Mientras el baloncesto sigue completamente paralizado en España y en prácticamente todo el mundo a consecuencia de la pandemia de coronavirus, sus protagonistas buscan la forma de pasar estas semanas de la mejor manera posible. Las redes sociales se han llenado de imágenes de jugadores entrenando en casa o entrenadores dando charlas virtuales, pero hay otros protagonistas del juego afectados por la situación y con seguramente menos visibilidad mediática.
Es el caso de Esperanza Mendoza, árbitro de la Liga Endesa e internacional en competiciones FIBA, que acaba comenzar a trabajar en una residencia de ancianos de una localidad del extrarradio de la ciudad charra en la que conviven casi un centenar de mayores. La cacereña, afincada en Salamanca, es educadora social y auxiliar de enfermería, y ha visto la oportunidad de volver a trabajar en la que ella misma califica como su "vocación" aprovechando el parón de momento sin fecha de retorno en la máxima competición española.
Cuarentena, Día 5 de Abril. ¿Quién me iba a decir a mi hace un mes, cuando volvía de Turquía de arbitrar mi último partido, que volvería a trabajar de mi vocación? Y que feliz de aportar un pequeñísimo grano de arena en este desierto #QuedateEnCasa #undiamasundiamenos #COVID2019 pic.twitter.com/8me71HYFXF
— Espe Mendoza (@Espemendo) April 5, 2020
Mendoza pitó su último partido el 11 de marzo en Estambul, concretamente el Fenerbahce – Bourges correspondiente a los cuartos de final de la Euroliga femenina. Unos días antes, el 8 de marzo, también ejerció en el Real Madrid-Casademont Zaragoza de la última jornada celebrada hasta el momento en la Liga Endesa. Ahora, cuando más falta hace a nivel social, sale a relucir la otra cara de la joven colegiada extremeña, como recienteme ocurrió también con el veterano José Ramón García Ortiz, uno de los más longevos árbitros ACB, actualmente centrado completamente en su trabajo como agente de policía local en la localidad gaditana de San Fernando.