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Jaycee Carroll vuelve por sus fueros y vuelve a ser clave en el Real Madrid

Once puntos consecutivos del escolta fueron básicos en la final de la Euroliga.El anotador compulsivo deja atrás sus problemas físicos y de confianza.

Once puntos consecutivos del escolta fueron básicos en la final de la Euroliga.El anotador compulsivo deja atrás sus problemas físicos y de confianza.
Carroll, ante la atenta mirada de Pablo Laso. | Archivo

Durante los actos de celebración del título de la Euroliga del Real Madrid, un hombre no quería separarse del enorme trofeo bajo ningún concepto. Mientras buena parte de la plantilla se asomaba al balcón de la Comunidad de Madrid para saludar a la afición, Jaycee Carroll se abrazaba a la ansiada novena Copa de Europa, como si de su fe en Dios se tratase, en un acto de liberación y, por qué no decirlo, de descanso y reflexión. Dentro de una plantilla que no ha tenido precisamente un camino de rosas en las últimas temporadas, el escolta de Wyoming es probablemente, uno de los que peor lo ha pasado. Así, si bien afronta su cuarta temporada en la casa blanca, el compulsivo anotador formado en la Universidad de Utah State es consciente de que, ante el Olympiacos, por fin se confirmó el retorno de `Boom Boom´, un mote que define perfectamente sus descomunales rachas de tiro, desaparecidas en la pasada temporada y el inicio de ésta por los problemas físicos, donde simplemente era Jaycee Carroll, uno más de blanco, y no pocas veces en el ojo del huracán.

Realmente ha sido un sufrimiento. Demasiado largo, seguramente. "Sí, por supuesto. Pero tenía claro que quería volver este año. Eso forma parte del pasado, y de verdad creo que puedo jugar a un buen nivel", reclama el esperanzado protagonista. Con la puesta a tono y el fortalecimiento de sus rodillas, su cabeza vuelve a estar en el punto exacto para asesinar desde el triple la más férrea resistencia, por más Olympiacos que se llame. Sus once puntos consecutivos, con tres triples nada sencillos, bien punteados, de esos llamados sólo a ser anotados por los elegidos, forman ya parte de los grandes momentos de la máxima competición continental. "¡Boom!, ¡Boom!, ¡Boom!". Tres puñaladas letales al enorme corazón del equipo de El Pireo, justo cuando la banda de Spanoulis salía de su guarida para acogotar al rival como tantas otras veces, pasando de un 40-29 a un 40-41 en un santiamén. Un acto de servicio descollante, que recordó a aquella final copera en 2012 en el Sant Jordi, con un acierto desatado como pocos exteriores blancos habían mostrado en décadas ante el Barcelona, acaso desde Drazen Petrovic. "Tenía mucha confianza, en el equipo y el trabajo que hemos hecho. Y en ese momento realmente me sentí muy fino". Como hace meses que no. Como cuando ametrallaba defensas en Gran Canaria. `Boom Boom´ volvía a llamar a la puerta en el día más importante.

La vuelta a las mejores sensaciones no le ha sido nada fácil. Criticas a una renovación para muchos precipitada de uno de los hombres de confianza Pablo Laso. Las finales de Euroliga perdidas, el descalabro de la pasada temporada, y el constante sufrimiento en duelos directos con el gran rival ante un Brad Oleson que se erigía en su mejor kriptonita. Tras su mala temporada pasada, con la rodilla siempre molestando, el crecimiento del escolta ha sido lento, pero seguro este año. Como el resto del equipo, buscando llegar a la Final Four a tope. En el camino, alguna exhibición anotadora ante el Nihzny en Euroliga o incluso un desquite ante el Barça en Liga Endesa, ante el que ya aportó valor en la Copa del Rey. Pero los once puntos salvadores en el peor momento de la final fueron la llave para que el Madrid evitara el escenario indeseable: a Olympiacos en el partido a tres minutos del final. El día que simplemente Jaycee volvió a ser `Boom Boom´.

Jaycee Carroll, abrazado a la Euroliga

Su mejoría en todos los sentidos, empezando por la salud y acabando, claro en la cabeza, es palmaria. Desde hace unos meses, alguien sobre quien siempre hubo dudas de su rendimiento en pista propia se encarga incluso de emparejarse con el base rival. Una innovación de Pablo Laso, que sorprendió a Marcelinho Huertas en el Top 16 de la Euroliga y que funcionó tan bien que se importó a la Final Four ante los dos grandes estiletes rivales, Andrew Goudelock y Vasilis Spanoulis. "Esa sí es la gran novedad de la temporada. Hace años ni me lo podía imaginar". Una muestra más del giro de tuerca dado por Laso a una plantilla tan atractiva como quizá imperfecta en años previos, y a la que a la seda se ha unido el cemento armado en este curso para perfeccionar el estilo y derribar, al fin, el muro de la Euroliga.

Abrazado a su Copa, un paso por detrás en protagonismo mediático de los líderes del vestuario, el sencillo Carroll no olvida el pasado lejano, pero disfruta del inmediato. Y descansa al reconocer al escolta asesino con cara de buena persona: "por fin. Tuve la oportunidad de hacer cosas buenas. Estoy contentísimo, y acabamos siendo campeones de Europa". Y en buena parte, gracias a su inspiración cuando la soga más apretaba, la que el año pasado habría sido casi imposible.

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