mejores deportistas olímpicos de la historia. Al menos por resultados.

El nadador estadounidense consiguió, con sus seis preseas conquistadas en Londres, desbancar a la gimnasta Larisa Latynina como el deportista con más medallas de todos los tiempos. 22 suma el tiburón de Baltimore, por las 18 de la soviética. 18 es, precisamente, el número de oros que tiene Phelps. Se dice pronto. La imagen del nadador despidiéndose en la piscina en la que ha sido ya su última competición quedará en el recuerdo olímpico para siempre.

Coetáneo en su tiempo pero igual de trascendente para la historia es el atleta jamaicano Usain Bolt. Dijo que llegaba a Londres para convertirse en leyenda, y lo ha conseguido. No en vano, es el primer hombre que consigue repetir oro en 100, 200 y 4x100 en dos Juegos Olímpicos distintos. Nadie antes lo había logrado. Ni siquiera Carl Lewis, a quien El relámpago ha desbancado ya como el mejor velocista de todos los tiempos. Además, la forma en que ha conseguido sus tres oros, volando sobre el tartán, los rivales a los que se ha enfrentado, con un Blake maldiciendo haber coincidido con él en el tiempo, y las celebraciones y simpatía que ha derrochado en sus victorias le convierten sin duda en la gran estrella de estos Juegos Olímpicos de leyendas.

No sólo Phelps y Bolt

Otra que ha logrado algo que nunca nadie antes había conseguido es la gimnasta Yevgeniya Kanaeva. En un deporte, la gimnasia rítmica, en el que los cambios generacionales se viven a pasos agigantados, la rusa ha revalidado en Londres el oro conquistado en Pekín, con una gran ventaja además sobre la segunda clasificada, su compatriota y estrella en ciernes Daria Dimitrieva. Kanaeva se ha ganado a pulso ser considerada la mejor gimnasta artística de todos los tiempos. Es la que llegado más alto.

Uno que no ha necesitado repetir –porque quizá lo suyo es irrepetible– para convertirse en leyenda es el masai de 23 años David Rudisha, capaz de conseguir lo imposible. Poco le importó que la suya fuera una de las carreras más rápidas de la historia, en la que casi todos los atletas batieron algún récord. Su único rival era el reloj, y también le ganó la partida, logrando lo que hace sólo unos días parecía una quimera: correr el 800 por debajo de 1:41. Bajo la sombra de Bolt, este keniano se ha destapado como el rey del atletismo en Londres gracias a esta marca estratosférica, imposible incluso de imaginar unos días antes.

Otro récord que en principio debería quedar para los anales es el relevo corto femenino. Desde luego, lo logrado por Allyson Felix, Bianca Knight, Tianna Madison y Carmelita Jeter, la atleta viva más rápida del mundo, es histórico. El récord de la prueba databa de 1985. Parecía ya inalcanzable. Sin embargo, ellas lo han conseguido. Y ojo, rebajando en medio segundo la marca de la extinta República Democrática de Alemania. Se dice pronto.

Acumulando medallas

Bradley Wiggins ha sido otro de los grandes nombres de estos Juegos. Su figura quedará para la posteridad, no sólo por convertirse en el primer ciclista que consigue Tour y Oro Olímpico el mismo año, sino porque con la medalla conquistada en la prueba de contrarreloj Wiggo pasa a ser el deportista británico más laureado de la historia, mérito que comparte con otro ciclista en pista que se ha coronado en Londres, pero que ya era toda una leyenda para el deporte mundial: Sir Chris Hoy. Siete metales acumulan ambos, desbancando de la primera plaza a todo un símbolo del país como es el remero Steve Redgrave. Además, Wiggins tiene el honor de haber conseguido tal hazaña en dos disciplinas distintas: ciclismo en ruta y ciclismo en pista.

Algo similar le ha pasado a nuestro David Cal, que en estos Juegos Olímpicos se ha convertido en el mejor deportista olímpico español. Con la plata conseguida en la prueba de C1-1000 suma ya cinco metales, superando así a Joan Llaneras. Pero con estos resultados el de Cangas de Morrazo no es sólo una leyenda en nuestro país; en Londres, Cal se ha convertido en una leyenda universal.

Por supuesto, no podíamos pasar por alto la generación de oro del baloncesto español. Esa que ha ganado un Mundial y dos Eurobasket en los últimos seis años. Esa que, a pesar de las dudas generadas, vuelve a estar por segunda vez consecutiva en una final olímpica. Hace años, no tantos, se veía a las selecciones de la URSS y Yugoslavia como monstruos inalcanzables, los únicos que eran capaces de osar enfrentarse a los estadounidenses. Ahora, el clásico del baloncesto mundial es un España – Estados Unidos. Un choque que ya se ha convertido en leyenda.

Lo que está por venir

Otras figuras han emergido con potencia y juventud en Londres. Son nombres como los de la nadadora china de 16 años Shiwen Ye, oro y récord olímpico en el 200 y 400 estilos; la también nadadora lituana Ruta Meilutyte, oro en los 100 braza con tan solo 15 años; o el lanzador de jabalina Keshorn Walcott, quien a pesar de estar aún en edad de competición junior, este sábado conquistó el oro en una de las finales con más talentos que se recuerden.

Son todos ellos figuras que no han hecho más que despegar, y que nos garantizan futuras estrellas para los Juegos Olímpicos venideros. Sin embargo, será muy complicado que en Río de Janeiro se puedan formar tantas leyendas como las que acabamos de ver en Londres. ¿Imposible? No. Después de escribir esto, nada puede considerarse imposible.

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