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El renacimiento de la Virtus de Bolonia de Sasha Djordjevic y Milos Teodosic y sus ansias de Euroliga

Tras varios años penando entre problemas administrativos y deportivos, la 'Vu Nere' vuelve a florecer en Italia y Europa

Tras varios años penando entre problemas administrativos y deportivos, la 'Vu Nere' vuelve a florecer en Italia y Europa
Milos Teodosic (44) lidera a la nueva Virtus de Bolonia | Virtus

Después de pasar por auténticas penurias, descensos administrativos y deportivos incluidos, la Virtus de Bolonia, uno de los grandes clubes del baloncesto europeo, vuelve poco a poco a reverdecer sus viejos laureles. El club italiano, fundado en 1929 y primer campeón transalpino en 1945, cuenta con 29 títulos a sus espaldas. Y ahora, tras los peores años de su existencia, su nombre, el de la 'Vu Nere', la uve negra, suena otra vez con fuerza por los pabellones del Viejo Continente. Porque no, la Virtus no es un club cualquiera. Se estima que su número de aficionados supera al de los cuatro equipos de la región de Emilia-Romagna en la Serie A del fútbol italiano: Bolonia, SPAL, Sassuolo y Parma. Ahí es nada.

Sólido líder en la 'Lega' con siete triunfos sin ninguna derrota, su marcha en la Eurocup también es notable. Tras cinco jornadas, sólo ha perdido un partido, en la cancha del sorprendente Promitheas griego. Once victorias y un tropiezo en lo que va de curso, por tanto. Todo ello, después de lograr su primer título europeo desde 2009 hace unos meses cuando derrotó al Iberostar Tenerife en la final de la FIBA Champions League. Acaso un triunfo menor quizá para un doble campeón europeo, pero el inicio de lo que está por llegar. Y es que aún faltan pasos por dar hasta llegar al nivel de aquella Virtus bicampeona continental en 1998, con Danilovic, Savic o Rigaudeau, y en 2001, con Jaric, Smodis, un joven Ginóbili o Rashard Griffith. Ésta última lo ganó absolutamente todo en un año glorioso.

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Antoine Rigaudeau, leyenda de la Virtus. | Cordon Press

Pero tras tocar el cielo, se abrieron las puertas del infierno. Menos de un lustro después de alzar su segunda Euroliga, los problemas financieros le obligaron a un renacimiento en la segunda división italiana. En apenas dos años ya había ascendido y volvía a participar en la máxima competición continental. Incluso perdió cuatro finales de Copa seguidas y se alzó con la Eurochallenge de 2009, con Keith Langford de estrella en la final ante el Cholet. Fueron años de transición hasta la gran catarsis: un descenso deportivo. Lo inimaginable para la vieja Virtus. Sucedió en 2016.

El nuevo paso por la 'Lega Due' apenas duró un ejercicio. En 2017 ya estaba la Virtus de vuelta en el máximo nivel italiano. Fue el momento de tomar decisiones de calado. El equipo volvería a jugar en el mítico Paladozza, donde había celebrado sus partidos entre 1957 y 1996, dejando atrás el Palamalaguti que le había acogido entre 1996 y 2017.

A partir de ahí, los pasos han sido sólidos. Tras un primer curso de reencuentro con la 'Lega', el año pasado la llegada en marzo de Sasha Djordjevic al banquillo llevó a los boloñeses al título de la Champions League. Para este curso, la apuesta es aún mayor. El gran reto es volver a la Euroliga, pero la plaza italiana está asignada al Olimpia Milano. De ahí que la Virtus tenga que acceder ganando la Eurocup o bien, logrando una invitación . Y en ello está poniendo sus mimbres, con el rutilante fichaje de Milos Teodosic que sorprendió a todos eligiendo Bolonia como su primera parada tras su paso por la NBA. El ex del CSKA es el indiscutible líder del equipo y ya gana partidos para los suyos, como el último en la Eurocup ante el Mónaco.

Para la incorporación del serbio, como para la de Sergio Rodríguez en Milán, ayuda también el nuevo régimen fiscal y su suerte de 'Ley Beckham' a la italiana. Según la norma publicada en la Gazzeta Ufficialle en abril de 2019, aquellos ciudadanos no residentes en los últimos dos años en Italia que se comprometan a estar allí al menos dos años, pagarán la mitad de impuestos (un 30% en vez de un 60%). Una forma con la que el gobierno italiano busca ayudar a repatriar el talento perdido en las dos últimas décadas, no sólo en el mundo del deporte.

Con todas esas mimbres, la realidad es que Bolonia vuelve a vibrar con el baloncesto, mientras domina en el baloncesto italiano y sueña, por qué no, con hacerlo también pronto en el europeo. En el Paladozza, con capacidad para 5.200 espectadores, acostumbran ya a colgar el cartel de 'No hay billetes' y eso obligará a jugar algunos partidos durante el curso en el nuevo Padiglione 30, mucho más amplio y adaptado a los tiempos modernos. Por ejemplo, si nada se tuerce allí se disputará el día de navidad el gran derbi de Bolonia ante la Fortitudo, el eterno rival recién regresado también a la máxima categoría italiana.

Bolonia renace de sus cenizas y sueña con estar pronto en la Euroliga. La 'Vu Nere' vuelve a sonar con fuerza en el Viejo Continente, para gozo de los clásicos.

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