La montaña no ha llegado. Ésa es la primera conclusión que hay que sacar de este primer tercio de carreras. Finales en alto, en rampas, en paredes, pero ninguna auténtica etapa de montaña. Por eso, tras nueve etapas, las conclusiones son pocas. O muchas, según se mire. Porque hay quien quiere (Contador, Froome) y hay, por ahora, quien puede (Valverde y Joaquim).
Nueve etapas en las que hemos visto una crono preciosa por equipos, tres llegadas al sprint, y cuatro finales en alto, más la trampa de Barcelona. Y de todo eso salen cuatro corredores por delante, cuatro claros candidatos, con sus pros y sus contras: Joaquim Rodríguez como líder; Chris Froome a 53 segundos; Alberto Contador a un minuto exacto; y Alejandro Valverde a 1:07, que sería sólo de 17 segundos si no hubiera sido por esa caída camino de Valdezcaray.
En esos cuatro finales en alto se ha visto a un Valverde fuerte, siendo él siempre el que rompe las hostilidades, el que crea el primer corte entre los favoritos, y que cuando llegan los otros tres es el que más sufre. Se ha llevado dos etapas, una por pillo, aprovechando el despiste de Purito, y otra por pura potencia y velocidad en Andorra, aprovechando, en este caso, el saber hacer de Purito, llegando a su rueda hasta Contador, en el que quizás haya sido el único ataque certero del pinteño.
Los infinitos ataques de Contador
Siete ataques realizó en la primera subida, en Arrate. Todos ellos, como se suele decir, de peseta, con la pólvora mojada, sin sacar beneficio alguno. Sí lo consiguió en La Collada de la Gallina, pero los últimos metros se le hicieron eternos, con un pedalear de aficionado, con un desarrollo alto y sin apenas avanzar metros. De momento, Alberto quiere pero no puede. El espectáculo, por lo visto hasta ahora, está en su mente pero no en sus piernas.
A diferencia de Valverde, el que más días de competición lleva de los cuatro gallos, Contador ha estado seis meses parado. Es decir, en el caso de Alejandro, irá a menos, mientras el de Pinto irá a más a medida que avance la carrera. Por eso lo doy como claro favorito, creo que por delante de Froome y Purito, por ese orden, con Valverde fuera, al que se le hará larga la carrera.
Estos dos están claro cómo llegan, aunque todo puede desarrollarse de otra forma. La gran duda es el segundo provisional en la general, el británico Chris Froome. Acabó el Tour de Francia sobradísimo, superior en la montaña a cualquiera, e incluso participó en los JJOO conquistando el bronce en la crono. La teoría dice que al británico se le hará larga la carrera. Pero dispone del mejor equipo. El Sky, con Porte y los colombianos Urán y Henao están intentando hacer la táctica que ya movieron en el Tour: mantener un ritmo intensísimo en montaña, para que a los valientes se les vaya la idea de atacar. Sólo que aquí, Valverde con dos victorias y Contador, en busca de su golpe de pedal, parecen no tener nada que perder.
Además, las montañas españolas no son los Alpes, que le van mejor al pedalear en ritmo al británico nacido en Kenia. Los duros porcentajes se le pueden atragantar a un hombre que prefiere los puertos largos y tendidos.
La cabeza de Purito
Y por último queda el líder, el maillot rojo de La Vuelta. Los ataques de Purito están siendo siempre certeros. Sólo en Arrate se le escapó la victoria...por tonto, como él mismo admitió. Cada vez que ataca, es para hacer daño. Hasta ahora, conocía bien cada palmo de carretera, sabiendo el momento exacto en el que hacer daño. Y sabiendo sufrir con cabeza, resguardándose en su equipo, el Katusha.
Lo hizo en Valdezcaray, puerto tendido, donde vio que el ataque de Contador con Froome a rueda no iría a buen puerto, nunca mejor dicho. Y en La Collada de la Gallina, cima que él mismo recomendó a La Vuelta incluirla en el recorrido, esperó y esperó, para salir a falta de 500 metros a por Contador. Maneja los tiempos, maneja las distancias, y se mueve con soltura.
Incluso si no acaba en alto, sabe cuando hay que atacar. Lo demostró en la subida a Montjuic, y de manera inteligente, prefirió ir a relevos con Gilbert, olvidándose de la etapa, y centrándose en sacar cuantos más segundos al grupo de favoritos, mejor. Además, con las bonificaciones, ya ha rascado 36 segundos, que pueden ser más que vitales, en comparación con los 28 de Valverde, los 12 de Froome (que ya perdió la Vuelta el año pasado por 13) y los seis de Contador.
El catalán viene de ser segundo en el Giro, y desde entonces, descansar, sin apenas de competir. Ha aprendido a regularse, a no regalar esfuerzos porque sí, y a saber administrar sus fuerzas, pensando en lo que queda por delante. La crono de Pontevedra de 40 kilómetros, dos finales en muros, el del mirador de Ézaro y el de Fuente Dé, y por supuesto, la auténtica montaña: el tríptico asturiano y la Bola del Mundo.
Las decepciones
Esto nos hace ver, visto lo que queda, que llevamos poco, y eso que ha sido muchísimo. Y es que en cuanto a espectáculo sobre las dos ruedas, se ha visto mucho más que en el pasado Tour, con un ciclismo de ataque y de lucha, sin pensar en lo que vendrá mañana. Ya habrá tiempo para eso.
En cuanto a lo negativo, destaca un nombre, el dorsal número 1, Juanjo Cobo. Ni se le ha visto, ni se les espera. No es el del año pasado. Si no está bajo el cobijo de Matxín, parece que el cántabro se diluye. No puede con la presión. También Van den Broeck está desaparecido, igual que Menchov. No están lejos, pero sí alejados (que no es lo mismo) la dupla holandesa del Rabobank, Gesink-Mollema, así como Igor Antón, que empezó dubitativo, y parece que va a más. Capecchi, Nicolas Roche y Dani Moreno deberían cerrar el top ten.
Eso sí, en el podio sólo caben tres, y entre Purito, Froome, Contador y Valverde, uno sobra, pero esperemos que la lucha entre cuatro no se decida hasta el penúltimo día, en La Bola del Mundo. Eso sí, Asturias tiene la llave del cielo de Madrid.