Rudy Fernández es uno de los mejores jugadores de baloncesto de Europa. Su personalidad, en cambio, levanta tantos admiradores como detractores. Capaz de llevar a cabo comportamientos cuando menos cuestionables –como ante Lavrinovic en la Euroliga- y otros loables. Es, al fin y al cabo, genio y figura, algo propio de los más grandes. Y Rudy lo es. Ahora, en Zaragoza, ha vuelto a mostrar su lado más humano.
Antes del encuentro de ayer ante el CAI Zaragoza, Rudy Fernández acudió a un hospital a visitar a una niña, Alicia, jugadora del equipo infantil Doctor Azua, y que sufre una complicada enfermedad. Su sueño era conocer a su ídolo, y el mallorquín se lo concedió.
Rudy pasó un largo rato con ella, charlando y riéndose, tal como cuenta en su Facebook Willy Tisaire, entrenador de baloncesto de Zaragoza, que fue quien dio luz a la historia. Porque Rudy lo hizo sin periodistas ni cámaras de televisión. No fue una visita de cara a la galería, fue de corazón.
Poco después de concluir el partido, en el que el conjunto blanco logró su pase a la final, Rudy Fernández escribió en su cuenta de Twitter: "Quiero dedicar la victoria a una amiga mía. Un besito para ti y toda la familia", adjuntando una imagen en la que se lleva la mano a la oreja. No dice en ningún momento de quién se trata, pero no es difícil imaginarlo...